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 domingo, 10 de julio de 2005  
El presidente encabezó los actos por el Día de la Independencia en Tucumán
Kirchner: "Argentina todavía está en el infierno, pero seguirá creciendo"
Una multitud escuchó su discurso. "Seguiré luchando con todo", aseveró. Fuerte operativo de seguridad

El presidente Néstor Kirchner sostuvo ayer, al cumplirse 189 años de la declaración de la independencia, que el país "todavía está en el infierno", aunque auguró que "seguirá creciendo", por lo que convocó a los ciudadanos a sentirse "fanáticamente argentinos".

Kirchner se comprometió "a seguir trabajando y luchando con todo" frente a las más de 25.000 personas que asistieron al acto central por el Día de la Independencia, en el estadio del club San Martín de Tucumán.

Si bien ni el presidente ni los ministros que lo acompañaron opinaron sobre la interna política que divide al PJ bonaerense, Kirchner le dio un nuevo respaldo a la candidatura a senadora de su esposa.

Al respecto, recordó "lo que dijo Cristina hace algunas horas (durante el acto de lanzamiento del jueves pasado), que no todo pasa por ser fanático de algo, de un partido o de otro". Luego enfatizó: "Desde acá, en el Día de la Independencia, les quiero decir que nos sintamos, por favor, fanáticamente argentinos".

Al repasar sus anteriores visitas a Tucumán, cuando jaqueada por la crisis de 2001 tuvo altos índices de pobreza y niños muertos por desnutrición, Kirchner admitió sentir "una profunda alegría" de estar de regreso y poder decirles a los ciudadanos que "no les mintió", ya que ahora, con la entrega de millones de pesos para obras, volvió "cumpliendo" su palabra.

No obstante, también reconoció que, "en el duro camino que tenemos que llevar adelante para sacar a la Argentina del infierno, mejoramos, pero todavía estamos en el infierno".

"Espero que cuando termine mi mandato pueda decirles a los argentinos que estamos a las puertas del purgatorio", añadió. Y aseguró que el país "puede, seguirá creciendo y recuperándose, y la justicia y la dignidad volverán a reinar".

La crítica situación nacional no sólo estuvo presente en el discurso de Kirchner en la cancha. También el arzobispo Héctor Villalba señaló que la Argentina está "herida" por la pobreza, la desocupación, la "pérdida de confianza en la Justicia y la falta de credibilidad de la política", durante la homilía pronunciada en la catedral de la capital tucumana.

El presidente estuvo algo más de tres horas en Tucumán, en el marco del festejo oficial que, desde 1991, y según un decreto del entonces presidente Carlos Menem, se realiza todos los 9 de julio en esa provincia.

Durante su tercera visita, pudo saludar a los tucumanos, recibir cartas, flores y hasta un gorrito piquetero, merced al amplio operativo de seguridad implementado para evitar desmanes como los que soportó el año pasado, cuando se enfrentaron dos sectores de manifestantes.

El jefe del Estado llegó acompañado por los ministros Aníbal Fernández (Interior), José Pampuro (Defensa), Julio De Vido (Infraestructura) y Ginés González García (Salud), además del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

También se encontró con su vice, Daniel Scioli, quien por cuestiones protocolares había llegado más temprano en un avión privado. Al partir, Kirchner se llevó decenas de cartas, un poncho, una moneda de plata, empanadas y tamales congelados como recuerdo.
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Kirchner saludó al arzobispo de Tucumán, Héctor Villalba.


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