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 domingo, 30 de enero de 2005  
Folclorista, narco y sospechoso por un crimen a tiros en villa del Tanque
La historia lo muestra de diferentes maneras. En los afiches como juglar, en el prontuario como homicida y dealer. Ahora está en la mira de los vigilantes por el homicidio de Pacalo Salinas hace 19 días

El célebre narco y guitarrero barrial Ramón Campito Giglione sumó a sus varios rostros un nuevo rótulo: el de prófugo de la Justicia. Al renombrado folclorista de barrio Tablada que cumplió seis años de prisión por narcotráfico ahora lo buscan por un crimen ocurrido hace 19 días en la villa del Tanque, el territorio donde se ganó el reconocimiento de sus vecinos su faceta de músico y a la vez granjeó varias enemistades por su inclusión en el mundo del delito. La policía lo busca por el balazo disparado a la espalda de Pacalo Salinas, un crimen que los investigadores inscriben en la disputa por la venta de drogas en la barriada.

Más de una bala invadió el cuerpo tatuado de Campito en las rencillas por el tráfico de drogas que se suceden en la villa del Tanque; el lugar del mapa rosarino donde hace 19 días ocurrió el crimen por el que ahora buscan a Giglione. Cantor de renombre entre los suyos, Campito se hacía tiempo para dedicarse a la música a la vez que crecía su prontuario. Tocaba la guitarra en espectáculos barriales y hasta se dio el gusto de editar un disco.

Afiches con su nombre artístico de "Ramón Campo" lo hicieron reconocido, tanto como su aparición en las páginas policiales de los diarios. Esta vez lo buscan por un homicidio que, para la policía, se inscribe en las sucesivas disputas por la venta de drogas en la zona. Aunque no está claro si la víctima era el destinatario correcto de los balazos.

El crimen fue la tarde del 11 de enero en la zona de Spiro y Grandoli. A las 16.30, un hombre y una mujer caminaban por Spiro al 300 bis en dirección al río cuando se acercaron al Peugeot 206 azul de Campito. De acuerdo a los testimonios recogidos por la policía, el mismo Giglione salió del auto y no le dio tiempo a defenderse a Carlos Gregorio Salinas, de 38 años. El atacante sacó un revólver y le apuntó a Pacalo, quien intentó salir corriendo pero cayó alcanzado por un balazo en la espalda. A la mujer que lo acompañaba también la balearon, aunque sin puntería.

Hasta donde pudo remontar la policía, todo ocurrió porque el cuñado de Salinas tenía cuentas pendientes con Giglione. No es esta la primera vez que Campito aparece ligado a una muerte: en su foja de antecedentes policiales aparecen dos homicidios de los años 1984 y 1985. Según los investigadores, esos crímenes figuran seguidos de un enfrentamiento, el robo de un auto, un golpe a mano armada y una evasión.


La doble vida de Campito
También hay amenazas y una tentativa de violación en su prontuario. Pero si algo distingue a Campito en el mundo del hampa es su relación con el tráfico de estupefacientes. En septiembre de 1998 lo detuvieron en su casa, donde atesoraba una edición flamante de un CD folclórico que había grabado en Buenos Aires y posters promocionando su disco "Guitarra para el corazón" junto a mercancía de su otro oficio: la Brigada de Drogas Peligrosas encontró 800 gramos de cocaína, una cantidad similar de marihuana y municiones en su refugio del sudeste rosarino. Los vecinos salieron a defenderlo e intentaron evitar su detención. Pero todo culminó en una condena a seis años de prisión que venció el pasado 4 de marzo.

Ese allanamiento se desprendió de una investigación por la cual la policía secuestró cerca de Reconquista 250 kilos de marihuana que ingresó desde Paraguay escondida en la carga de verduras de un viejo camión Bedford que, al parecer, tenía como destino la casa rosarina de Campito. Lo sentenció un tribunal de Santa Fe.

En junio de 2002 hacía sólo un mes que Campito se encontraba en libertad condicional por aquella condena por infracción a la ley de estupefacientes cuando la policía lo detuvo en lo que parecía la preparación de un golpe a mano armada. Fue en Donado al 1500, cuando a los vecinos de Fisherton les llamó la atención la presencia de cinco hombres arriba de un auto. Tenían un pasamontañas, cintas de embalar, balas, un revólver 38 largo y un bolso grande.


Dos ataques en 48 horas
Pasaron seis meses hasta que volvió a saberse de él. En diciembre de ese año, el renombrado guitarrero fue atacado a escopetazos dos veces en 48 horas. La primera abandonó por su cuenta el Clemente Alvarez, con las heridas abiertas por las perdigonadas que había recibido en la cabeza cuando caminaba con un joven de 17 años, que también resultó herido. Dos días más tarde regresó al Hospital de Emergencias con más plomo encima: en un nuevo ataque, en el mismo lugar, le habían dado en el tórax y en una pierna. Eso obligó a los médicos a practicarle una cirugía. Se dijo entonces que los balazos eran parte de una pelea entre distribuidores.

El año pasado, su popular sobrenombre volvió a resonar en los Tribunales Federales de Rosario durante el juicio a la banda del Colorado Sergio Arriola, de barrio Las Flores, por el frustrado ingreso a la ciudad de 62 kilos de marihuana. Mientras se reproducían las escuchas telefónicas a la banda, se escuchó a la mujer de Campito pidiéndola droga, en clave, a la esposa de Arriola.

Ahora que lo consideran prófugo, la policía ya libró un pedido de captura en su contra y distribuyó fotos de su prontuario, donde luce más recio que en el afiche donde publicita su cancionero popular. Los testigos del último homicidio o quienes puedan aportar datos del intérprete o de su auto, que también tiene pedido de secuestro, pueden hacerlo al juzgado de Instrucción Nº 4 (4721724) o a la la Brigada de Homicidios (4657297).
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