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 miércoles, 02 de marzo de 2005  
Desaparecidos. La mujer narró por primera vez a la Justicia el horror vivido
Ex detenida denunció que fue torturada, violada y luego obligada a abortar
Sus dichos ante el juez Rodríguez complican a varios de los detenidos por la denominada "causa Garzón"

Carlos Roberto Morán / La Capital

Una mujer, oriunda de Rafaela, denunció ante el juez federal Reynaldo Rodríguez que investiga la llamada "causa Garzón", que en marzo de 1977 una patota la secuestró, fue torturada en distintos centros clandestinos que funcionaban entonces en la capital provincial, sometida sexualmente y obligada a practicar un aborto.

La víctima aseguró en su presentación que dos de las personas detenidas y procesadas, el ex comisario Juan Perizotti y la ex guardia María Eva Aebi, estuvieron involucradas en el infamante suceso que se produjo cuando ella tenía 18 años y era militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).

La detención de la mujer, cuyos datos de filiación no fueron proporcionados, se produjo el 24 de marzo de 1977. Un grupo de tareas la interceptó y trasladó a la seccional 4ª de policía, que ha sido reiteradamente sindicada como centro clandestino de detención en aquellos años.


El enigma de "La Casita"
Aseguró que el 26 de mayo de ese año fue trasladada, junto a otras dos personas, a un centro de torturas, al que denomina "La Casita", que -explicó- no sabe dónde estaba ubicado, pero que el viaje duró más de media hora. En ese lugar la mujer, así como le ocurriera a otros, fue torturada. "En mi caso me hicieron desvestir, siempre encapuchada y con las manos atadas a la espalda con algo que no era metálico. Estando de pie, sostenida por ellos, comenzaron a golpearme en todas las partes del cuerpo, fundamentalmente en los senos", narró.

Agregó que posteriormente la llevaron a otra habitación donde la ataron de pies y manos y quedó ubicada en una cama chica, "estaqueada y desnuda". Aseguró que le amordazaron la boca y que le habían vuelto a poner la capucha. Fue entonces que tres hombres la violaron. "Ellos no emitían ninguna palabra y mis gritos no se escuchaban por la mordaza en la boca", dijo.

Luego de varias horas y siempre encapuchada, fue devuelta a la seccional 4ª. Dos meses más tarde, ya alojada en la Guardia de Infantería Reforzada, cuyo titular era Perizotti, solicitó ser atendida por un médico porque sospechaba estar embarazada. Fue derivada al entonces Hospital Piloto, hoy Cullen, sosteniendo que entre quienes la trasladaron se encontraba Aebi.

Al comprobarse que la mujer se encontraba embarazada, escuchó decir que "había que reparar el error" por lo que fue conducida a un sitio de Santa Fe que ella no conocía, un consultorio médico ubicado en "una especie de avenida con un cantero central". Allí fue atendida por un médico de unos cincuenta años, "flaco, de estatura mediana, medio pelado", que vestía una chaqueta blanca, quien sin hablarle ni pedirle autorización le practicó el aborto.

La mujer fue conducida a otro lugar, quizás la misma "casita" donde había sido torturada, en la que permaneció aproximadamente una semana. La cuidaban dos hombres y la mujer policía (en presunta alusión a Aebi) que controlaba su posoperatorio. También se la medicamentaba.

La mujer denunciante asevera que no formuló antes su presentación "por falta de garantías, por no poder comprobarlo, y quizás también por pudor, aunque a muchas de mis amistades ya se lo conté hace muchos años".

Según la denuncia de la mujer, tiempo después, cuando la situación de la denunciante y de quien hoy es su marido ya había sido "legalizada", recibieron en la comisaría 4ª la visita de monseñor Jorge Casaretto, que por ese entonces era obispo de Rafaela.

"Cuando le preguntamos por mi hermano, Casaretto respondió que me quedara tranquila porque estaba bien; luego, con el correr de los años supimos que vino a Rafaela monseñor Justo Laguna y, por pedido de Casaretto, lo llevó (en alusión al hermano detenido) disfrazado de cura y con documentación apócrifa hasta la frontera. Le dieron dinero y así pudo salvar su vida".

Señaló que "en una ocasión, en un programa televisivo de alcance nacional, monseñor Laguna dijo orgulloso que había salvado la vida de tres personas, una de las cuales era de Rafaela".
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El juez Reynaldo Rodríguez (der.) escuchó el testimonio.

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Declaró el ex comisario Facino


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