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 lunes, 09 de mayo de 2005  
Cuando la empresa es resultado del crecimiento de sus trabajadores

Claudio Berón / La Capital

La responsabilidad social empresaria volvió al tapete. Luego de la profunda crisis económica de principios de esta década, en el 2005 varias empresas desarrollan planes que las insertan en la relación fundamental entre las corporaciones y organizaciones sociales no gubernamentales. Es un proceso hacia adentro y hacia afuera de la vida en sociedad de la unidad productiva y se extienda a todas las relaciones de la empresa.

Para alcanzar la meta y obtener rentabilidad las unidades empresarias necesitan una estrategia y para lograr su éxito los productos deben satisfacer necesidades de los consumidores, esto es el abc del márketing. Pero la empresa existe en relación con la comunidad y deben comprender que la responsabilidad social no es una cuestión de moral y que el lucro no es ni la culpa por el éxito pero tampoco la única función.

Si se procura sólo el lucro los empresarios invertirían su dinero en colocaciones financieras o bien en negocios más rentables cada vez, muchos lo hacen. Ante esto el teórico del márketing, Peter Drucker propone que la empresa se inserte en el medio social, como un actor entre otros que conforman una comunidad humana.

Para Drucker la empresa vende sus productos cuando satisfacen necesidades, cuenta con personal mientras satisface demandas laborales; consigue créditos en tanto existe un mercado de capitales y sus planes de negocio son razonables “La empresa existe en interrelación con el medio”, sostiene el consultor Manuel Mora y Araujo y se suma a las opiniones de Drucker.

En este sentido la multinacional Cargill sostiene que desde 1947 no sólo tiene un compromiso diario con el crecimiento de la agroindustria argentina y ser la mayor empresa exportadora agroindustrial de Argentina, sino que es una unidad con presencia activa en todos los eslabones de la cadena comercial y productiva y desde allí mantiene un compromiso de promover el mejoramiento de la calidad de vida en las comunidades donde se desarrolla.

“A lo largo de todos estos años nuestras acciones comunitarias se han centrado particularmente en educación, aunque también han contribuido al mejoramiento de las condiciones de salud pública, y en algunas ocasiones, con la actividad de organizaciones no gubernamentales” sostiene los directivos de la Fundación

En estos momentos Cargill desarrolla programas de acción comunitaria en más de 30 localidades argentinas, 8 de ellas en la Provincia de Santa Fe con más de 100 proyectos en total. Los programas desarrollados tanto a través de la Fundación Cargill como de la propia empresa comprenden, a grandes rasgos un Plan de Incentivación de la Lectura (PIL), el apoyo para el mejoramiento de la infraestructura escolar y contribuciones para el mejoramiento de las capacidades educativas de docentes y alumnos.

En Rosario la empresa donó material quirúrgico al HECA y además dentro de esta cultura de acción comunitaria, con el aporte voluntario de los empleados de la oficina Rosario colaboran con el mantenimiento del gabinete Psicopedagógico. Cómo anécdota, el personal de Trigalia SA, empresa del grupo, organiza las “pizzeadas” mensuales en el Hogar del Huérfano.

Otra multinacional, Arcor, la única argentina por excelencia, organizó un la propuesta de capacitación de la “Caja Calidoscopio”, un nóvel proyecto elaborado por la Asociación Música Esperanza, fundada por el pianista Miguel Angel Estrella.

La idea es que en cajas de madera se encierran distintas herramientas para trabajar con niños de 0 a 5 años de edad: un libro, un manual, 2 libros, un casete, un cancionero, sellos, pinceles, cintas, un títere y un burbujero. Todos materiales relacionados con la plástica, la música, el teatro y la literatura,para estimular en los niños las capacidades creativas y expresivas.

El proyecto tuvo su primera incursión en Rosario en julio del año pasado a través de un taller de capacitación del que participaron los docentes de los centros Crecer, a cargo del municipio. Este año la iniciativa forma parte de una propuesta más ambiciosa que busca llegar también a las madres colaboradoras -unas 500 mujeres- que atienden a los aproximadamente 4.000 niños pequeños y bebés que asisten a los 29 centros.

La Caja Calidoscopio se implementó por primera vez en 1999 en 31 jardines maternales de Cáritas en la ciudad de Córdoba. Desde sus inicios el proyecto contó con el apoyo de las Fundaciones Arcor y Antorchas a través del Programa “Infancia y Desarrollo”. Santos Lío, coordinador de programas de Fundación Arcor, expresó que “se pensó en Rosario para llegar con este proyecto por la mirada integral que han desarrollado a través de distintas gestiones municipales los centros de atención a la niñez”.

La empresas están en un plan en el que los trabajadores y los que dependen de las ganancias han dejado de ser números y saben que el futuro es en armonía social.


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