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 domingo, 10 de abril de 2005  
España: La vida es bella
Entre el 12 y el 17 de este mes se celebra la fiesta más esperada y famosa de la ciudad de Sevilla, la Feria de Abril

Aurelio Alvarez / La Capital

De la idea conjunta de un vasco y un catalán surgió en 1847 la Feria de Abril, la mayor fiesta en Sevilla después de Semana Santa. Todo un detalle para una España moderna que se consolida año tras año, tanto para Europa como para el resto del mundo, como destino más que apetecible. Buen clima, excelente gastronomía y un patrimonio arquitectónico y cultural que supera todas las expectativas aguardan a todo aquel que visite la capital andaluza.

Este año la cita es entre los días 12 y 17. La celebración comenzará exactamente a la 0 hora del martes 12, con uno de los momentos más esperados y espectaculares: la tradicional prueba del "alumbrao", cuando el alcalde proceda al encendido de las luces de todo el recinto -un millón de metros cuadrados-, inaugurando oficialmente la Feria de Sevilla. Quien lo vea por primera vez quedará maravillado ante una potencia que ilumina más de 300 mil lamparitas en un abrir y cerrar de ojos.

En cada edición se monta un portal de entrada que conmemora algún monumento de la ciudad. En esta oportunidad la sede vuelve a ser el Barrio de los Remedios, con tres sectores bien definidos: el Real, denominado así por lo que cobraban antiguamente los cocheros para trasladar a la gente a la feria; la Calle del Infierno, como se llama al parque de juegos y atracciones, y la zona donde aparcan los vehículos.


Los secretos de la caseta
Según los entendidos, el Real es uno de los conjuntos de arquitectura efímera más logrado, en el que se arman 1.042 casetas rectangulares de lona distribuidas en forma ordenada en sus calles de adoquines. Estas casetas originalmente fueron pequeñas tiendas de muy diverso estilo: morunas, circulares, militares, que actualmente respetan cierta uniformidad cromática, verde y blanco o rojo y blanco.

La caseta alcanza el rango de "casa propia" para los sevillanos que ostentan su titularidad. En ella vivirán una semana, para lo cual la decoran con finos encajes y telas, cortinas, espejos, mesas, sillas, transportados especialmente desde sus viviendas para obtener un ambiente familiar. La fiesta, en realidad, comienza en cada caseta antes del "alumbrao", la noche previa, bautizada como "del pescaíto". Una cena tiene como plato principal pescado frito, acompañado de vino fino y manzanilla.

Cada jornada, familiares, amigos e invitados especiales son agasajados con los mejores productos de la gastronomía andaluza: los ya mencionados vinos finos y manzanilla junto al jamón, la tortilla de papas, los potajes o el caldo de hierba buena. No hay prisa, sino tiempo sin tiempo para la conversación, el cante y el baile que siempre brotan de forma espontánea. Pero a no desesperar si no conocemos a alguien que nos abra la puerta de alguna de estas casetas privadas. Quedan otras, de libre acceso para el "forastero". Son las casas regionales, de sindicatos, partidos políticos o distritos de la ciudad, sobre las que en la oficina de información, en el acceso al Real, nos indicarán dónde están ubicadas.


Atuendos campesinos
Durante la feria se ven los trajes típicos inspirados en los ropajes campesinos andaluces. El vestido femenino, por su forma de cuerpo de guitarra, destaca la figura y belleza de la mujer. Respetuoso por la moda reinante, va modificándose año tras año: con más o menos volantes, liso o con lunares, con mayor o menor escote de pico o redondo, manga larga o corta... Pero, en definitiva, la imagen que se exhibe con orgullo y mucho salero configura una de las estampas más conocidas de la cultura flamenca. Algunos vestigios como las corridas de toros y los paseos de caballos quedan aún de aquellos festejos iniciales del siglo XIX. Los jinetes de hoy llevan el conjunto campero tradicional, de colores discretos: sombrero de ala ancha, camisa blanca, chaleco, chaquetilla, pañuelo a la cintura como faja, pantalones camperos adornados con carieles y cubiertos por unos zahones (prenda muy utilizada para el trabajo y la monta del caballo), botas, polainas.

Entre las 12 y las 20 tiene lugar el paseo de coches tirados por caballos, como dicen allí, "el más bonito del mundo". Numerosos y diversos carruajes cargados de deslumbrantes adornos tradicionales, jinetes acompañados a la grupa por bellas mujeres con traje flamenco y amazonas recorren todo el predio.

Finalmente, el domingo llegará el momento de la clausura, con magníficos y variados fuegos artificiales que iluminarán la dársena del río Guadalquivir. Un momento que marca un final emotivo. Se dirá adiós a tanta "locura andaluza" y caerá en la tierra una semilla de esperanza y alegría: ha de comenzar otro ciclo, el de los preparativos para la próxima Feria de Abril. Nuevamente seremos bienvenidos.
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La Torre del Oro, situada a orillas del río Guadalquivir.

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