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 domingo, 19 de junio de 2005  
[Lecturas]
La poesía como mecánica de reflexión sobre el mundo

Irina Garbatzky

Ni el correo, ni adelgazar, ni fumar, ni mirar televisión son temas de poesía, dice Fogwill. Tampoco lo inalcanzable ni los dioses. "Pero la poesía no es un motivo/ ni es emotiva. Triste/ es reconocerlo". ¿Cuál es entonces la materia del poema? Los poemas que reúne Rodolfo Enrique Fogwill (1941) en "últimos movimientos" ensayan una respuesta a una pregunta tan antigua como irónica: la poesía que se ubica como mecánica de reflexión sobre el mundo.

El libro está compuesto de dos partes: la primera, un sugerente y cómico poema-preludio "Llamado por los malos poetas" y la segunda, el poemario "últimos movimientos del Sr. Fogwill". "La voz es la materia del poema" responde Fogwill a la pregunta. La voz y acaso también los elementos intercambiables que hacen de la lengua materia presta a ser moldeada en la multiplicidad; elementos que no son otros que aquellos que constituyen a la gramática y la sintaxis. Los signos suspensivos. Las comas. Las comparaciones. Los gerundios. La poética de "últimos movimientos" tematiza la matemática combinatoria de la lengua, su capacidad de hacer traslucir lo que ha sido y lo que está pasando: "Elude los gerundios// Y sin embargo esta mañana/ vio el sol brillar /- el sol brillaba-/ y eso era el sol brillando".

La pregunta por la materia de la poesía recorre poemas en donde los espacios, los verbos y los adjetivos son puestos en primer plano. Esto es importante, en tanto la poesía, dice el autor, es la tarea de hacer lo inmaterial "desde los ruidos/ limpiándolos, borrándolos/ recombinando".

Los movimientos de la poesía son entonces los movimientos de transformación de la materia verbal. Y en su danza, esas expresiones mínimas del lenguaje hacen evidente la realidad exterior: las palabras son los términos para observar el mundo y todas las cosas.

"La misión del poeta no es encontrar nuevas emociones, sino usar las ordinarias", decía T.S. Eliot pensando en los poetas metafísicos. Tal vez por eso Fogwill no habla sólo de la poesía, sino además de la guerra, de los viejos poetas, de los malos poetas, de las viejas lesbianas, de los muertos y de los bronces que de Huidobro a estos tiempos devinieron chatarra.

"Stuffedmen / Hollow souls" llama Fogwill -haciéndose eco de aquellos "hombres huecos" de Eliot- a los hombres que antes "sentaron a la belleza" y hoy "llevan la fealdad sobre sus hombros".

Otro referente mencionado en el libro es, para seguir la línea anglosajona, un traductor de las letras inglesas: Alberto Girri, poeta argentino que sabía que la poesía era más un modo de organizar la realidad que de representarla."Cuando aprendió inglés/ el señor Girrione se quitó el one", dice el autor, recordándolo.

Fogwill escribió este libro de poesía entre los años 2000 y 2002. Sus últimos libros de poemas fueron "Lo dado", "Runa" y "Canción de paz". Ha publicado además, libros de relatos como "Muchacha Punk", "Pájaros de la cabeza" y "Los pichiciegos", entre otros.

"Cálculo de efectos, temas, sílabas,/ tendencias y modos de enunciación": la poesía como forma de conocimiento pide que lo escrito se corresponda con el mundo en una sola entidad. Allí reside el fracaso del poeta y como en todo trabajo humano, su insistencia.
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El momento. Fogwill escribió "Ultimos movimientos" entre los años 2000 y 2002.

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