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 sábado, 16 de octubre de 2004

Las transformaciones del jardín de infantes
Nivel inicial: de la guardería al espacio de aprendizaje
Los padres deben conocer el proyecto educativo de una etapa decisiva para el desarrollo de los niños

Stella Avila Poletti (*)

Los seis primeros años en la vida de un niño constituyen un período relevante en lo que atañe a su desarrollo y, por ende, a su formación integral. Dentro de la educación formal, el proceso de enseñanza-aprendizaje que contempla la educación en esta etapa se desarrolla en el nivel inicial, llamado antes jardín de infantes, el cual, acorde a los cambios imperantes de la sociedad actual, ha ido sufriendo transformaciones a través de los años, en la función que desempeñaba.

Los primeros jardines de infantes se crearon con el objetivo de cumplir la tarea de guarderías, donde personal no especializado satisfacía las necesidades de cuidado, higiene y alimento de los niños, en forma subsidiaria.

En épocas de recesión y actualmente, en algunos países incluyendo el nuestro, la función que ejerció y ejerce todavía para paliar problemas, en poblaciones de riesgo social, se traduce en la palabra "compensatoria" porque ayuda a abordar temas cruciales en forma precoz. Esta función se encuentra estrechamente vinculada a la preventiva, ya que ambas posibilitan el abordaje de problemas educativos en el momento que aparecen, con el objeto de encarar su pronta resolución.

En el transcurso de la mayor parte del siglo pasado, prevaleció la función propedéutica, es decir preparatoria, que propiciaba la enseñanza de técnicas instrumentales necesarias para ingresar a la escuela primaria, especializada en ejercitación psicomotriz, pero que dejaba de lado ciertos aspectos, muy importantes por cierto, que respondían a las dimensiones cognitiva y afectiva.

Con el auge del cognitivismo, adquiere preeminencia la función educativa, que promueve la construcción progresiva del conocimiento a través de una organización sistemática de los saberes para que favorezcan el desarrollo integral de la personalidad.

Esta función, con intencionalidad netamente formativa, es la que predomina actualmente, en forma conjunta con la de socialización y la de integración, que posibilitan la inserción de niños con características educativas especiales en la escolaridad básica.

La evolución del jardín de infantes hasta convertirse en el nivel inicial debe ser conocida por todos los directivos, docentes y padres, especialmente los que tienen hijos en edad de asistir a este nivel, para que puedan comprender la importancia del mismo. Esto porque, aunque no se proponga como finalidad enseñar a leer y escribir, la etapa es de vital importancia para la formación de hábitos, habilidades, destrezas y conocimientos significativos para el desenvolvimiento de los niños en su vida diaria.

Pero también para erradicar esa antigua idea que avalaba la concurrencia al jardín sólo para jugar y socializarse -aspectos de alta significación-, desmereciendo así la labor que ejercen las docentes especializadas en este nivel y subestimando el potencial de aprendizaje de los niños, a esta edad.


Ciclos y aprendizajes
El nivel inicial consta de dos ciclos, el primero que incluye a niños de cero a cuatro años y el segundo ciclo, a niños de cuatro y cinco años. Con la obligatoriedad de cursar la sección de 5 años se trata de garantizar la igualdad de oportunidades para que todos puedan desarrollar las competencias esperadas al finalizar su paso por el nivel inicial.

La metodología empleada es el juego, en todas sus formas, porque "jugando, el niño comienza a relacionarse con otros y a comprender el mundo; aprende sin darse cuenta y, de esta manera, no lo olvida".

Se hace imperiosamente necesario, entonces, organizar el currículum del nivel inicial de manera tal que se puedan encarar las problemáticas existentes entre las concepciones teóricas y la transposición didáctica.

Para ello, en este nivel se han pautado como expectativas de logro, que el niño:

* Despliegue paulatinamente sus capacidades afectivas, para que pueda integrarse con cierta autonomía en la vida social, acrecentando su autoestima y cultivando valores, tanto éticos como estéticos.

* Desarrolle las estructuras de su pensamiento, en forma progresiva de acuerdo a su etapa evolutiva, ejercitando las funciones cognitivas para que pueda transitar de lo sensoriomotriz a lo simbólico, de lo intuitivo a lo lógico y de lo precategorial a lo categorial, como llave de acceso para poder desenvolverse en el contexto que lo rodea.

* Construya progresivamente el conocimiento, control y dominio de su propio cuerpo, de sus capacidades, habilidades y destrezas motrices para que pueda manejarse en el espacio, sin dificultades.

* Incorpore y reafirme hábitos y actitudes favorables en relación a sí mismo y a los demás para que pueda insertarse, sin inconvenientes, en el entramado social.

* Realice una eficaz articulación en su tránsito al primer ciclo de la EGB.

Es imprescindible, entonces, que en el momento de elegir una escuela para que sus hijos cursen el nivel inicial, los padres se acerquen a las instituciones y soliciten información acerca del proyecto educativo institucional, que conozcan al personal directivo y docente sin dejarse guiar por apariencias que pueden resultar engañosas, en desmedro de indicadores ciertos de calidad como puede ser el perfil del alumno que se desea, abogando por un niño protagonista, participativo y constructor de su aprendizaje.

En síntesis, una buena escuela debe proponerse que el alumno aprenda y emprenda con autoestima y autonomía personal. Los logros se evaluarán a través del perfil de sus egresados.

(*) Profesora de educación preescolar. Licenciada en gestión de la educación

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Autoestima y autonomía deben prevalecer.

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