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 miércoles, 30 de marzo de 2005  
Pampuro cuestionó la utilidad del obispado castrense
Gobierno e Iglesia siguen sin poder resolver el caso Baseotto
Pese al disgusto episcopal, el Ejecutivo sigue renuente a aclarar el decreto que cesanteó al prelado

El gobierno y la Iglesia local seguían buscando ayer conciliar posiciones para encontrar una solución "alternativa" al conflicto desatado por la decisión gubernamental de desconocer a monseñor Antonio Baseotto como obispo castrense, tras sus dichos ofensivos contra el ministro de Salud, Ginés González García.

Las conversaciones de carácter "informal" se realizaban en "la más estricta reserva" y buscaban evitar que la Santa Sede documente que la Argentina restringe la libertad religiosa, tal como lo había anticipado verbalmente el vocero papal, Joaquín Navarro-Valls.

No obstante, en el Episcopado existía cierto malestar por la disposición manifiesta del gobierno a discutir con el Vaticano la "disolución" del obispado castrense. El propio ministro de Defensa, José Pampuro, admitió esa posibilidad, aunque dejó en manos del presidente Néstor Kirchner la decisión final en torno al tema.

"Ahora se entiende cuál era la verdadera y última intención del decreto presidencial", exteriorizó su disgusto un obispo.

De uno y otro lado prevalecía la idea de acercar posiciones mediante el diálogo, ante la inminente notificación de la Santa Sede de que el gobierno rescindió "unilateralmente" el concordato de 1957 y la negativa de la Casa Rosada a poner por escrito que el decreto no limitaba el accionar pastoral de monseñor Baseotto.

En tanto, el ex presidente Eduardo Duhalde y el ministro Pampuro, cargaron en el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, la responsabilidad de un acuerdo para terminar con este entredicho.

El ex mandatario estimó que una salida "bastante sencilla" es que el colaborador del canciller Rafael Bielsa informe oficialmente al Vaticano "con una nota", ya que quieren tener "(la información) de forma más certera, que no se obstaculiza la función ministerial de Baseotto".

Pero desde las oficinas de Olivieri se le quitó entidad a la sugerencia del ex presidente, que en 2002 firmó el acuerdo para la designación de monseñor Baseotto.

"Esa es una opinión de Duhalde", comentó un portavoz de la Secretaría de Culto.

El ministro Pampuro admitió, en tanto, que el obispado castrense no es "una cosa indispensable", aunque estimó que su posible disolución debe analizarse "delicadamente", porque su existencia forma parte de "una vieja tradición argentina".

Sin embargo, el funcionario sostuvo que la cuestión es de competencia de la Secretaría de Culto y que la decisión final la tomará el presidente Kirchner.

Olivieri admitió ayer que "en la misma línea en la que uno puede revisar determinados acuerdos en forma amigable con la otra parte, en este caso el Estado Vaticano, me parece que la vicaría castrense tendría que entrar en la misma discusión".

El conflicto, al que ahora se le busca una solución consensuada, se originó luego de que monseñor Baseotto le enviara una carta a Ginés advirtiéndole que podría incurrir en "apología del delito de homicidio" por propiciar el aborto y sugerir, mediante una cita evangélica, que el ministro merecería ser "tirado al mar" por repartir preservativos entre los jóvenes.

Dichos del prelado militar que ayer el ministro González García calificó de "brutal y bestial" al ratificar su posición favorable de despenalizar esta práctica (ver aparte).

Mientras se aguardaban ayer precisiones sobre la posibilidad de que el gobierno discuta con el Vaticano la necesidad o no de contar con un obispado castrense, Duhalde se manifestó a favor de que la Argentina finalmente aclare "por nota" que la remoción de monseñor Baseotto "no obstaculiza su función ministerial".

En medio del reclamo de la Iglesia para que el Ejecutivo delimite los alcances del decreto de remoción de Baseotto y la renuencia del oficialismo a hacerlo, el ex mandatario destacó la conveniencia de redactar ese escrito, aunque firmado por el "secretario de Culto" Oliveri, y no por Kirchner o el canciller Rafael Bielsa.

En declaraciones a radio Continental, consultado sobre cómo se supera el conflicto con la Santa Sede, el ex mandatario evaluó que "hay algunas salidas que son bastantes sencillas: el secretario de Culto le informa ya oficialmente al embajador del Vaticano y así se terminaría este tema".

Duhalde insistió en que se pondría fin a esta polémica "con una nota, pero no del presidente -aclaró-, no del canciller, (sino) del secretario de Culto, por ejemplo, en la cual le informa, ya que quieren tener (la información) de forma más certera, que no se obstaculiza la función ministerial de Baseotto".
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Pampuro hizo polémicas declaraciones sobre el conflicto.

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Según Ginés, lo del prelado fue "brutal y bestial"


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