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 domingo, 29 de mayo de 2005  
Cocina: deliciosamente simple

Una de las preparaciones culinarias en la que todos estamos de acuerdo en atribuirle carta de ciudadanía argentina es el revuelto Gramajo. Como muchas cosas en el país, su origen es algo confuso y las opciones van desde el humilde consejero de un hotel porteño que estando de turno en altas horas de la noche y con un apetito que no reconocía horarios ni permisos, buscando qué comer, encontró algunos pocos ingredientes (huevos, jamón y papas), con los cuales le hizo desarrollar su creatividad e improvisó tal simple y delicioso plato.

El otro origen del cual el historiador Félix Luna da cuenta, es atribuido al coronel Gramajo, compañía inseparable del presidente Julio A. Roca, y del cual se refiere así: "durante mi primera presidencia lo nombré edecán y lo siguió siendo toda la vida con nombramiento o sin nombramiento. Pasará a la historia por esto y por nuestra perdurable amistad, que lo convirtió durante décadas en mi alter ego, pero también por haber inventado el revuelto que lleva su nombre y que se ha transformado en un plato corriente en los restaurantes de Buenos Aires".

Ingredientes

2 cebollas medianas

2 papas medianas

1 taza de arvejas

100 gramos de jamón cocido

4 huevos

sal, pimienta, aceite

Preparación

Corte las cebollas bien finitas y rehóguelas en aceite. Pele las papas y córtelas en tiritas muy finas y fríalas en abundante aceite hasta que queden perfectamente doradas. Escurrir bien para que suelten todo el aceite y reserve. Corte también el jamón también en tiritas.

Bata los huevos ligeramente con sal y pimienta. Coloque en la sartén donde rehogó las cebollas, las papas fritas, las arvejas y el jamón, y caliente todo. Incorpore los huevos batidos y mezcle hasta lograr que los huevos coagulen. No los deje secar, deben quedar cremosos.

Si lo desea puede incorporarle todo lo que su fértil imaginación le indique, siempre respetando el sentido común (el menos común de los sentidos) y así podrá reemplazar el jamón cocido por jamón crudo (ojo en este caso con la sal), trocitos de pollo, algún queso interesante, pero no mi querida amiga, deje ese trozo de ananá tranquilo, ¿usted cree que le iría bien?
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