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 jueves, 26 de mayo de 2005  
Pionero polémico. "Kinsey, el científico del sexo" se estrena hoy en los cines de Rosario
La historia del hombre que trató de medir la sexualidad desde la ciencia
El filme con Liam Neeson recupera la historia del investigador que cambió las ideas sobre el sexo

Fernando Toloza / La Capital

El orgasmo como materia de discusión y preocupación pública le debe buena parte de su difusión a Alfred Kinsey. A diferencia de los estudios de Sigmund Freud en un gabinete reservado, Kinsey trató de abordar el tema de la sexualidad como un estudio de campo, con encuestas, pruebas, fotografías y filmes cuyas enseñanzas quiso volcar en libros como "El comportamiento sexual del macho humano", que a pesar de haber sido publicado por una editorial académica se transformó en un libro de cabecera para un público amplio y convirtió a Kinsey en una celebridad. Aunque el idilio con la fama duró poco. "Kinsey", el filme de Bill Condon que se estrena hoy en Rosario, muestra la historia compleja del investigador que comenzó estudiando insectos para saltar a uno de los temas más secretos y rodeado de prejuicios: la sexualidad humana.

Protagonizada por Liam Neeson, la película dirigida por Bill Condon se promociona como una visión objetiva de Alfred Kinsey. Se centra especialmente en los años de las encuestas sobre la sexualidad que hicieron famoso a Kinsey (a partir de 1938), aunque también hay miradas al pasado que revelan la historia de Kinsey. Por ejemplo, la relación con su padre, un ingeniero con alma de predicador que veía en los avances tecnológicos una fuente de pecado, un elemento propicio para que los "bajos instintos" hicieran su aparición.

Lidiando con la tiranía paterna, el joven Kinsey se revela y en vez de estudiar ingeniería se inclina por la biología. Una muestra de su tesón -y de lo que sería en parte el método posterior para sus investigaciones sobre sexualidad- fue su trabajo sobre un tipo de avispa. Coleccionó un millón de "avispas con agallas" y descubrió que, más allá de su pertenencia a un tipo, cada una tenía un comportamiento individual, cada una era diferente de la otra.

El director Bill Condon, conocido por su película "Dioses y monstruos" y por haber guionado el filme "Chicago", cree que la idea básica de Kinsey no fue del todo captada y que el estudio de las avispas puede dar una clave. "Detrás de todos los descubrimientos y controversia, hay una idea básica que no estoy seguro si la gente captó muy bien en aquel tiempo. Después de haber pasado veinte años coleccionando más de un millón de especímenes de avispa de la especie Cryphonectria Parasitica, Kinsey descubrió que ninguna de estas pequeñas criaturas era del todo idéntica a otra. Tomó el concepto biológico de la variación individual y la aplicó a la sexualidad humana. Kinsey fue el primero en declarar que la personalidad sexual de cada persona es única, y que por lo tanto, el término «normal» no es relevante tratándose de la sexualidad humana", explicó el director en las notas de prensa.

Acusado de manipular la información y también de haber recurrido a sujetos moralmente condenables como paidófilos, o incluso haber hecho experimentos con niños, lo único en claro sobre Kinsey era su bisexualidad, expuesta por él mismo como una prueba de la imparcialidad que quería para sus informes.

Para Kinsey, la única forma de tratar la sexualidad desde la ciencia era salir a buscar la información que, por restricción social, estaba oculta. El método elegido fueron las entrevistas cara a cara. Kinsey perfeccionó con los años la técnica. Las entrevistas incluían 350 preguntas y se prometía absoluta confidencialidad. La garantía de reserva era que no se escribían los nombres de los consultados y que los datos se anotaban en un código, cuya clave nunca fue escrita. Estaba en la memoria de Kinsey y de sus colaboradores.

Kinsey murió en 1956 y el instituto que hoy lleva su nombre en la Universidad de Indiana sigue trabajando, aunque esa es otra historia que el filme no aborda.
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Liam Neeson interpreta a Alfred Kinsey.

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