Día de la bandera
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 lunes, 20 de junio de 2005  
No fue casual que creara la bandera nacional en esta ciudad
La lealtad de los rosarinos con Belgrano

Miguel Angel de Marco (h) *

El 20 de Junio es la conmemoración patria más relevante de Rosario por fundadas razones históricas. Ella reúne dos efemérides de profunda connotación nacional: el día de la creación de la bandera (1812) y la muerte de Manuel Belgrano (1820); al mismo tiempo que evoca aspectos constitutivos de la identidad rosarina, habitualmente dejados de lado a la hora de abordar el tema.

  La capilla del Rosario, tal como se conocía a principios del siglo XIX al principal poblado del Pago de los Arroyos, se convirtió a partir de la Revolución de Mayo en paso obligado de las tropas de los primeros gobiernos patrios porteños en su empeño de expandir su influencia a las provincias. La región se transformó también en una atractiva fuente de aprovisionamiento para el gobierno realista de Montevideo, que a partir del triunfo obtenido en el combate naval de San Nicolás, en marzo de 1811, pasó a detentar el control absoluto del río Paraná. Por lo tanto, el desembarco en Rosario era inminente, y si éste no se concretó fue por el coraje de los vecinos en armas.

  Hipólito Vieytes, desde Rosario, aseguró al gobierno de Buenos Aires que el vecindario —compuesto por apenas unos 500 habitantes— estaba decidido a apoyar a construcción de una batería artillada que impidiera el paso del enemigo y “dispuesto a derramar hasta la última gota de sangre en defensa del gobierno patrio”.

  Manuel Belgrano, a sus 42 años de edad, era uno de los revolucionarios mejores formados para el diseño y ejecución de políticas de Estado. Había consagrado su vida a la causa de Mayo y al desarrollo del país. Devenido por circunstancias apremiantes en coronel, descollaba por su sensibilidad y no ponía barreras en el trato con la gente. Eso le permitió forjar estrechos lazos con los rosarinos que tanta lealtad le habían demostrado dos años antes, en 1810, en su paso al Paraguay. No fue casual entonces que con ellos compartiera la creación de la bandera.

  Belgrano y el Regimiento Patricios que comandaba fueron destinados a Rosario. Según el parte de marcha, antes de llegar a la aldea, el 7 de febrero de 1812, mandó a formar a la tropa —que se encontraba extenuada— para entrar con la mayor dignidad y en señal de respeto. El coronel Angel Monasterio, que ya había iniciado la construcción de las baterías, salió a su encuentro junto al alcalde y los vecinos, quienes se pusieron a su disposición.

  A los tres días de su arribo elevó al superior gobierno la siguiente petición: “Parece que es llegado el caso de que V.E. (vuestra excelencia) se sirva declarar la escarapela nacional que debemos usar para que no se equivoque con la de nuestros enemigos”.

  El gobierno concedió la solicitud de Belgrano determinando por decreto de 18 de febrero que “se reconozca y use la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de dos colores blanco y azul celeste y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían”.

  La rápida resolución del Triunvirato no pudo menos que inflamar su espíritu independentista y aprovechó la ocasión que le brindaba la inauguración de la batería de la isla fronteriza —a la que precisamente bautizó Independencia— para enarbolar en la costa rosarina, al pie de la batería Libertad, la primera bandera argentina.

  Era el día 27 de febrero de 1812 y Belgrano comunicó la creación de la bandera al gobierno Superior de las Provincias del Río de la Plata en estos términos: “En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la batería Independencia y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He dispuesto para entusiasmar a las tropas y estos habitantes que se formen, y les hablé en los términos de la copia que acompaño. Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de V.E.”.

  El texto de la proclama que adjuntaba decía: “Soldados de la Patria: en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro gobierno. Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sud será el templo de la independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo: ¡Viva la Patria!”.

  La bandera no se izó en la isla, como repiten erróneamente algunas publicaciones escolares; y si bien ésta se bendijo, no se juró.

  No se encuentra documentada la cantidad y disposición de las franjas de la bandera, ni los motivos que impulsaron a Belgrano a seleccionar los colores celeste y blanco. La hipótesis con mayor asidero es la que señala que se inspiró en los utilizados por la Sociedad Patriótica en sus cintillos, tomados del escudo de armas de la ciudad de Buenos Aires, de donde partió la Revolución, que a su vez representaba a la casa Borbón de España y al Espíritu Santo.

  No existió formalmente apoyo oficial a la creación de la bandera. Belgrano sufrió una severa reprimenda, se le exigió una retractación y que la ocultara, usando en cambio la española roja y gualda que flameaba en el fuerte de Buenos Aires.

  Las baterías cumplieron su cometido en forma parcial porque si bien demostraron una efectiva capacidad de fuego, al punto de detener el paso de la flotilla realista por el curso central del Paraná, esta pudo, gracias a una inusual crecida del riacho Los Marinos, remontar el río por detrás de la isla, escapando del alcance de las baterías.

  Destacados historiadores de Rosario y una serie de informes efectuados en distintas épocas coincidieron en señalar que la bandera nacional se enarboló en la batería Libertad, situada en la denominada “barranca de las ceibas”, ubicada entre Juan Manuel de Rosas, avenida Belgrado, Córdoba y Santa Fe, donde hoy se encuentra emplazado el Monumento Nacional a la Bandera, o sea en el punto más saliente de la costa, que debió elegirse por su proximidad a las aguas hondas.

  En la primera mitad del siglo XX un sector de la dirigencia rosarina participó de un movimiento destinado a lograr que la conmemoración oficial del Día de la Bandera (creada por Belgrano el 27 de febrero de 1812) coincidiera con el 20 de junio, con el objetivo prioritario de “que las escuelas tomaran parte —por hallarse en período lectivo— de las festividades que se organicen”.

  En 1938, el Congreso de la Nación dictó la ley Nº 12.361, que dio sanción legal a esta iniciativa y declaró al 20 de Junio feriado nacional. La fecha que hoy se conmemora es esencial a la identidad de la ciudad de Rosario, abanderada de los principios de Mayo, la organización nacional de 1852 y la Constitución federal de 1853. Así lo atestigua su escudo, la nomenclatura, su gente y su activa producción cultural, humanista y solidaria.

(*) Investigador del Conicet y director de la revista “Rosario, su historia”


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Un vitral de la iglesia catedral de Rosario.

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