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 domingo, 12 de junio de 2005  
Proyectos. Industrias de primera línea analizan la viabilidad de generar mecanismos de desarrollo limpio para entrar en el mercado de los bonos de carbono
El negocio de cuidar el medio ambiente prende en la región
Reducir emisiones de gases contaminantes empieza a mirarse como una inversión en el mediano plazo

Sandra Cicaré / La Capital

Dejar de contaminar el ambiente puede ser un buen negocio para las empresas y las industrias de la región están dispuestas a aprovecharlo. Así, en el Gran Rosario, compañías de distintos rubros están analizando la generación de Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) que -tras un complejo proceso de revisión nacional e internacional- permitan generar a futuro los denominados créditos de carbono, un instrumento que promete pegar fuerte en los mercados financieros internacionales.

Aunque quizás un poco reduccionista, el negocio de bajar las emisiones de gases contaminantes al medio ambiente es el basamento del Protocolo de Kyoto firmado a principios de este año por los países del mundo desarrollado -excepto Estados Unidos y Australia- cuyos niveles de emisión están por encima de los permitidos por los acuerdos internacionales. Este grupo de naciones se comprometieron a reducir esas emisiones en un 5% respecto de lo medido en el año 1990.

El protocolo de Kyoto -que surgió como resultado de varios foros internacionales, fundamentalmente la Cumbre de Cambio Climático- intenta mitigar algo que ya es inevitable: el impacto de los gases contaminantes en la atmósfera y la modificación de patrones climáticos, como el nivel de lluvias o el aumento de la temperatura media.

Está científicamente comprobado que aunque las emisiones se reduzcan a cero, los efectos son insalvables. Por eso la cuestión pasa por dos acciones concretas mitigar la contaminación y adaptarse a los fenómenos que ésto provocó.


Gas por plata
El primer camino es el que comenzaron a transitar las empresas que ven en esto una oportunidad de ingresos adicionales. "Aunque ahora se conoce la posibilidad de que las empresas pueden recibir beneficios adicionales como los créditos de carbono por cuidar el medio ambiente, en realidad, el sólo hecho de consumir eficientemente la energía también le permite ahorrar dinero", explicó el presidente de la Federación de Industrias de Santa Fe (Fisfe), Carlos Garrera.

Hasta el momento ningún proyecto pasó en el mundo los requisitos necesarios para obtener un crédito de carbono, con lo cual el bono como tal no existe. De todos modos, el mercado está cada vez más activo porque se comercializan los permisos, que son un paso previo, y que le permiten a muchas compañías arrancar con proyectos MDL por la venta anticipada de los resultados de esta iniciativa.

El esfuerzo no es para nada desdeñable ya que la cotización de estos permisos en el mercado internacional alcanzan los 20 dólares por unidad, que se mide en tonelada de dióxido de carbono, según explicaron agentes ligados a la actividad.

Y como todo negocio, es cuestión de oportunidad. Argentina, y particularmente la región, pueden aprovechar la coyuntura ya que se trata de un país que está por debajo del límite de emisiones permitidas y puede convertirse en un buen proveedor de bonos de carbono a los países que firmaron Kyoto y superan los estándares prefijados como Japón, Canadá, España o Portugal.

Las empresas de la región, fundamentalmente industrias de gran escala, comenzaron a mirar el tema con interés, al punto tal que fueron las que se acercaron a la convocatoria realizada por Fisfe hace unos días para conocer los requisitos que se deben cumplir para conformar un proyecto MDL, obtener permisos y luego créditos de carbono para luego comercializarlos en el mercado internacional.

Formaron parte de la grilla compañías de la talla de Petrobras, Celulosa Argentina, Agricultores Federados Argentinos (AFA), Aguas Provinciales de Santa Fe, Dairy Partners Manufacturing Nestlé (la planta de Firmat), PB Leiner (fabricantes de gelatinas del parque de Sauce Viejo), Industria Juan F. Seco. También compañías asentadas en el Gran Rosario como Petroquímica Bermúdez (Ex Electroclor), Unilever, Paraná Metal, Frigorífico Paladini, Swift, La Segunda ART, Sipar, Monroe Fric Rot y Carrefour, además de entidades como el Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario, que representan a industrias de los polos empresarios del oeste y sur provincial.


El portfolio ambiental
Los interesados en desarrollar iniciativas MDL pueden reducir emisiones de gases, capturar dióxido de carbono o elaborar proyectos mixtos. Por ejemplo, sustituir un combustible fósil por una energía renovable o reducir la emisión de metano en efluentes industriales son ejemplos del primer caso, mientras que el segundo -captura- está más vinculado a la forestación o iniciativas del tipo de inyección de dióxido de carbono de la industria en el fondo del océano o en pozos de petróleo, sobre lo que actualmente está trabajando en la Argentina Repsol YPF.

Además del beneficio económico que pueden obtener las empresas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, los réditos también pasan por otros aspectos adicionales como "la generación de nuevas fuentes de inversión, transferencia tecnológica, el aporte de la imagen corporativa y el acceso a nuevos mercados", explicó Nazareno Castillo, coordinador de la Oficina Argentina de Mecanismo de Desarrollo Limpio (OAMDL).

Pero no se trata de soplar y hacer botellas. "No todos los proyectos que reduzcan o capturen producen bonos de carbono", explicó Castillo, ya que deben demostrar que "reducen efectivamente la emisión de dióxido de carbono, que tienen una línea base confiable (se puede medir cómo era anteriormente) y que tienen adicionalidad (que no es una práctica usual) y un monitoreo confiable".

Por otra parte, los beneficios también se pueden medir por el tipo de gases que emiten las empresas, íntimamente vinculados a las actividades que realizan. Por caso, una tonelada de dióxido de carbono representa un bono, en cambio la misma unidad de metano representa 21 bonos. Si se trata del HFC, gas que libera habitualmente la industria de la alimentación, equivale a 11.200 bonos.


Mercado nacional
El tema cobró urgencia últimamente porque los plazos establecidos en Kyoto vencen en 2012 y el trámite de aprobación y ejecución de proyectos MDL lleva un buen tiempo. Por otra parte, el gobierno está a punto de anunciar la creación del Fondo Nacional de Carbono, que actuará como nucleador de estas iniciativas y el ámbito donde se negociarán los permisos y luego los créditos.

En este caso, la pata financiera será el Nuevo Banco Bisel, que actuará como agente calificador de las empresas que planteen iniciativas MDL, especialmente en cuanto a su capacidad financiera y operativa.

En la región existe una fuerte raigambre industrial y de empresas agropecuarias, dos segmentos que son tradicionalmente emisores de gases contaminantes a la atmósfera. Mónica Casanovas, integrante de OAMDL, explicó que "el sector energético y la agricultura y ganadería son los sectores con mayores emisiones". La última especialmente por el metano, que se libera por la descomposición del estiércol y la eliminación ruminal.

Por eso, muchas compañías del rubro están en la mira de empresas certificadoras o fondos que están en el negocio de los créditos de carbono. Ese es el caso de frigorífico Paladini que fue contactado por la certificadora Agcert para encarar un proyecto MDL en la planta de cría de cerdos.

Esta firma está haciendo lo propio con otros establecimientos de este tipo en países limítrofes como Chile y Brasil.


El eje del negocio
Aun con este panorama, ¿es redituable encarar un proyecto de reducción de emisiones o captura de dióxido de carbono?

Desde la OAMDL, la prioridad debe estar puesta en la reducción de emisiones y no en la rentabilidad. Pero este concepto no convence a los bolsillos. De hecho, durante la reunión organizada por Fisfe, donde la entidad firmó un convenio de cooperación con la Secretaría de Medio Ambiente de Santa Fe (ver aparte), muchos hombres de negocios buscaban sondear directamente sobre los resultados económicos de iniciativas de este tipo. Muchos se fueron desilusionados al comprobar que no hay premios para los que hacen las cosas bien.

En los hechos, quien ya aplicó medidas para cuidar el medio ambiente no pueden entrar en proyectos de reducción o captura. La cláusula de adicionalidad es el principal escollo a esto, porque obliga a demostrar que la implementación de un proceso para reducir emisiones no era antes una práctica habitual.

"Muchos creen que esto significa un gasto, pero en realidad es una inversión porque los va a poner en valor y mucho más si tienen que ir a mercados externos o son proveedores de empresas que tienen presencia en el contexto internacional", aseguró el secretario de Medio Ambiente de la provincia, Marcelo Terenzio.

A la hora del análisis de costos "hay que mirar la tasa interna de retorno (TIR) y en qué medida una iniciativa MDL mejora un proyecto, independientemente de los créditos de carbono", dicen desde OADML.

En pocas palabras, medir hasta dónde proteger el medio ambiente es viable y si después llega la recompensa, mucho mejor. ¿Todos lo pensarán así?
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El protocolo de Kyoto intenta mitigar la emisión de los gases contaminantes de la atmósfera.

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