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 miércoles, 25 de mayo de 2005  
Crece el temor a un golpe o guerra civil en Bolivia
Las protestas aíslan La Paz
Reprimen a miles de campesinos y trabajadores que cortaron las vías de acceso a la sede de gobierno

La Paz. - Los choques entre campesinos y policías registrados ayer en La Paz aumentaron la tensión social en Bolivia, que cumple la segunda semana de conflictos en medio de un clima político enrarecido por las versiones de supuestos intentos de desestabilizar al gobierno del presidente Carlos Mesa y el temor de algunos sectores por una eventual división del país, ante la autonomía que impulsa la región de Santa Cruz. Todas las carreteras que comunican La Paz con el resto de Bolivia y con las fronteras de Perú y Chile permanecen bloquedas.

Los campesinos fueron repelidos por los efectivos cuando intentaban ingresar a la céntrica plaza Murillo, considerada el corazón de los poderes Ejecutivo y Legislativo, y donde se encuentran el palacio presidencial y la sede del Parlamento. Al grito de "guerra civil", los numerosos manifestantes se enfrentaban con piedras y detonando pequeñas cargas de dinamita con los uniformados, que usaron gases lacrimógenos.

El ministro de gobierno, Saúl Lara, admitió que las autoridades "no contaban con la agresividad de los campesinos". "Estamos sufriendo un clima de hostilidad, un clima de violencia", declaró Lara, mientras radioemisoras locales dejaban entrever que los manifestantes pretendían evitar que el presidente Mesa se desplazara a Sucre, la capital constitucional del país, donde ayer se celebraron actos oficiales. Al defender la posición oficial, el ministro de la Presidencia, José Galindo, aseguró que con "mano dura" no se soluciona la situación que enfrenta Bolivia, y salió al paso de quienes cuestionan a Mesa, al indicar que "no hay ausencia de gobierno".

Los pobladores de la ciudad de El Alto, vecina a La Paz, cumplían su segundo día de paro exigiendo la nacionalización de los hidrocarburos y se preparaban para marchar hacia La Paz, donde también se registraron movilizaciones de maestros. Uno de los dirigentes dijo que cerca de 10.000 jóvenes de Achacachi (en el altiplano) se sumaron a la manifestación de El Alto, en defensa de los recursos naturales.

Las movilizaciones continuaban en medio de las versiones de golpe de Estado que han circulado por distintos medios locales. El ministro de gobierno, Saúl Lara, admitió en la víspera que "hay gente que ha estado buscando de manera intensa algún contacto con algún nivel de las fuerzas armadas y de la policía". Aunque no precisó la intención de estos contactos, aseguró, citando informes de inteligencia, que se trata de "alguna gente que está con esta postura radical de desestabilización".

El estamento militar ratificó, por su parte, su intención de defender la democracia. "Las fuerzas armadas no aceptarán nada impuesto, nada que vaya en contra del orden establecido", aseguró el comandante de la octava división castrense, coronel Tomás Peña, un día después de que esa institución pidiera a los actores sociales respeto a la Constitución y advirtiera con rechazar medidas de facto.

A su turno, los dirigentes cívicos de Santa Cruz iniciaron contactos con sus similares de las regiones de Tarija (sur), Beni (noreste) y Pando (norte), buscando respaldo al referendo, que consideran como un paso previo para la implantación de las autonomías en Bolivia, donde rige un gobierno centralista y unitario.
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Al grito de guerra civil, marcharon los campesinos

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