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 domingo, 07 de agosto de 2005  
A 60 años del bombardeo a Hiroshima y Nagasaki

Simón Arelovich (*)

En 1945 la prensa publicaba en cuerpo catástrofe "Atacan al Japón con bombas atómicas, el arma secreta más terrible de la historia". Aludía a Hiroshima, que tenía 432 mil habitantes, y a Nagasaki, ciudad puerto del Japón que tenía 344 mil habitantes. Uranio fue el material principal de la primera bomba y plutonio el que se utilizó para la segunda.

El anuncio lo hizo el entonces presidente norteamericano Harry S. Truman, desde el crucero Augusta. Decía el mensaje difundido desde la Casa Blanca respecto de la bomba que a las 8.15 del 6 de agosto lanzaran sobre Hiroshima: "...Un avión norteamericano ha lanzado una bomba en la importante base militar japonesa en Hiroshima. Esa bomba tiene más poder destructivo que 20 mil toneladas de TNT; tiene un poder de voladura 2 mil veces superior al de la bomba británica Grand Slam, la mayor utilizada hasta ahora en la historia".

Enola Gay, el B 29, así bautizado que arrojó la bomba Little Boy fue sobre Hiroshima, y sobre Nagasaki, Fat Man. "Mi Dios", expresaría después el copiloto Lewis que, junto a los demás tripulantes, desconocían exactamente su misión. Unos se suicidaron, otros contrajeron graves enfermedades.

Dijo entonces el secretario de Aviación de EEUU, H. Finletter, "...el empleo de bombas atómicas perseguía el objetivo de poner knock out al Japón antes de que Rusia entrara en la guerra del Pacífico...". En tanto, el 8 de mayo de 1945 Alemania había capitulado en Berlín.

Según el profesor inglés Blackett, los bombardeos atómicos no fueron los últimos actos de posguerra de los EEUU, sino el primer acto de la guerra fría contra la entonces URSS. El experto militar norteamericano Hanson W. Baldwin diría: "...El uso de la bomba nos costó caro: estamos ahora señalados con la marca de las bestias". El almirante Leahy dijo: "...el empleo de las armas atómicas nos hizo descender al nivel ético de los bárbaros de la Edad Media...". Y poco más tarde en nuestro propio país un entonces presidente del Círculo de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas, brigadier mayor Federico Alzogaray, consideraba que "los derechos humanos teóricamente violados en Hiroshima y Nagasaki salvaron los derechos humanos de Occidente".

A 60 años de aquellas tragedias atómicas se vuelve atrás la historia cuando EEUU invade Irak reconociendo que Bush utilizó información falsa para justificar la invasión militar de Irak. A la vez la Casa Blanca admite que las acusaciones sobre el programa nuclear del régimen de Bagdad fueron erróneas, y con ello se extendió una suerte de carta de defunción a la ONU.

La paz, la defensa del derecho a la vida, en contra de la militarización bélica debe ser preocupación principal de todos los pueblos del mundo.

(*) Simón Arelovich es cofundador de la ONG Llamamiento de los 100 para Seguir Viviendo. El martes la entidad realizará un acto, a las 19, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia.
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