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 sábado, 26 de febrero de 2005  
Formación académica y práctica profesional
Pasantías universitarias: tiempo de replanteos

Matías Loja (*)

Como sucede anualmente, el mes de febrero se presenta como la época más dinámica del ciclo académico. Miles de ingresantes se agolpan en los pasillos de las facultades a la espera de su turno de inscripción, chocándose muchas veces con los cientos de estudiantes que deciden rendir sus materias en las primeras mesas del año.

Pero, también, el inicio de las actividades en la universidad representa el tiempo propicio para que muchos jóvenes curioseen en los transparentes informativos de las distintas unidades académicas en busca de alguna pasantía que les permita obtener una mínima ayuda para solventar sus estudios. Opción económico/laboral que, por cierto, se encuentra en ascenso, al menos desde los últimos dos años, a la luz de los cambios que se dieron en materia económica a nivel nacional.

Motivados por la posibilidad de tener una práctica profesional durante el cursado de la carrera, o probablemente tras una remuneración que posibilite hacer frente a los apuntes de estudio, casi 600 estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) se inscriben anualmente como pasantes en dependencias tanto públicas como privadas de la región.

Aunque en promedio las pasantías en organismos públicos representan casi el 70 por ciento del total, son muchas las empresas que en los últimos tiempos han decidido suscribir convenios con la universidad rosarina (tanto en forma individual con cada facultad como a través de la Secretaría de Relaciones Estudiantiles de la UNR) para incorporar a estudiantes de diferentes carreras al mundo del trabajo.

Si bien existen convenios entre facultades con algunas firmas importantes, como General Motors y Acíndar, en general son las de mediana escala las que más solicitan estudiantes universitarios, que suelen requerir, en promedio, entre 2 y 5 alumnos por llamado.

Pero sin duda alguna, la mayor cantidad de pasantes se abroquelan en el sector público, tanto en el municipio (Jardín de los Niños, Secretaría General) como en la provincia (Hospital Provincial, Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo), aunque también desde el año pasado algunos estudiantes han ingresado en reparticiones del Estado nacional, cumpliendo tareas de relevamiento.


Desafíos pendientes
Pero sin lugar a dudas las pasantías universitarias, nacidas en octubre de 1999 mediante la ley 25.165, en plena época de debate acerca de las reglas de juego en materia laboral, plantean hoy varias cuestiones a solucionar.

Dicha ley establece que estas prácticas son una "extensión orgánica del sistema educativo", lo cual implica que más allá de la tarea que realizan los pasantes (con un máximo de 6 horas y con una "asignación estímulo" como remuneración) debe siempre primar el perfil académico de la tarea a realizar, es decir la pertinencia entre la pasantía y la carrera que se estudia, a fin de que sea efectivamente un primer contacto de los estudiantes con el mundo del trabajo y no un producto más de la flexibilización laboral que aqueja a gran parte de los trabajadores del país.

"Tratamos de primar que no se desnaturalice el objetivo de la pasantía, aunque a veces la línea que la separa del empleo en negro es muy delgada", afirma el secretario de Relaciones Estudiantiles de la UNR, Miguel Romano, quien agrega que durante el 2004 llegaron incluso pedidos de restaurantes para incorporar pasantes como mozos, los cuales fueron rechazados.

"Es importante diferenciar si se lo usa (al estudiante) como un empleado en negro para resolver cuestiones laborales de una empresa privada o un organismo público que no quiere contratar personal a lo que es una práctica preprofesional", manifiesta Romano.

Es que se sabe que el costo laboral de incorporar a una persona en calidad de pasante, con una asignación estímulo que ronda los 400 pesos en promedio (con cobertura de obra social y ART), es sustancialmente menor que el contrato de un empleado efectivo.

Un párrafo aparte merece lo que acontece en la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Rosario, que con un promedio histórico de 60 pasantes por año llegó a tener en el 2004 alrededor de 150, cifra que casi iguala a la cantidad de empleados efectivos de dicha repartición, lo cual muchas veces es blanco de quejas por parte de los trabajadores municipales.

Otro de los ítems que plantea esta área municipal es la amplitud de las convocatorias pues, tal como sucedió en diciembre de 2004, se solicitan estudiantes de derecho, odontología, veterinaria, psicología y ciencias agrarias, lo cual invita a replantear acerca del costado "académico" de la práctica, algo que para Mario Romano exige un profundo replanteo a fin de "acotar de acuerdo a la incumbencia profesional de los estudiantes".

(*)Periodista
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Casi 600 estudiantes de la UNR se inscriben al año como pasantes.

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