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 miércoles, 20 de octubre de 2004

Trabas en la comunicación
Fonoaudólogas sugieren atender al niño antes de la interiorización del lenguaje. Indicadores para la detección temprana de la tartamudez

Belén Travesaro / La Capital

Generalmente maestros y pediatras aconsejan a los padres de niños que tartamudean "tener paciencia y esperar porque el trastorno desaparecerá con la maduración". Sin embargo, las fonoaudiólogas María Cristina Peyrone, María del Carmen Sojo y Silvana Perfumo sostienen que si bien en el 80% de los niños desaparece con el tiempo, "un 20% permanecerá y requiere tratamiento". Impulsadas por la necesidad de promover la atención fonoaudiológica temprana de las disfluencias atípicas las profesionales crearon en Rosario la Fundación para la Tartamudez (cuya personería jurídica está en trámite), que tiene como objetivos la prevención, formación e investigación en el tema

"El trastorno se evidencia cuando el niño realiza esfuerzos musculares y respiratorios para hablar, tiene disfonía o repite sonidos, sílabas o palabras. Corrigiendo esas alteraciones antes de la interiorización del lenguaje (entre los 5 y 7 años), se puede evitar que se instale la disfunción", dijeron las fonoaudiólogas.

"Si se demora la intervención se pierde el momento propicio para hacer prevención primaria. Cuando se detecta después que el lenguaje ya se interiorizó con disfluencias, lo que se hace es ayudar a que disminuyan. En un momento de crisis o tensión emocional, las alteraciones pueden aparecer nuevamente", explicó Peyrone, presidenta de la Fundación, quien además de ser fonoaudióloga es psicóloga social.

Las profesionales aclararon que todos los niños cuando comienzan a adquirir el lenguaje presentan esporádicas repeticiones de sílabas o palabras que desaparecen con la maduración. Existe un pequeño porcentaje en los que esta dificultad se instala, acompañada de un retraso en la aparición del lenguaje, aislamiento social y esfuerzo al hablar. "Los padres, maestros y docentes tienen que estar alertas para derivar al niño a un fonoaudiólogo que ayudará a superar esas dificultades", destacó Perfumo, quien se desempeña como docente en la carrera de Fonoaudiología de la UNR.


Indicadores
La fluidez es la capacidad de realizar emisiones verbales continuas, fáciles y suaves. Esta habilidad para hablar sin interrupciones ni bloqueos forma parte del lenguaje y se desarrolla junto con él. Sus componentes son facilidad, continuidad, velocidad y ritmo. Cuando éstos se alteran, aparecen las disfluencias típicas o atípicas. Estas últimas suelen estar acompañadas de síntomas de índole emocional (personas ansiosas), motores, lingüísticos y cognitivos.

Los indicadores que pueden estar relacionados con el trastorno son:

* Presencia de antecedentes familiares. Investigaciones recientes han encontrado alteraciones genéticas en personas que tartamudean.

* Esfuerzo en la articulación de las palabras (en presencia de tres o más repeticiones con esfuerzo hay que prestar atención).

* Si las características comunicativas de la familia son particulares: clima de tensión, hablan todos juntos, no se respetan los silencios, utilización de un nivel de lenguaje elevado o complejo.

Frente a la presencia de alguno de estos indicadores, las profesionales aconsejan la consulta con un profesional formado en el tema.

El tratamiento fonoaudiológico abarca el entrenamiento de la fluidez de los padres para modificar entre todos las características de la comunicación familiar. "La tartamudez afecta la comunicación con los demás, por lo tanto durante el tratamiento es conveniente que el entorno del niño facilite el diálogo, siendo paciente cuando presenta dificultades", dijo Sojo, docente de educación vocal y dicción.

"Las compañías telefónicas europeas valoran la necesidad de un mayor tiempo para el diálogo y ofrecen tarifas especiales para las personas que tartamudean", apuntó Peyrone.


Facilitar la comunicación
Las profesionales puntualizaron algunas pautas para facilitar la comunicación:

* Para conversar, utilizar oraciones cortas, concretas y sencillas.

* No interrumpir cuando el niño se está expresando, ya que lo obliga a organizar nuevamente el comienzo de lo que quiere decir.

* Intentar que la conversación se lleve a cabo por turnos, aumentando las pausas antes de responder. De esa forma cada uno va a tener su momento para hablar.

* Mirar a los ojos a la persona que tartamudea aumentará en ella la sensación de ser comprendida y escuchada con atención.

* Hacer que se sientan incluidos en la conversación para mantener el interés y la motivación.

* Especialmente en los niños conviene no utilizar frases largas o complejas y disminuir el número de preguntas y órdenes.



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En el tratamiento es conveniente que el entorno facilite el diálogo.

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