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 domingo, 12 de septiembre de 2004

Estética
Adiós a las estrías

Desde etapas muy tempranas, como la segunda infancia hasta la edad madura, las estrías constituyen una consulta frecuente, que casi siempre conlleva cierta frustración para los pacientes y muchas veces, también para los médicos.

El mecanismo de producción de una estría es siempre el mismo: ruptura de las fibras elásticas de la piel que subsecuentemente son reemplazadas por tejido fibroso. En los primeros momentos suelen verse como líneas rojas que siguen el movimiento de expansión, transversales en el dorso, glúteos y miembros inferiores, y verticales o radiales en mamas y abdomen.

En etapas más tardías cuando se tornan nacaradas se ve un proceso aparentemente concluido de reparación. Como el tiempo transcurrido entre uno y otro período, en general suele ser bastante corto, difícilmente la consulta se produzca en la primera etapa. Sin embargo esto también está cambiando, tal vez debido a una mayor observación corporal.

Si bien todos pasamos por procesos de expansión corporal como el crecimiento, otras variaciones en el peso debidas a cuestiones fisiológicas (embarazo, lactancia o disfunciones hormonales específicas como enfermedad suprarrenal, tiroidea o la utilización prolongada de medicamentos) también traen aparejada la producción de estrías. Se han mencionado también factores accesorios como algunos hábitos: ejercicios demasiado bruscos (aparatos de musculación) y el consumo de anabólicos en forma de medicamentos y/o alimentos.

Todas estas causas son tenidas en cuenta a la hora de evaluar su presencia en determinados pacientes, sin embargo, no se puede ignorar que existe además una cierta predisposición genética, ya que son vistas con mayor frecuencia en pieles más oscuras.

Luego de efectuado el diagnóstico en el mecanismo de producción, esto es, si se trata de un proceso normal o patológico (enfermedad subyacente) el profesional se aboca al tratamiento. Lo habitual es que la paciente concurra habiendo probado ya algún método, casi siempre cremas. Esto es interesante a la hora de establecer un pronóstico relativo. Habitualmente se dice que el resultado dependerá de la "edad" de la estría: las jóvenes (de reciente comienzo) casi siempre responden muy favorablemente, y las antiguas ya cuentan de entrada con el desencanto del paciente, por lo tanto es a estas últimas a quienes se han dirigido los adelantos con los que hoy se cuenta en materia de corrección.

Cuando se habla de corrección (porque la recuperación de estas pieles de manera completa no siempre es posible) en algunos casos la respuesta es satisfactoria. Los tratamientos básicos además de la aplicación de cremas especialmente formuladas de acuerdo a las características de la estría, dependen de la experiencia del médico tratante.

Los clásicos retinoides como estimulantes de la producción de fibras de sostén, hoy se asocian con otros coadyuvantes que al ser introducidos en la piel potencian su efecto. A ellos se sumaron los peelings con diferentes sustancias destinadas a acelerar el turnover celular con rol significativo en la reparación de las fibras rotas.

También se ha usado con buenos resultados la estimulación mecánica mediante cristales, sumada a los métodos anteriores. Desde hace varios años la tecnología basada en láser intenta ser el camino de elección para tratar las estrías (el perfeccionamiento de este sistema es anunciado en cuanto aparato nuevo ingresa al mercado, pero los resultados siguen siendo inciertos).

En resumen, las estrías no son demasiado diferentes del resto de los problemas médicos. Tienen en común que su identidad (características y respuesta a tratamientos) depende de quién las padece. Porque como reza el viejo axioma "no hay enfermedades sino enfermos".

Nora Romero, Jefe de la Sección Dermatología del Hospital Escuela Eva Perón.

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