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 domingo, 30 de enero de 2005  
Los detenidos por el robo al Bisel de Zavalla purgaron penas por otros asaltos
Un trío que ya había pagado sus culpas
Al capturar a tres reconocidos delincuentes en diciembre pasado los pesquisas no se explicaban por qué estaban en libertad. Pero los ladrones, según comprobó una jueza, habían cumplido a término sus sentencias

El lunes 14 de diciembre pasado, cuando tres créditos del hampa local fueron detenidos por el robo al banco Bisel de Zavalla, nadie se explicaba cómo era posible que el trío estuviera en libertad considerando el volumen de sus prontuarios. Los tres habían sido condenados, algunos más de una vez, por distintos hechos en los que predomina el delito de robo. Pero la razón de que estuvieran libres es simple: todos habían cumplido legalmente con sus penas y salieron de la cárcel una vez vencidas sus sentencias.

Así lo estableció la jueza de Instrucción Carina Lurati tras repasar el informe que le enviaron desde el Registro Nacional de Reincidencia (RNR) respecto a los antecedentes de los tres acusados: Ariel Alberto Galli, Ariel Alejandro Elías y Miguel Angel Almada. Todos ellos siguen detenidos luego de haberse negado a declarar ante la magistrada. Están imputados de varios delitos por el atraco al banco, que en conjunto contemplan penas de 6 años y 8 meses como mínimo hasta 4 décadas, siguiendo las reformas recientes del Código Penal.

Mientras tanto, los policías que los detuvieron fueron citados para prestar declaración testimonial y señalar en un mapa cada uno de los tramos en los que, tras el golpe, hubo intercambio de disparos con los fugitivos.


Un atraco en dos minutos
El asalto a la sucursal Zavalla del Bisel ocurrió a las 7.40 del lunes 13 de diciembre. Duró menos de dos minutos. Los maleantes huyeron con unos 3.800 pesos en una camioneta Fiat Fiorino por caminos rurales. Varios móviles de la policía salieron tras ellos e hicieron uso de sus municiones campo adentro.

El único banco del pueblo había abierto hacía minutos cuando cuatro hombres encapuchados aparecieron al grito de "todos al suelo, esto es un asalto". Había ocho o nueve clientes, en su mayoría jubilados, y seis empleados dentro del local. Sólo una de las cajas estaba en funcionamiento. Antes de entrar, los hampones tomaron de rehén a un policía apostado en la puerta y le sacaron el arma. Pero el efectivo adicional que estaba en la garita accionó la alarma.

Tras el auto en que huyeron los maleantes salieron efectivos de distintas unidades. La persecución se extendió por un camino rural hacia la zona de Coronel Arnold, donde hubo un primer enfrenamiento. Luego los asaltantes se introdujeron a pie en un bosquecito, hubo fuego cruzado otra vez y tres de ellos fueron cercados. Los dos restantes siguen prófugos.

Cuando el trío de rosarinos quedó entre rejas, los investigadores no se explicaban cómo era posible que estuvieran libres teniendo en cuenta las condenas de prisión que pesaban sobre todos ellos. Se ensayaron algunas explicaciones: que hubieran pasado mucho tiempo en prisión preventiva antes del dictado de la condena, que los hubieran beneficiado con la ley del 2 por 1 o con una conmutación.

La respuesta, concisa y simple, llegó de la mano del informe del Registro Nacional de Reincidencias. Y fue como un contragolpe para la queja usual de que los delincuentes "entran una puerta y salen por la otra". Lejos de esconder algo turbio, la libertad ambulatoria de Galli, Elías y Almada obedecía a que todos ellos habían pagado sus culpas: sus condenas estaban vencidas.


Lejos de los muros
Galli, de 27 años, tiene una causa en trámite por tentativa de robo calificado en el juzgado de Sentencia Nº 4. La única condena en su haber es de 1999 y venció ese mismo año: era de un mes de prisión condicional. Se la había impuesto el juez de Sentencia 5 por un robo simple. Más que por sus andanzas, el nombre de Matute Galli resuena por los procedimientos en los que cayeron familiares suyos: su cuñado Sergio Checu Camos (con quien se encontraba cuando fue apresado el 22 de noviembre pasado por varios hechos) y su mujer y hermana de Camos, Paola. La joven fue arrestada un año antes cuando viajaba en un colectivo de larga distancia con un FAL en el bolso.

La última condena que le aplicaron a Ariel Alejandro Elías, también de 27 años, se canceló el 22 de julio pasado. El juez de Sentencia 1ª le había impuesto 4 años de cárcel. Pero como Elías tenía una condena previa en su foja prontuarial, a 5 años y medio por un robo calificado, le unificaron las dos en 7 años y medio. Terminó de purgarlas cinco meses antes del asalto al banco.

En el caso de Almada, el más experimentado de los tres (tiene 41 años), hacía ya dos años que caminaba lejos de la prisión, sin condenas a cuestas. El 2 de diciembre de 2002 había terminado su encierro por un fallo que lo sentenció a un año de prisión. Antes de eso, había cumplido 9 años y medio de cárcel por dos causas anteriores.
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La sucursal que fue asaltada por los malvivientes.

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