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 domingo, 07 de agosto de 2005  
Lecturas
Tras la ruta de Girondo

Matías Píccolo

La Editorial de la Universidad Nacional de Rosario publica el texto de la tesis doctoral -en Humanidades y Arte con mención literatura- de Roberto Retamoso, bajo la dirección del doctor Adolfo Prieto. El estudio se resuelve según la perspectiva diacrónica y en ella realiza la ubicación y el seguimiento de la ruta poética de un escritor nacional: Oliverio Girondo (1891-1967).

El libro está compuesto por unos ocho capítulos que dan el paso a paso para obtener al final el mosaico de la panorámica que se tiende sobre la producción del poeta. Así, en cada apartado se analiza y explica, cronológicamente, uno a uno los siete títulos que Girondo editó en vida y también se le dedica un capítulo a las participaciones que el poeta tuvo en la revista "Martín Fierro" (1924-1927).

La estrategia de abordaje que utiliza Retamoso para ocuparse de la obra de este escritor garantiza un inamovible y necesario reporte descriptivo para lograr una imagen, sino completa, al menos suficiente y relevante de la poética estudiada. Desde allí, en clara dilación, se despliega la observancia de la tesis sobre el camino que hizo Girondo a través de unas cinco décadas (de 1922 a 1963) de literatura nacional.

Mantener ese corpus en su histórica presentación y describir sus movimientos se hace funcional para dar con la inscripción de un devenir. Tal acontecer se torna concreto, datable, evidente: desde la hibridez de una vanguardia experimental y cosmopolita a la madurez clasicista del discurso nacionalista como la polarización más significativa que hace la poesía de Girondo.

A su vez, la tesis construye todas las posibles filiaciones que la producción de este poeta pueda jugar en la convivencia con los programas de otros escritores, situación esta que muestra el objetivo explicativo, el atributo integrador e historiográfico que entrega el trabajo de Roberto Retamoso.

El recorrido diacrónico del investigador arroja esta lectura: "Desde esta perspectiva, puede sostenerse sin dudas que su escritura carece del atributo de la unidad, ya que se exhibe como una textualidad heterogénea y en constante proceso de desplazamiento respecto de los patrones poéticos previamente adoptados". Así se declara en la nota preliminar del libro y de este modo se repara el hecho de que el lector no tenga a mano las "conclusiones" que la tesis, en la instancia académica de su defensa, llevaba.

Será interesante proponer alguna inferencia, o derivación, como consecuencia de la lectura de "Oliverio Girondo: el devenir de su poesía". Si bien la entrada al estudio literario se hace a través de la puerta de un autor, consumando preferencias, recortes, y políticas canónicas -a su vez delata el carácter tranquilizador que otorga la mensura de lo individual-, la tesis demuestra que los rigores culturales y geopolíticos de la historia material siempre se imponen por sobre la conciencia individual. Es cierto que quizá lo que pueda perdurar en el "genio individual" de un escritor como Girondo, es "su cosa", que no es de ningún modo el producto de su elección, como dice Barthes, el estilo: "Un lenguaje autárquico que se hunde en la mitología personal y secreta del autor". Eso que está allí, en una organicidad fatalmente biológica; precisamente eso sería lo que se mantiene, lo que se renueva y cambia, en el devenir de la poesía de Girondo, es su escritura. Una función, la relación entre la creación y la sociedad, un acto de solidaridad histórica, para seguir con Barthes.

Se hace notable para quienes no tengan de Girondo otra perspectiva que la de "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía" (1922) o "Espantapájaros" (1932), cómo su escritura fue reposicionándose en concordancia con los avatares políticos de los tiempos nacionales para confeccionar, por ejemplo, los libros "Persuasión de los días" (1942) y "Campo Nuestro" (1946). Ambos títulos son la cabal muestra de una decisión del poeta que "supone un abandono de las formas y sentidos que habían caracterizado sus libros anteriores, para adoptar sentidos y formas mucho más tradicionales, que representan antes que una ruptura, una continuidad de la tradición poética", así lo describe Retamoso. Allí se está iluminando una zona silenciada, o cegada, por los estetas que operaron esa higiene que dejó como cumbre la obra vanguardista del poeta.

El libro del doctor Retamoso puede en el inicio despertar una antipatía por el hecho de presentarse como una faena personal, sin sobresaltos, pero se acredita en el transcurrir de la lectura, en la composición final, en el sinceramiento clarificador que aporta un adecuado estudio literario. No hay aquí la aspiración -por ser libro de tesis- de "vender" virajes, o construir la espectacularidad de algún discurso quebrantante, todo eso, para el mercado; aquí la plaza es la académica en donde los requisitos son la concisión, la claridad y la solidaridad funcional del conocimiento, para sumar, integrar y compartir los bienes culturales que produce la literatura.
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El autor. Retamoso bucea en Girondo.

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