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 domingo, 03 de abril de 2005  
Entrevista
Valentía y coherencia
Ana María Figueroa trabaja por la justicia social y la igualdad de género. Participará del encuentro Mujer y Sociedad

A finales del año 2003, su nombre resonó en los ámbitos jurídicos locales y nacionales. Aunque su carrera y trayectoria demostraban esfuerzo y eficiencia desde mucho antes, parte de la sociedad y sobre todo los rosarinos conocieron a Ana María Figueroa cuando fue propuesta para integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La abogada y doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales tiene amplia formación en derecho constitucional y derechos humanos, y aun sin pertenecer al Poder Judicial fue una de las cinco mujeres con posibilidades de ocupar el cargo.

Como mujer y madre Figueroa admite que debió atravesar momentos difíciles en su carrera y que con esfuerzo supo ganarse un lugar. Ahora mucho más distendida, espontánea y con firmeza al hablar, dialoga con Mujer sobre su profesión, su compromiso con los derechos humanos y la igualdad de género.

Cuando poco se conocía en el país y la ciudad sobre los derechos humanos, un grupo de abogados entre los cuales estaba ella comenzaron a trabajar e investigar sobre el tema. La profesional asegura que su generación, la que hoy tiene 50 años o más, ha sido "una bisagra no sólo en la lucha contra el autoritarismo sino también por los derechos de la mujer".

De familia humilde, la profesional reconoce que pudo terminar la universidad y luego el primero y segundo doctorado por ser "una ciudadana argentina que dispone de una universidad pública". Mientras, no oculta la inmensa alegría que siente al saber que sus hijos de 24 y 21 años disfrutan como ella de la profesión. En el ámbito internacional, la jurista rescata la figura de magistrados como Baltasar Garzón por su valentía.

Fiel a su capacidad de catedrática y disertante, la doctora Figueroa participará del Segundo Encuentro Nacional Mujer y Sociedad que se realizará el 21 del mes próximo auspiciado por La Capital. En esta oportunidad, la profesional hablará sobre la inserción de la mujer en los ámbitos de la justicia y el poder.

- ¿Cómo comenzó la carrera y qué la motivó a incorporarse en diferentes ámbitos de la ciudad?

- Me recibí de abogada en el •73 en Cañada de Gómez. Por la formación que recibí en la Facultad me orienté esencialmente hacia el derecho privado y de familia. Además de atender algunos asuntos laborales, mi preocupación era que este país tuviera divorcio vincular e igualar las condiciones de los hijos matrimoniales y extra matrimoniales. Pero desde el 1976, con la dictadura militar cambió totalmente mi práctica. Tenía amigos que estaban detenidos, desaparecidos o en el exterior y los derechos humanos comenzaron a ser mi mayor preocupación. Luego vine a vivir a Rosario y comencé a conectarme con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y con la UMA (Unión de Mujeres Argentinas).

- ¿Cómo se fue dando la conciencia y el valor por los derechos humanos en el país?

- Al principio pocos abogados trabajábamos en el tema, pero comenzamos a estudiarlo y se generó un grupo de solidaridad. En ese momento, las facultades no preparaban a los alumnos para el ejercicio del derecho público. Aprendimos de la Comisión Americana de Derechos Humanos y rescatábamos los antecedentes de Naciones Unidas. Luego nos pusimos en contacto con otros abogados del país. Con el advenimiento de la democracia, muchos pensaban (menos yo), que el trabajo de los organismos de los derechos humanos iba decaer y ser casi innecesario. Pero no fue así... Hoy Argentina está siendo mirada con respeto.

- ¿Qué le parece que dos mujeres sean miembros de la Suprema Corte y cómo vivió su postulación?

- El trámite parlamentario ya tiene media sanción con respecto al cupo de mujeres para integrar la Corte, que no puede ser inferior al 33 por ciento. Con respecto a mi nominación tuve reservas y a la vez expectativas porque sin lugar a dudas implicaba un reconocimiento de todo el país. De los cinco nombres de mujeres que circulaban, de las cuáles hoy dos ya integran la Corte, yo era la única que no pertenecía al Poder Judicial. Siendo del interior, no teniendo el Colegio de Abogados ni de magistrados o un partido político detrás, hacía que lo considerara un mérito propio. Siempre tuve claro que si era elegida para el cargo, implicaba mucha más responsabilidad que honor.

-¿Qué diferencias encuentra entre su generación y la actual?

- Los que ahora tenemos 50 años o más fuimos los que tuvimos que hacer grandes sacrificios, y es a la vez la que todavía mantiene viva la esperanza. El eje de nuestras vidas giraba alrededor de la política. Antes era impensable ir al gimnasio o estar tostadas en invierno porque nadie invertía su tiempo en la estética. La vida era intensa, mucho más comprometida y solidaria. Por estar en contacto con alumnos en la Facultad, conozco el esfuerzo que realizan muchos por estudiar y manejar incluso uno o dos idiomas. Otros en cambio, ven pasar los días sin saber cómo se construye el futuro. Sería importante que los jóvenes puedan tomar la posta.

- ¿En qué consiste la tesis sobre la autodeterminación de la mujer y qué la impulsó a tratar el tema?

- En general y en casi todos los ámbitos, a las mujeres no nos consideran igual que a los hombres. Si no hubiera sido por la legislación de cupos y cuotas de las mujeres, antes del •91 había sólo seis por ciento de mujeres tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores. Hoy existe alrededor de un tercio de mujeres en cada una. Por ser mujer tuve que asumir que debía trabajar tres veces más que cualquier hombre para lograr reconocimiento. Luego, cuando llegás a determinados niveles te reconocen por la idoneidad en el trabajo y te respetan por la coherencia de vida. La forma de revertir esta situación es a través de políticas públicas que fomenten la igualdad de género y de oportunidades. Las mujeres vamos a poder autodeterminarnos cuando tengamos mayor instrucción, independencia económica y del entorno familiar. Entonces así podemos salir con todas las energías a competir en el ámbito público sin perder la femineidad.

- ¿Cómo compatibilizaste el mundo laboral y el familiar?

- Cuando mis hijos eran chicos fueron años difíciles y nunca dejé de trabajar. En esa época todavía vivía en Cañada de Gómez. Luego de verlos crecer me emociona saber que tengo dos compañeros fantásticos, amigos y compinches. Tiene que ver con esta actitud democrática que he intentado sostener todo el tiempo. Trabajamos juntos y les transmito toda mi experiencia.

- ¿Por qué siempre con el deseo y la necesidad de comunicar algo a los demás, ya sea como profesora o disertante?

- El conocimiento también debe estar democratizado. Es importante dar a conocer mi esfuerzo por adquirir determinados niveles, de manera que los vienen atrás no tengan que hacer lo mismo y empezar de cero. La sociedad tiene que apoyarse en el conocimiento del otro. Hace unos años con todo lo que estaba haciendo Baltasar Garzón, deseaba estrecharle mi mano y decirle "gracias". Hoy puedo decir que es mi amigo y compartimos ideales y trabajos.

- ¿Qué nuevos anhelos o fantasías aparecieron?

- Seguir trabajando. Ahora estoy abocada a un proyecto para conformar un equipo internacional de juristas con sede en distintas ciudades del mundo y montar un gran estudio sobre derechos humanos.

- ¿Qué es lo que más valoras de una mujer?

- La persistencia y la lucha....porque somos cabezas duras. La mujer siempre saca energías luego de un día intenso de trabajo. Vuelve a la casa cansada donde la esperan sus hijos y tiene que cocinar. Las tareas terminan recién a la noche para comenzar al otro día temprano. Esa capacidad de lucha y esfuerzo es increíble.

- ¿Cuál será eje de tu disertación en el encuentro de Mujer y Sociedad?

- La inserción de la mujer en la justicia y el poder. Es un tema que a la gente le interesa y que trabajé cuando a través del decreto 22, el presidente estableció la integración femenina dentro de la Corte Suprema.


Cátedra por la paz
Ana María Figueroa fue designada para coordinar y participar de la Primera Cátedra Universitaria Europea por la Paz. El proyecto de su autoría estará avalado por el Ministerio de Educación y Cultura de España y comenzará a mediados de año en la Universidad de La Gomera, Canarias. El encuentro contará con la presencia de artistas, intelectuales, juristas, científicos, que además de un discurso puedan exhibir una trayectoria de vida dedicada a la paz y a los derechos humanos.

Los seminarios se desarrollarán durante cinco años y abordarán los derechos humanos, la economía, la cultura y los medios de información. "La cátedra intentará abarcar los sectores desde donde hay que mirar el nuevo concepto de paz, que no sólo implica reducir el armamentismo o evitar los conflictos bélicos. La paz implica hoy la inclusión social y de género", finaliza la abogada.

Paulina Schmidt
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