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 miércoles, 17 de noviembre de 2004  
Colapso carcelario. Se suceden los reclamos en las seccionales rosarinas
Revuelta y quema de colchones en un penal de la comisaría 10ª
Todo sucedió en un lugar con capacidad para 15 reclusos donde convivían 38. Para la policía hubo un intento de fuga

Reclusos del penal de la comisaría 10ª protagonizaron durante la madrugada de ayer un alzamiento que incluyó la quema de colchones y originó un incendio que debió ser sofocado por los bomberos. Si bien entre las causas los reclusos alegaron pedidos de traslado -15 fueron llevados a otras seccionales- la policía vinculó la revuelta con un intento de fuga, una vez que descubrió un incipiente boquete que momentos antes se había empezado a realizar en el techo de una de las celdas. Por la tarde, familiares de los presos debieron esperar que un abogado de la Pastoral Penitenciaria les asegurara -tras hablar con uno de los internos- que nadie había sufrido daños físicos, ya que las autoridades de la seccional de Darragueira al 1100 no les brindaban la información que pedían. Esto originó las más variadas quejas sobre el maltrato que dicen recibir las visitas en ese penal.

El lugar de detención de la seccional 10ª consta de dos celdas y un patio enrejado donde hasta ayer convivían 38 personas, aunque tiene capacidad para 15. Según la versión del jefe de la seccional, José Luis Divita, a las 2.30 el personal sintió "ruidos extraños" y al ir a inspeccionar "los internos se enloquecieron. Prendieron colchones en el patio y como habían trabado la puerta con sábanas, los agentes no pudieron ingresar a apagar el fuego con los extinguidores. Por eso llamaron a los bomberos que controlaron el incendio arrojando agua a través de las rejas del techo".

Divita explicó que la situación se tornó peligrosa por el monóxido de carbono que despedía la gomaespuma de los colchones e inundaba el ambiente, pero "no había forma de que entraran en razón". Los presos depusieron su actitud cuando él llegó al penal, a las 3.30. "Primero pedían cosas irrisorias: querían gaseosas, cigarrillos. Luego, dialogando más en serio, 15 pidieron ser trasladados a comisarías más cercanas a los domicilios de sus familiares". Esos requerimientos se concretaron durante la jornada de ayer.

Sin embargo, para el comisario el origen del levantamiento fue un intento de fuga: "Una vez controlada la situación el personal descubrió que los internos habían empezado a hacer un orificio de unos veinte centímetros con un hierro que sacaron de una cucheta de cemento. Evidentemente, los ruidos correspondían a esa tarea".

Ayer por la tarde, unas 15 mujeres permanecían en la puerta de la comisaría. A medida que iban llegando para el horario de visitas, al mediodía, se iban enterando de lo que había pasado durante la madrugada. "No dejan pasar a nadie, queremos saber cómo están y no nos dicen nada. No sabemos si están golpeados o quemados", dijeron, y descargaron una serie de quejas sobre las condiciones de detención -"es una mugre", coincidían- así como sobre el trato que reciben las visitas. También se quejaron de que algunos son trasladados, pero "más lejos" de sus domicilios.

La indignación aumentaba en la puerta de la comisaría conforme transcurrían las horas de incertidumbre por la falta de información de parte de la policía. Recién sobre las 16, cuando el abogado Guillermo Marconi, de la Pastoral Penitenciaria, logró hablar con un detenido las mujeres se tranquilizaron: el profesional les transmitió que los reclusos estaban bien y les explicó que las visitas habían sido suspendidas debido a los destrozos ocurridos en el penal.
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