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 domingo, 12 de junio de 2005  
Desvalijan a los pasajeros de un colectivo tras amenazar al chofer
Fue en un 142, en Villa G. Gálvez. A una de las víctimas la dejaron en calzoncillos

Faltaba poco para que Miguel Barbi terminara su jornada laboral como chofer de la línea 142 roja. Cuando transitaba los últimos kilómetros por Villa Gobernador Gálvez, y a dos cuadras de la seccional 25ª, cuatro asaltantes -entre ellos una chica embarazada- le hicieron pasar junto a media docena de pasajeros un momento que difícilmente olvide. A punta de pistola y cuchillo, desvalijaron a cada una de las víctimas e incluso dejaron a un muchacho en calzoncillos.

La policía logró luego capturar a la pareja con parte de lo robado en su poder, pero el resto de la gavilla escapó. Además del trago amargo de ser amenazado con un arma, el chofer estaba abatido por el tiempo que debió pasar en la comisaría a la hora de declarar como víctima. Según sus propios dichos, estuvo 6 horas en la dependencia hasta cumplir con los trámites de rigor.

El atraco ocurrió a las 23.50 del viernes en Pueblo Nuevo. En diálogo con La Capital, Barbi recordó con exactitud el horario porque era la última vuelta de su turno. Esa noche estaba a cargo del interno 296, que tiene como una de sus puntas de líneas el cementerio de Villa Gobernador Gálvez y hacia allí se dirigía cuando se desencadenó el asalto.

Barbi señaló que los ladrones fueron una parejita que subió en la plaza Montenegro de Rosario, en San Luis y San Martín, pero que tenía a sus cómplices arriba de la unidad. El chofer no les prestó atención al principio. "El viaje fue normal hasta Gálvez. Yo sentía que venían hablando con otras personas, pero no les di bolilla. Hasta que llegamos a Santiago del Estero y 1º de Mayo. Ahí se acercó el tipo, muy bien vestido, y me puso un 32 en las costillas", rememoró.

Así quedó claro que la parejita que había ascendido en el microcentro rosarino actuó con dos cómplices que ya estaban arriba del ómnibus. "Ellos subieron en la plaza Montenegro, estaban solos y se pusieron a hablar con alguien más". Mientras sus otros tres secuaces comenzaban a desplumar a la media docena de pasajeros, el hombre armado le ordenó a Barbi que saliera del recorrido y siguiera por calle Santiago del Estero en dirección a la ribera del río Paraná. "Anduvimos unas cuadras hasta San Juan, que sería la última calle. Ahí se ve que conocían la zona, se bajaron y se esfumaron. Yo tuve suerte porque me sacaron nada más que 5 pesos. Pero el resto de los pasajeros la pasó mal", agregó.

Según su testimonio, los malandras se apoderaron de relojes, billeteras, camperas, pulóveres, zapatillas y pantalones. "A un muchacho lo dejaron en calzoncillos", comentó. Una vez que la banda se retiró, el chofer pidió ayuda a un remisero que pasaba por el lugar. Enseguida llegaron móviles del Comando Radioeléctrico que montaron un operativo en la zona y lograron el arresto de José Maximiliano Verón, de 23 años, y una chica de 17 años, quienes poseían un bolso con prendas reconocidas por las víctimas.
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