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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
[Perspectivas] Una nueva lectura de Cervantes
Federico Jeanmaire: "En El Quijote siempre encuentro las respuestas"
El novelista escribió un libro para los lectores del gran clásico de la lengua española

Fernando Toloza / La Capital

Federico Jeanmaire se propuso escribir un libro sobre el Quijote para sumar lectores a la gran obra de Cervantes. El método para cumplir con tal fin fue relatar las grandes escenas y centros de la novela, y evitar toda referencia bibliográfica, de tal forma que el lector novicio en cuestiones cervantinas no se vea repelido por un aparato crítico que, en ocasiones, repite una misma aseveración, según anticipó Jeanmaire en diálogo con Señales, en su paso por Rosario a comienzos de semana para difundir "Una lectura del Quijote".

Nacido en Baradero, provincia de Buenos Aires, en 1957, Jeanmaire escribió una novela sobre la vida de Cervantes titulada "Miguel", que fue finalista del premio Herralde de Novela. En ese género publicó "Mitre", "Montevideo" y "Papá", entre otras. Equívocamente reducido a la novela histórica, el autor estima que ahora que escribe sobre el Quijote le llevará varios años deshacerse de la etiqueta de cervantista que ya prevé le asignarán los medios culturales argentinos.

-¿Cuándo leíste por primera vez el Quijote?

-La primera vez que intenté leerlo fue en la escuela secundaria, pero no pude. Recién cuando tuve 21 años lo pude leer completo. Me lo impuse como una necesidad: yo quería ser escritor y me dije que tenía que leer el Quijote. Recuerdo que me costó y empecé a disfrutarlo cuando estaba terminando la primera parte.

-¿Cómo afectó tu labor como escritor?

-A partir de ese momento cambió todo y es mi libro de cabecera, el que me enseñó y me sigue enseñando a escribir. Por ejemplo, el año pasado salió una novela mía que se llamaba "Papá" y era como un diario de la enfermedad de mi padre mientras yo vivía con él. En un momento sentí que no podía seguir igual y que necesitaba un cambio, y me puse a leer el Quijote. En el Quijote siempre encuentro las respuestas.

-Como si fuese un I Ching, el libro de oráculos chino.

-Exactamente. Está todo. Leyendo el Quijote encontré la forma de seguir con esa novela que mencioné. Todos los problemas que puedo tener los resuelvo yendo al Quijote.

-¿No te sentiste en algún momento como Pierre Menard, el personaje de Borges que "escribe" de nuevo el Quijote?

-No, aunque sé que en este país cuando te ponen en una categoría parece que no podés salir. Según esa tendencia, de ahora hasta mi muerte tendré que hablar del Quijote (risas), más si a eso se suma que tengo una novela sobre Cervantes ("Miguel") y voy a publicar una adaptación del Quijote para la escuela secundaria en marzo del año próximo.

-Estás resignado.

-No; es así, de verdad. Fijate: escribí una novela que se llama "Mitre", que es sobre el amor de una pareja que viaja en tren, y otra que se llama "Montevideo", con una historia que involucraba a Sarmiento, pero él no era lo principal, y yo nunca las vi como novelas históricas. Pero cómo será lo de las categorías, que estuve yendo cinco años a la Feria del Libro en Buenos Aires a hablar sobre novela histórica, algo que yo nunca había hecho. Así que creo que tendré al menos 20 años en los que me harán hablar del Quijote (risas).

-Llama la atención que en todo el libro no haya citas a algunos de los tantos textos que se han escrito sobre Cervantes.

-Eso fue una decisión. No quise hacer un libro académico, sino que es el libro de un escritor sobre el libro de otro escritor, aunque la magnitud de los escritores es bastante diversa en este caso (risas). Si ponía bibliografía o notas al pie, eso iba a funcionar como un obstáculo para la lectura. Quería hacer algo que se pareciese a una de mis novelas: que el lector disfrutase de entrada y no que se quisiese ir. En realidad, tampoco necesitaba poner la bibliografía sobre Cervantes porque hay tanta que arma una suerte de maremágnum inexistente, donde la misma cosa fue dicha ya por setenta personas, y no sé a quién le pertenece. Por supuesto, me he apropiado de todo eso aunque sin ponerle nombre. El que sabe sobre Cervantes se dará cuenta de qué estoy usando en cada momento. Poner todo ese aparato le iba a resultar insalvable al lector que nunca hubiese entrado en el Quijote. Lo que sí, hay citas textuales de Cervantes, pero las menos que he podido porque me pareció que también podían generar un obstáculo en la lectura narrativa del libro, porque mi proyecto era que el libro se pudiese leer como una especie de narración.

-Seguís el desarrollo de la novela.

-Sí, va contando la historia del libro. Me hicieron una entrevista en la revista Para Ti y la periodista, que había leído mi libro, me dijo que para qué iba a leer el Quijote si ya sabía todo. Pero en realidad la apuesta es que el lector vaya al Quijote.

-¿Sabés por qué estaba fugitivo Juan de la Cuesta, el primer editor del Quijote?

-No, pero no creo que haya sido por las erratas. Juan de la Cuesta le paga muy poco dinero a Cervantes por el libro, y Cervantes siempre lo está buscando porque necesita más plata. Después De la Cuesta le da algún dinero por mes con el que el autor vivirá. Aunque hay otro problema: la cantidad de ediciones piratas sobre las que Cervantes no recibe nada, y supongo que ahí sí lo fue a buscar a De la Cuesta para pedirle explicaciones, y tal vez eso explique lo de esa fuga sobre la que hablás.

-¿Cervantes se dio cuenta de que estaba inventando la novela moderna?

-Para mí, no.

-¿Cómo lo ves desde el aspecto ficcional que trazás de Cervantes en tu novela "Miguel"?

-Hay cosas muy extrañas, y no quiero decir con esto que Cervantes haya sido un ingenuo, pero en general los artistas suelen manejarse más por odios estéticos que por gustos, y Cervantes es uno de esos artistas. Cambia todos los géneros que le disgustan, aunque no tiene conciencia de que eso haya sido nuevo. Se divirtió mucho haciéndolo, sabía contra qué estaba combatiendo, pero no se dio cuenta de su modernidad. Creo que la prueba es que nunca se refiere al Quijote como una obra importante y hasta pocos días antes de su muerte sigue considerando más valioso al "Persiles". Hoy leés el "Persiles" y no podés creer que lo haya considerado más valioso que el Quijote. Cervantes se veía a sí mismo como un gran lírico y un gran autor teatral, cosas que no era.

-Sin embargo, en el libro señalás que el Quijote tiene una enorme influencia del teatro.

-Me parece que eso es algo novedoso de mi libro porque no conozco comentadores que lo digan. El teatro es básico para el Quijote. Pienso,por ejemplo, en que no había ningún otro género del que agarrarse para establecer como protagonista de una historia narrativa a un tipo de medio pelo. Eso no existe antes de Cervantes. Sí existe la novela de pícaros como "El Lazarillo de Tormes", pero el personaje es más un bandido y las obras tienen un trabajo social sobre una realidad antes que sobre un género. Cervantes toma un género donde todos eran príncipes y lo lleva al estadio de una persona de un pueblo. Y eso para mí viene del saber teatral. Después hay muchos textos que son absolutamente teatrales, como en la aventura de la venta en la primera parte que termina con todos los personajes sobre el escenario, igual que en las comedias de la época. Está también, para dar otro ejemplo, Dorotea, la gran protagonista femenina de la primera parte, quien cambia incesantemente, igual que si fuese una actriz. No es un personaje narrativo, porque si yo quisiese hacer algo así en una novela, no lo creería nadie.

-¿Tuviste alguna vez un afán quijotesco que se pueda contar?

-Sí, claro, la novela "Miguel", que es una autobiografía ficticia de Cervantes. Podría decir que mi afán fue ser un poco Cervantes, que es lo más quijotesco que se me puede ocurrir. En cuanto al adjetivo "quijotesco" siempre me pareció muy extraño porque la gente se pone en el lugar del Quijote y no del libro: lo quijotesco en el libro es que sólo el Quijote crea en los gigantes; hoy se usa quijotesco cuando mucha gente ve una situación de desigualdad de fuerzas, pero en una situación donde se puede decir que hay muchas personas que creen en lo mismo. Creo que es un efecto romántico que produce la lectura de la modernidad.

-Llama la atención que el Quijote sea un libro moderno y a la vez tan de su época, pienso en la cantidad de ediciones que se hicieron en vida de Cervantes de acuerdo con lo que contabas antes.

-Eso tiene que ver con los diferentes registros del libro. Por eso puede ser popular en el momento en que sale, pero además el libro sugiere tantas cosas, que a la par de la risa se piensa. Su vigencia queda clara cuando ves que cada nueva generación escribe libros sobre el Quijote.
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"Cervantes no se dio cuenta de que inventó la novela moderna".

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