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 domingo, 27 de febrero de 2005  
Opinión: Caso Ortega... cerca de la verdad

Luis Alberto Yorlano

Cuando terminó el clásico, los periodistas rodearon al referente futbolístico del plantel, Ariel Ortega, y le preguntaron qué le había faltado a Ñuls en el partido que acababa de finalizar 0 a 0 y el Burrito, fiel a su estilo directo y franco, como el fútbol que a él le gusta, respondió "querer ganar". Ribeca, contestatario permanente, agarró el guante y salió al medio del cuadrilátero. Quería dar pelea y salió a responder lo que para él era un agravio. Entre otras cosas dijo que le preguntaran a tal o cual jugador si habían visto el partido de la misma manera.

Todo debería haber parado ahí. Comparar las declaraciones de los protagonistas y dejar que el tiempo vaya dilucidando qué le pasa al último campeón que en las dos primeras fechas del Clausura no ha convertido ningún gol. No fue así, se mezclaron las cosas, hechos muy comunes en la confrontaciones verbales de los argentinos. El punto de la discusión se perdió. Que se quiere ir a River, que hable cuando juega bien, etc.

¿Qué dijo de malo Ortega? Dio su opinión de acuerdo a su particular manera de ver , sentir y jugar al fútbol. Ese fútbol que jugaba en su Jujuy natal y con todo coraje lo puso al servicio de los amantes del juego de la pelota. Que no le tuvo miedo a nada y menos al fracaso. Gambeteó cuando había que hacerlo y pedía la pelota aún en los partido mas chivos, donde otros se esconden. Y jugó en River, la selección y en Europa. Ojo, no quieran pensar que le estoy dando chapa para protegerlo. No dijo "no quisimos ganar" ¿Vio qué diferencia?

Es posible que el equipo no encuentre la manera de lastimar al rival, o como dijera en la nota publicada en Ovación el miércoles 23, "estamos respetando mucho al rival". Se interpreta que puede ser por falta de actitud de algunos jugadores, por deterioros tácticos a la hora de definir o por estado anímicos que para ciertos partidos todavía no están preparados. Ortega, de acuerdo hasta donde se conoce, tiene como objetivo estar en Alemania 2006. Está agradecido a López, por haberle destrabado su situación con el equipo turco. No creo que pase por su cabeza que para llegar a esa meta pese más la camiseta de River. Con Pekerman se podrá tener diferencias en cuanto a la manera de parar los equipos, pero no se puede dejar de señalar que a la hora de las convocatorias es muy federalista.

Además, si se le preguntara si le gustaría jugar en River, seguro que responderá que sí, pero de eso a que vaya, hoy está verde. Existieron algunos intentos, pero de acuerdo a informaciones muy de adentro, López le habría dicho "olvidate por el momento de pasar a otro club. Sí aceptaré sentarme a negociar con el que quiera llevarte después de la Copa Libertadores de América". Es decir, si es así como se están manejando las cosas en Ñuls, habrá Ortega por lo menos hasta el 2006, año de la participación de los rojinegros en la Copa y de Alemania 2006.

Ortega es un jugador que preocupa con o sin la pelota. Es capaz de amontonar rivales para que los otros queden solos, y hasta inventar en los últimos 20 metros, una falta para llegar al gol con un pelota parada o con un tiro libre para especialistas como Capria.

Ortega es así. Con defectos y virtudes. Su vida es igual en la cancha y fuera de ella. Es el atorra que no le pesa ningún partido. Por eso cuando se le preguntó si pidió perdón a sus compañeros respondió, sin darle la menor importancia, "si no dije nada de malo". Para Ortega, lo importante está en lo que se hace en el campo de juego. Y esa fue su bronca.
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