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 miércoles, 20 de octubre de 2004

Estupor de los vecinos del rosarino que mató a su mujer y a sus suegros en Brasil
"¿Qué le habrá pasado a Seba por la cabeza?"
En barrio Sarmiento nadie lo puede creer. "Pobre pibe", decían. El joven todavía no declaró ante la Justicia

Leo Graciarena / La Capital

El barrio que vio crecer a Luis Sebastián Zanuzzi, el rosarino de 29 años que el sábado mató a su esposa y a sus suegros en la ciudad brasileña de Porto Alegre, no lo podía creer. "Pobre Seba", fue la expresión más repetida por los vecinos del barrio Sarmiento. "¿Qué le habrá pasado por la cabeza para hacer algo así?", era el comentario común entre los vecinos que no se cansaron de definirlo como un buen pibe, reservado, de pocos amigos, que estaba muy enamorado de su esposa y "que no era un revoltoso del que uno pudiera esperar algo así".

Entre las 9 y las 10 de la mañana del sábado, Sebastián puso fin a su relación de cinco años y siete meses con Sharon Ullmann, la joven de 30 años a la que había conocido chateando. La alcanzó de un martillazo, la acuchilló en la garganta y le disparó a la cara. Antes había había baleado a Jorge Luiz Ullmann, de 60 años, dueño de una empresa de equipos de aire acondicionado, y a su mujer Gilda Buratto, de 58 años. Tras los crímenes, colocó los cuerpos en una despensa y levantó una pared de ladrillos para ocultarlos. Luego se hospedó en un hotel de lujo, donde lo ubicó la policía.

Ayer Sebastián Zanuzzi estaba alojado en una celda individual del Presidio Central de Porto Alegre, la mayor del estado de Rio Grande do Sul, que alberga a 3.200 reclusos. No había sido convocado a prestar declaración judicial.

Hijo adoptivo de una familia de posición económica desahogada, Sebastián tiene dos hermanas mayores, una profesional universitaria y otra docente. Al caminar por las veredas de barrio Sarmiento hay dos constantes: nadie habla mal de Sebastián y nadie se identifica. "No des mi nombre, son vecinos del barrio de toda la vida, que están sufriendo mucho por esto", como esgrimió a modo de ejemplo una mujer mayor.

Hasta hace poco más de cinco años, Sebastián Zanuzzi vivía en una casa de dos plantas, que hoy está pintada de blanco, con tejas rojas y rejas negras en Agrelo entre Sorrento y Berón de Astrada. La familia Zanuzzi se afinca a escasas cinco cuadras de la cancha de Argentino de Rosario.

Allí vivía con su papá, Hugo, el Chuni, quien fuera presidente de Regatas Rosario hasta hace un lustro. Ethel, la mamá que lo quiso como propio, falleció "hace seis o siete años", según cuentan sus vecinos. "Era una mujer muy bondadosa y ese fue un golpe terrible para él", explicó Verónica, quien lo recordó "como un tipo retranquilo". Al lado de la casa donde Sebastián vivía con su papá, ahora vive una de sus hermanas.

Verónica tampoco lo podía creer. "No éramos súper amigos, pero está en todas las fotos de mis cumpleaños. Me acuerdo mucho cuando yo tenía 12 o 13 años y nos juntábamos en las siestas en verano a charlar y tomar mates en el tapialito", recordó.

"La última vez que lo vi fue hace seis años, antes de que se casara. Lo felicité. Su mujer era muy bonita. Lo recuerdo como una persona que tenía siempre la mirada como de preocupación", recuerda esta mujer.

En el barrio Sarmiento evocan a Seba "como el sobrino del Fiaca Zanuzzi" (Juan Carlos), el representante de la filial Rosario de Luz y Fuerza en Buenos Aires. "Hace mucho que no lo veo. La verdad, no lo puedo creer. Cuando éramos chicos nos juntábamos a tirar al aro en Agua y Energía. El jugaba al básquet en Regatas", contó un muchacho que compartió el tiempo como Sebastián cuando eran pibes.


Recuerdos de familia
De Sebastián Zanuzzi nadie tiene un mal recuerdo en barrio Sarmiento. "Era retraído, no tenía muchos amigos", fue lo más comprometido que dijo un vecino bajo la fresca arboleda por calle Agrelo. "Es un flor de pibe. De una familia fabulosa. Vecinos de toda la vida en el barrio. El papá se jubiló en YPF, trabajaba en la sección compras", contó un hombre que ya peina canas, mientras lavaba su auto en la vereda. "Los Zanuzzi son una familia excelente", remarcó.

"El decía que casarse con esta piba era un regalo que le hacía su mamá desde el cielo", contaba la dueña de una pequeña boutique en la esquina de Sorrento y Agrelo. "Las alianzas con las que se casó, se las vendí yo", narraba la mujer. "Antes de casarse ellos se encontraban cerca de la frontera y un día me pidió las alianzas para sorprenderla. Se notaba que estaba muy enamorado de esa chica". La mujer recordó "que apenas se casaron vivieron un tiempo acá, en su casa. Pero ella estaba muy deprimida porque extrañaba. Por eso se fueron a Brasil".

Otra vecina recordó "cuando hace dos años vino de vacaciones en un BMW rojo. Pero Seba nunca se la creyó. Siempre fue el mismo tipo. Por lo que vi en el diario ahora está mucho más gordo", contó. Un vecino mayor resaltó la belleza de Sharon Ullmann: "Te va a parecer excesivo, pero era parecida a Xuxa (por la animadora brasileña). La piba era un sueño", explicó el hombre.

Algunos vecinos de la cuadra recuerdan "que hace seis o siete años" Sebastián desapareció "por diez días o dos semanas". La familia Zanuzzi lo buscó desesperadamente, pero de un día para el otro Sebastián regresó. "Fue muy extraño", contó una vecina "en el barrio se dijo que a lo mejor había ido a buscar a su mamá biológica, que es del Chaco", esgrimió la mujer, una vecina de toda la vida en calle Agrelo.

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Los vecinos lo recordaron como un buen pibe.

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