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 miércoles, 20 de octubre de 2004

PUEBLO ESTHER
Una familia cautiva de quienes saqueaban su chacra
Tres encapuchados asaltaron un establecimiento rural. Se llevaron $3 mil, ropa, electrodomésticos y un auto

Tres hombres armados y encapuchados asaltaron la vivienda de una familia de productores rurales a cuyos ocho integrantes mantuvieron casi tres horas en calidad de rehenes. El atraco se produjo el lunes a la mañana y los delincuentes huyeron en un Renault Clío de sus víctimas llevándose unos 3.000 pesos en efectivo, ropa y electrodomésticos. El hecho es investigado por la subcomisaría 15ª de Pueblo Esther.

Los hermanos Persichini viven con sus respectivas familias en un establecimiento rural a unos 600 metros de la autopista Rosario-Buenos Aires, un kilómetro al sur de la planta de General Motors. Comparten una gran casa dividida en dos por un corredor. Antonio, de 57 años, vive con su mujer María Esther y dos hijas de 23 y 17, mientras que su hermano Pedro, de 52, tiene dos varones de 15 y 18 años con Graciela.

El lunes Antonio se levantó temprano para iniciar su día de trabajo. Eran las 6.30 cuando salió hacia el galpón ubicado a diez metros de su casa donde se guardan maquinaria y herramientas. Antes de llegar lo sorprendió un hombre armado y cubierto con un pasamontaña e inmediatamente salieron otros dos. Los Persichini presumen que podrían haber pasado la tormentosa noche del domingo en el galpón. Todavía no entienden por qué no ladraron los perros.

"Eran tres tipos pero ellos dijeron que eran siete. Cada uno tenía dos armas. Yo vi una pistola 9 milímetros y un revólver que debe haber sido de la década del 30", recordó Antonio con un tono resignado a través del cual se filtraba cierta bronca contenida. Los delincuentes redujeron al hombre y al resto de la familia, quienes aún dormían.

A punta de pistola, los maleantes mantuvieron cautivas a las ocho personas en un ambiente común a ambas casas mientras dedicaban a revolverlas, preguntando insistentemente dónde estaba la plata. "Le dimos lo que había de dinero, pero siguieron buscando. Se llevaron mucha ropa, pero sólo de hombre. A mi hermano lo dejaron sin nada. Se robaron los relojes, las zapatillas, y después se cargaron el televisor, el equipo de música y una computadora", resumió Antonio, quien no dejó de destacar que no sufrieron maltratos por parte de los delincuentes. "En un momento mi mujer se descompuso por la situación -recordó- y le dieron un vaso de agua, la hicieron sentar en una silla. Uno apuntaba y los otros dos trabajaban". Alrededor de las 9 los ladrones decidieron alzarse con el botín, no sin antes recuperar fuerzas frente a la heladera. "Se comieron unos sandwiches, tomaron la leche. Para colmo nos pidieron gaseosas de marca, pedían Coca, pero había Pepsi", ironizó el productor.

Los maleantes huyeron en un Renault Clío modelo 2003 que al cierre de esta edición no había aparecido. Antes de escapar dejaron encerradas a sus víctimas que, cuando pudieron salir, debieron ir hasta el pueblo para denunciar el robo; es que también se habían alzado con los celulares y cortado el teléfono.

"Presentíamos que en algún momento nos iba a pasar algo así", dijo Antonio como queriendo aclarar que estaba al tanto de la nueva forma de vida en el campo, impensable cuando su abuelo compró la chacra que hoy explota con su hermano. "Hoy se vive igual en el campo que en la ciudad; con el corazón en la boca. Mucha gente de la zona -dijo en referencia a otros colonos- fueron asaltados de esta manera".

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