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 domingo, 09 de enero de 2005  
El megaoperativo detectó 10 boliches con salidas de emergencia irregulares
En un caso las puertas conducían a un hotel, en otro había que atravesar dos escaleras y un angosto pasillo

Carina Bazzoni-Eugenio Langone / La Capital

A pesar de que los dueños de los locales estaban más que advertidos del megaoperativo de inspección que el municipio puso en marcha durante la madrugada de ayer, unos 10 boliches fueron sancionados porque sus salidas de emergencia no estaban en condiciones. Además, un bar de zona norte fue clausurado por falta de higiene, se estableció el cese de actividad de dos cantinas y una confitería bailable fue multada por exceder el factor ocupacional (el máximo de gente que puede ingresar) y cerrar sus puertas fuera de horario. Desde el municipio aseguran que los controles se repetirán "todos" los fines de semana.

De todas formas la madrugada de ayer fue más que tranquila. Debido al comienzo de las vacaciones, las tres discos de avenida Rivadavia -Satchmo, Costello y One- tenían sus persianas bajas, lo mismo que Mei en el Patio de la Madera. Y tampoco había demasiada gente en la zona norte.

"Al contrario de lo que sucedió en diciembre, la costa parecía un templo", graficó uno de los inspectores que participó del operativo que, a partir de las 0 de ayer, puso en la calle no sólo una centena de agentes municipales, sino también a los mismos directores de las áreas involucradas que al igual que sus subalternos recorrieron bares, discos y cantinas.

Los inspectores siguieron un plan estricto: mientras los de la Guardia Urbana Municipal y Control Urbano se apostaron en las puertas de unos 20 boliches para controlar que no ingresen más personas que las permitidas, los de Inspección recorrieron los locales verificando sus condiciones de seguridad.

En total, se revisaron unos 70 comercios nocturnos. Y 15 de éstos fueron encontrados en infracción. El bar Capitán Ron (Freyre 675) fue clausurado por falta de higiene en la cocina y los baños, la cantina Xuxa (9 de Julio y San Nicolás) debió cerrar sus puertas porque tenía la habilitación vencida y lo mismo hizo La Diosa (Salta 3519) por tergiversación de rubro ya que tenía permiso para funcionar como cantina, pero en la práctica era una bailanta. En tanto, la confitería bailable Madame (Brown 3126) se llevó dos actas de infracción: una por superar el factor ocupacional y otra por cerrar fuera de horario. Y en Soul Parador (bajada Puccio y Costanera) se encontró que no funcionaban las luces de emergencia de los baños.

Las condiciones de las puertas de seguridad merecen un párrafo aparte: 10 locales fueron multados por no presentar sus salidas de emergencia en regla. Y si bien en algunos casos el problema era que no estaban correctamente señalizadas o que las puertas se abrían al revés, es decir hacia adentro; en otros los problemas eran más graves.

En El Escondite Bar (Callao 76 bis) la salida de emergencia no conduce a la calle, sino al hall de un hotel; en La Diosa la puerta estaba trabada y para llegar a la calle había que transitar por una escalera de dos tramos, recorrer un largo pasillo de no más de 70 centímetros de ancho y volver a subir 20 escalones. De todas formas, el cese de actividades de esta cantina se dispuso por la tergiversación de rubro.

En todos los casos, las irregularidades detectadas quedaron plasmadas en actas, que pasarán al Tribunal Municipal de Faltas para establecer multas y plazos para adecuarse a la ordenanza.


Avisados
El despliegue del operativo de control municipal agarró desprevenidos a quienes durante la madrugada de ayer llegaron a los boliches. Es más, a muchos les provocó fastidio (ver aparte), sin embargo algunos dueños de locales parecían estar esperando la presencia de inspectores.

El bar Willie Dixon (Suipacha 98 bis) hasta estrenó para la ocasión una nueva escenografía: en el medio del local aparecieron dos flamantes mesas de ping pong y tres metegoles, y fue su mismo dueño, Juan Cabrera, quien mostró a los agentes municipales hasta el último recoveco del local. En Madame, en cambio, se asignó la tarea al ingeniero encargado de diseñar la disco.

Otros fueron tomados por sorpresa. En La Diosa se había anunciado que no se iba a cobrar entrada antes de la una, en un intento para que los jóvenes ingresen antes que comiencen las inspecciones. Sin embargo, dos inspectores de Control Urbano y uno de la GUM se instalaron en la puerta de entrada desde temprano con un cuentapersonas y cuando la asistencia llegó al tope de 225 personas que fija su habilitación, ordenaron cerrar las puertas.

Así, mientras afuera un número similar de jóvenes peleaba por entrar ("Nos dicen que está lleno porque metieron 200 tipos y normalmente entran más de 500", se quejaban), adentro también sobraban las caras largas: "Mirá lo que es esto, el boliche está vacío. Es un embole", se quejaba Marisa (22 años), habitué del lugar.

En otros boliches optaron por la estrategia opuesta. Una vez que pasaba el grueso de los inspectores se permitía el ingreso de más gente de la permitida, o incluso se habilitaban otros accesos para sortear a los agentes municipales que estaban apostados en la puerta. La treta no sirvió de mucho: el asunto quedó asentado en un acta y deberán pagar una multa.
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Un empleado de Madame muestra la salida de emergencia.

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