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 sábado, 04 de junio de 2005  
"Cavalleria rusticana" se presenta mañana en el teatro El Círculo
Darío Volonté: "La ópera aún se mantiene en su pureza genuina porque no la tocó la tecnología"
El tenor aseguró que hay ciertas actitudes del ambiente lírico que son "reaccionarias"

U. G. Mauro / La Capital

"En el mundo hay una mediocridad muy grande a nivel de creación musical y por eso este tipo de música perdura a pesar de tener cientos de años. Por eso a Mozart, a Beethoven, a Verdi y a Puccini no se los puede destruir con nada", aseguró el tenor Darío Volonté, quien junto con la soprano Vera Cirkovic y el barítono Ricardo Ortale estelarizan "Cavalleria rusticana", la obra de Pietro Mascagni que la Opera de Rosario pone en escena mañana, a las 17, y el martes y jueves próximos, a las 21, en el teatro El Círculo, Laprida y Mendoza.

Volonté alcanzó reconocimiento popular por haber grabado "Aurora" de Héctor Panizza, pero también por su condición de sobreviviente del hundimiento del crucero General Belgrano durante la Guerra de Malvinas. "A nivel artístico siempre hay una libertad de criterio dentro de lo que es el personaje que se debe representar", comentó el cantante lírico a Escenario, y añadió: "Hay que mezclarlo con la personalidad de uno y hacer el cóctel y sacar un -en este caso, Turiddu-, lo más sincero posible".

-Para quien no frecuenta la ópera, ¿quién es Turiddu y qué relata "Cavallería rusticana".

-Turiddu es un joven veinteañero preso de pasiones terrenas que le promete a Santuzza una cosa y después se enamora de Lola. Se trata de situaciones que a cualquiera le pueden pasar hoy, pero en el lugar y el tiempo en que transcurre la obra era diferente. En la Sicilia del pasado no era habitual que sucediera eso y por eso el final es un duelo muy particular que explica el título de la obra, que traducido significa "caballerosidad rústica".

-¿Qué pretende mostrar la obra?

-Esa cosa por la que toda acción, todo pecado, se pagaba en el momento y el que quería honra y vivir en paz debía portarse bien. Esa cosa visceral, tempestuosa, sanguínea y ancestral de sicilianos y calabreses de la que han salido la vendetta o un espíritu de cuerpo que puede terminar en la mafia, con esos códigos del honor, respeto y caballerosidad en los que no caben los grises. Las cosas cosas eran blancas o negras.

-¿Actuar y cantar en ópera es más difícil que hacerlo en otro tipo de obra musical?

-Para interpretar un personaje, primero lo tenés que querer; después, comprender y después meterte dentro suyo. Es difícil porque juegan varios mecanismos como acción, movimiento, entrar en el personaje y cantar sin descuidar la técnica vocal ni al maestro que dirige la orquesta, porque es un trabajo de conjunto. Quizás lo más importante sea lo mío, pero si yo fallo, fallan todos y si alguno falla, fallo yo también. Acá no existe el héroe individual. Se requiere gran concentración y por eso es tan placentero y tan bello.

-¿Hubo algún hecho determinante para que se dedicara a la lírica y no a otro tipo de música?

-No. Se dio así y porque tenía condiciones desde el inicio y porque siempre tuve una voz fácil, que con técnica se mejoró muchísimo. Lo que sí aprovechamos con mi agente aquí en la Argentina -porque el trabajo en el extranjero siempre es muy distinto al de aquí-, es aprovechar esa veta, que en el ballet aprovecharon gente como (Julio) Boca o (Maximiliano) Guerra, que es recorrer el país. También tenemos conciencia -los que estamos en esto de popularizar la lírica- que hay una gran cantidad de público cautivo esperando espectáculos de calidad.

-¿No hay calidad?

-En el mundo hay una mediocridad muy grande a nivel de creación musical y por eso este tipo de músicas perdura a pesar de tener cientos de años. Por eso a Mozart, a Beethoven, a Verdi y a Puccini no se los puede destruir con nada. Hay grandes creaciones populares, pero la lírica mantiene esa magia de no contar con micrófonos ni medios artificiales. A veces, comparo esto con el boxeo o las corridas de toros o el circo. Como ellos, la ópera aún se mantiene en su pureza genuina porque no la tocó la tecnología.

-¿Cómo se lleva con el ambiente de la llamada música culta?

-La música clásica y la ópera son géneros que nacieron populares. En este ambiente se me ha castigado duro por sostener esto y por tratar de volver a popularizar algo que no es de elite como algunos creen. Todas estas creaciones nacieron populares. Siempre digo que si uno quiere diferenciar a la orquesta de Raúl Garello de la de Pichuco o de la de Osvaldo Fresedo hay que ser un entendido en tango. Y para ser entendido, entonces, lo que hay que hacer es escuchar tango. No se necesita un gran estudio para ver una ópera, y menos ahora que se ofrecen subtituladas. De hecho, en muchos países la gente va a la ópera como quien va al cine, al teatro o a alquilar un video. Si es popular en varios países, es popular en todos lados.

-¿Un tenor que sale a cantar tangos u otros temas populares desciende de categoría?

-Cantar hay que cantar y no creo que se baje de categoría si se canta un tango. Evidentemente hay voces que se prestan más para una cosa que para otra, pero para mí no se desciende de categoría. Los elitistas de la ópera lo ven así: es como comer siempre caviar y un día empezar a comer milanesas, cuando la comida es comida. Eso es ser reaccionario a nivel musical.
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El tenor Darío Volonté protagoniza la ópera "Cavalleria rusticana".

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