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 miércoles, 29 de diciembre de 2004  
Editorial:
Enfrentar los precios abusivos

Poco tiempo atrás, desde esta columna se hacía crítica mención al injustificado incremento de los productos que integran la canasta navideña y a la reacción que deberían protagonizar los consumidores para evitar convertirse en reiteradas víctimas de una actitud abusiva. La advertencia realizada anteayer por una asociación civil local en torno de la insólita suba del precio del pollo y su exhortación al público a no adquirirlo forman parte de una problemática ineludible para toda sociedad que se jacte de ser madura.

Los datos son contundentes: antes de Navidad, el valor del kilo del ave estaba a 2,80 pesos; pero súbitamente y sin razones atendibles, el promedio se elevó a cuatro pesos en Rosario y a cinco en las localidades vecinas. De acuerdo con el titular de la Asociación Civil La Comuna -protagonista de la denuncia- se trata de una simple "avivada" de las cámaras que controlan el mercado, "ya que no se han registrado aumentos en los cereales ni un crecimiento en las exportaciones".

Por supuesto que en la decisión de subir el precio ha incidido con fuerza el hecho de que los platos con pollo resultan tradicionales en la cena de Año Nuevo. Arrollados, salpicones, mayonesas y distintas recetas altamente elaboradas suelen partir de la base de esta carne. Y ni lerdos ni perezosos, entonces, aparecen los eternos aprovechadores, que en poco contribuyen a consolidar la recuperación que está atravesando la economía santafesina aportando su grano de arena para elevar artificialmente los índices inflacionarios y perjudicando el bolsillo de sus conciudadanos.

Pero la evidente desconsideración que rige tal comportamiento debe ser sancionada. Sin estridencias, pero de manera categórica. A partir de una actitud sencilla: no comprar pollo hasta que su importe descienda. Dos años atrás, la implementación concreta de este proceder tuvo buenos resultados. Pese a ello, todavía no son pocos quienes se resignan a su rol de víctimas y abonan el intolerable sobreprecio. Debería entenderse que en casos como estos ni el rezongo ni la pasividad constituyen el mejor camino: corresponde actuar desde el rol de consumidor. Cuando exhibe cohesión, el poder de los consumidores es alto y puede obligar a rectificar más de un rumbo.
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