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 domingo, 12 de junio de 2005  
Lecturas. La leyenda ricotera
La historia de un mito que crece junto al misterio

Pedro Squillaci / La Capital
"No quiero que nadie se dé cuenta de nada". La frase pertenece al Indio Solari, una suerte de emblema en el rock nacional que lideró una de las bandas más importantes de los últimas tres décadas. Esa frase es una pintura de una de las personalidades más enigmáticas e intelectuales que tuvo el movimiento rockero. Y es el espíritu de "Indio Solari/El hombre ilustrado", el libro de Gloria Guerrero que muestra con luces y sombras a un burgués, un ídolo de masas y un tipo que salía disfrazado a la calle para que no lo reconocieran. Simplemente, el Indio.

Gloria Guerrero es una de las periodistas que más crédito tiene para hablar de un género al que ama. Es la primera periodista de rock que tuvo la Argentina, trabajó en "Expreso Imaginario" allá por los 70, en "Humor" en los 80, y durante siete años fue secretaria de redacción de "Rolling Stones" edición Argentina, la mejor revista del palo. A propósito, "La historia del palo", su primer libro, reflejó como pocos el rock argento del 81 al 94.

Este segundo trabajo tiene la particularidad de esos libros en los que se respira la intimidad y la proximidad de alguien que no toca de oído. Guerrero puede hablar con conocimiento de causa porque estuvo en la génesis del mito ricotero. Vivió el momento en el que Los Redondos eran una tribu de surrealistas, que querían provocar, mover el avispero, necesitaban enrolarse en esa contracultura setentista para justificar su existencia. Eran el cambio o nada. Y, de alguna manera, fueron el cambio.

El que espere encontrar un reportaje a Carlos Alberto Solari se sentirá desilusionado. Pero encontrará, en realidad, mucho más que eso. No sólo habla este personaje, en sus diferentes etapas, sino que están las voces de su entorno. Sus amigos, sus no tan amigos, los que lo admiran, los que lo entienden, los que no lo entenderán nunca. "Yo no puedo seguirle el tranco al Indio, cuando uno le hace una pregunta, él tiene seis posibles respuestas", dijo el Rafa, quien integra el lote de la veintena de interlocutores que aportan sus reflexiones en este material.

Pero en "Indio Solari/El hombre ilustrado" no aparece solamente el karma de este personaje impar. También se espeja la pasión de los que se sienten identificados con el ser ricotero. Gloria Guerrero bajó en un capítulo completo, quizá de una manera un tanto agotadora para el lector, mensajes de fans de Patricio Rey en distintos sitios de Internet. En todos y en cada uno, está esa incondicionalidad a una propuesta que explotó como un movimiento rockero pero surgió como una suerte de legión poética y delirante.

Aquí se muestra al Indio desde que era Carlos Alberto Solari, con barba y pelo corto, cuando se disfrazaba (incluso hay fotos que confirman la especie) y hasta con guardapolvos cuando estaba en 6º grado de la Escuela 33 de La Plata, la misma ciudad que alumbró La Cofradía de la Flor Solar, el grupo que disparó el estigma ricotero. Aunque, como no podía ser de otra manera, el Indio opine lo contrario.

Sin ser un grupo embanderado en alguna ideología política, los Redondos mostraron su impronta con huellas de los distintos momentos sociales de un país fragmentado. Y Solari fue el ideólogo de esa poesía críptica en la dictadura, en la florecida democracia y también como reflejo de las debilidades del sistema.

El Indio del último capítulo es el músico que vive con todos los lujos, lejos del mundanal ruido y embarcado en su carrera solista. El que afirma que una canción no cambia el mundo pero sirve para que él cambie su mirada sobre el mundo. El que bromea que "la vida sin aire acondicionado no vale la pena". El que es coherente y ambiguo a la vez. Y el que insiste con que "nadie se dé cuenta de nada", como para mantener la incógnita y agigantar el mito.
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El hombre clave. Solari fue el ideólogo de la poesía de los Redonditos de Ricota.

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