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 domingo, 09 de enero de 2005  
Nuevo libro del economista Sergio Di Pietro
Desarrollistas y liberales, en un debate de seis décadas
Un análisis de la historia económica contemporánea del país recorre los términos de una polémica permanente

Claudio Berón / La Capital

Un economista que obsesivamente se entierra en archivos, bibliotecas y oficinas públicas para escribir un libro que analiza la historia de los últimos sesenta años de los avatares económicos del país, gana el mote de erudito en una materia que la Argentina lleva previa desde siempre. Sergio Di Pietro, un profesor universitario con más de 30 años de carrera, es quien realizó la titánica experiencia que resumió en un libro de 900 páginas.

La conclusión de Di Pietro es clara; "En lo económico hubo dos o tres líneas y gobierno excepcionales; el primer período de Juan Perón (1946-1952), Arturo Illia y Arturo Frondizi". Y se juega con una sentencia "el desarrollismo y los gobiernos que se plegaron a sus teorías fueron exitosos y, como contracara, los militares nunca hicieron nada bien".

El trabajo de Di Pietro tiene un profunda variedad de cuadros estadísticos, en sus páginas se intentan reflejar la historia de los números en la argentina. "En realidad el país se debatió entre el liberalismo conservador y el desarrollismo. Son dos grandes ramas, gobiernos conservadores y laboralistas estructuralistas, entre los primeros los militares y la administración de Carlos Menem, y entre los segundos están los distintos caminos en los que se debatió la economía argentina. De la última etapa del radicalismo con De la Rúa a la cabeza no se puedo opinar, ese hombre estaba enfermo", abundó.

A la hora de definir los escenarios y las ideologías internacionales en boga que tuvieron su correlato en los economistas que manejaron las arcas públicas, el estudioso no duda. "Entre el cuarenta y el sesenta se impuso el keynesianismo y del sesenta en adelante la escuela de Chicago. Por supuesto que hubo malas adaptaciones de las dos corrientes", dijo.

Di Pietro destaca no más de media docena de economistas que marcaron el ritmo del país en las últimas seis décadas, algunos de su agrado otros no. Menciona a:Aldo Ferrer, Alvaro Alsogaray, Rogelio Frigerio, José Ber Gelbard, Antonio Cafiero y Domingo Cavallo. En tanto apuesta una carta a Roberto Lavagna "pero hay que ver como termina".

"Argentina no definió el modelo. En Estados Unidos la guerra de secesión, a mediados del siglo XIX les sirvió para definir su modelo a futuro, nosotros no, es más-enfatiza- Argentina perdió el rumbo a partir de la crisis del 30 y el poder hegemónico de Estados Unidos tuvo mucho que ver con esto", denuncia.

El famoso y reiterado "modelo" para este economista debería ser un país agroindustrial, en el cual en vez de vender soja se tendría que procesar el aceite y vender ese valor agregado.

El investigador nombra a personajes que ocuparon y aún ocupan las primeras planas de los diarios con una naturalidad de erudito. "Durante más de cinco décadas el país, acosado por un proceso endémico, no articuló un sistema político capaz de contener conflictos ni asegurar la convivencia. A medida que nos hundíamos en la decadencia profunda, en las proximidades del poder se gestaban golpes militares y se instalaban dictaduras", sostiene y marca algunos errores que para él arrastraron al país a profundas crisis. Destaca como primer error la falta de una industria pesada en la primera etapa del gobierno de Perón. "No sé si no pudo o no tuvo la oportunidad, porque luego quiso hacerlo pero ya era tarde". Sin embargo, resalta que después el desarrollismo frondicista sí lo logró, aunque interrumpió la experiencia debido al golpe militar ". Otro error, dice, fue la decisión política de Domingo Cavallo de sostener durante tanto tiempo la convertibilidad. "Habría que haber salido a tiempo, no pensar que podía ser eterno. En el cambio fijo se produce un deterioro del tipo de cambio, no se puede exportar y hay que devaluar. La salida se debería haber hecho en 1999 ó 2000", dice.

A la hora de destacar los aciertos económicos de las últimas seis décadas Di Pietro se esfuerza y se sumerge en su libro. Pero encuentra muy poco, ninguno.


La distribución
Un capítulo especial es la discusión histórica de la distribución del ingreso. La fórmula es básica: Producto Bruto Interno (PBI) menos impuestos indirectos y depreciaciones. Resultado: ingreso total.

"En lo que va de 1946 a 1955 los asalariados gozaban del 50,9% de los ingresos totales, el pico más alto, en el gobierno conservador de Menem de 1989/1999 llegaron al 25% y en el 2003 al 18%", con ojo clínico Di Pietro sobrevuela los números que marcaron el ánimo y los bolsillos de tres generaciones de argentinos.

En el extenso período que analiza se menciona el ascenso al poder de la masa obrera, la diferente distribución del ingreso en los ciclos económicos, la sustitución de importaciones, las crisis productivas del petróleo y otros commodities, los intentos populistas, la estabilización de precios, los déficit recurrentes de la balanza comercial, la ocupación, la instauración de la desocupación estructural, y la situación del país en el marco de la globalización y la contracara del terrorismo.

Un compendio de la historia opaca que muestra el bolsillo de los argentinos, tal vez otra respuesta a la duda que aqueja a tantos escritores, periodistas, filósofos y ciudadnos que sufren las alternativas de un país en mutación constante ¿Cómo y por qué los argentinos llegamos a esto y cómo somos?
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Para el experto, el país debe vender valor agregado.

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