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 domingo, 21 de noviembre de 2004  
Para beber
Etiquetas sureñas

Gabriela Gasparini

No sería demasiado exagerado decir que en nuestro país vino pareciera ser sinónimo de Mendoza, o por lo menos eso es lo que piensan muchos a la hora de escoger una botella. Sin embargo, cada vez hay más zonas donde se realizan cultivos con vistas a la industria vinícola y no siempre estamos al tanto de su existencia. Sabemos de San Juan, Salta, Catamarca, La Rioja, pero qué podemos decir de Chubut, Río Negro o Neuquén.

El descubrimiento de nuevas regiones donde la vid da frutos más que estimables ha hecho que desde hace ya varios años los inversores miren con buenos ojos hacia el sur. Tierras virtuosas a un costo que a veces es hasta un 40% menor que en Mendoza o San Juan, sumado a beneficios impositivos, no es algo para dejar pasar así como así, y siempre hay un ojo atento. Suelen ser lugares donde la crisis frutihortícola hizo que muchos dueños de chacras y campos reconvirtieran sus cultivos en viñedos.

Lo que se da en llamar región sur está integrada por La Pampa, Neuquén y Río Negro. El Alto Valle del Río Negro es quizás la más nombrada porque esa zona concentra la mayor superficie vitícola (casi un 80%). Es un valle que va desde Chinchinales hasta Confluencia, sobre las márgenes del curso inferior de los ríos Limay y Neuquén, que comprende los departamentos de General Roca en la provincia de Río Negro y de Confluencia en Neuquén.

Si bien tiene el problema de las heladas tanto tempranas como tardías, se cultivan variedades para vinos de calidad como Malbec, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Bonarda entre las tintas. Y Torrontés, Pedro Giménez, Semillón, Sauvignon Blanc y Chenín entre las blancas. Las condiciones del clima son ideales para la obtención de vinos de alta acidez, por eso es fácil pensar que lo mejor del sur son los blancos, sin embargo no son los únicos, ya que hay tintos como es el caso del Merlot o del Pinot Noir que pueden sorprender muy gratamente.

El Alto Valle ha decidido recuperar la producción vitivinícola con apoyo estatal y privado, y le está yendo más que bien. A las bodegas tradicionales de la región seguramente la primera que le viene a todos a la mente es Humberto Canale, se sumaron nuevos proyectos, como fue el caso de la Bodega del Fin del Mundo que vio la luz hace ya un tiempo en San Patricio del Chañar en Neuquén, y también aquellos que, siendo ya propietarios de establecimientos en la zona de Cuyo, han decidido emprender su aventura sureña.

Un ejemplo de esto último pero en Chubut es el caso de Weinert. La localidad de El Hoyo se destaca por ser la feliz poseedora de los viñedos más australes de América. Un empresario allí radicado pretende convertir al lugar en la "California de los vinos de calidad". Dice que la zona reúne algunas condiciones básicas para la puesta en marcha de una excelente producción: clima suave, temperaturas bajas y maduración lenta. Las principales variedades plantadas son Merlot, Pinot Noir, y Chardonnay, a las que luego se sumaron Gerwüztraminer y Riesling.

Es interesante hacer un recorrido probando las etiquetas sureñas, y si es posible comparar con cepas provenientes de otras latitudes para ir apreciando en la práctica qué es eso de las diferencias cuando suelos y clima son distintos.
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