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 sábado, 11 de septiembre de 2004

Invitación de Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz
Alumnos de la Escuela Taigoyé participaron del Forum de Barcelona
Estuvieron en los campamentos de la paz. Fue una experiencia de convivencia intercultural

Fabiana Monti / La Capital

Invitados por el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), Romina Laborio, Cristian Paredes, Carolina Acosta, Marcelo Bazán y Cristian Talero, alumnos de la Escuela Nº 1344 Cacique Taigoyé, participaron en los campamentos de la paz organizados por la asociación Saved Children en el Forum de Barcelona. La experiencia no sólo fue un desafío porque era la primera vez que viajaban al exterior, sino que la convivencia con chicos de distintos países del mundo puso a prueba el discurso de la diversidad.

A Romina le cuestan las palabras pero le sobran las sonrisas cuando recuerda sus diez días en Barcelona participando de esta experiencia. "Lo que más me gustó fue el mar", se anima a expresar y de a poco va soltando algunas de las vivencias que compartió durante diez días en Barcelona, junto a sus compañeros de la comunidad toba y chicos de países como Israel, Maputo, India, Uruguay, entre otros.

Asiente cuando Cristian, otro de los viajeros, comenta lo bueno que fue conocer los parques de diversiones y hacerse de amigos de otros países, con quienes entre otras cosas, jugaron al fútbol.

"A lo que más miedo le teníamos era al avión", coinciden aunque cuentan orgullosos que esto no fue un obstáculo y repiten que les gustaría volver a viajar aún cuando extrañaron mucho a sus familias.

La invitación vino de la mano de la organización que preside el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, que desde hace tiempo viene acompañando la lucha de los pueblos originarios en América latina. Por eso, el primer desafío al que tuvieron que enfrentarse los chicos de la comunidad toba, fue la integración con sus pares que participan del proyecto Aldeas de Jóvenes para la Paz-en esta ocasión de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires-que estaban en el contingente que partió desde Argentina.Después los aprendizajes continuaron cuando llegaron a Barcelona, al campamento donde había alrededor de 130 niños de diferentes países y donde las actividades se planteaban no por grupo originario sino que debían compartirlas con compañeros de otros lugares.


El viaje
"Los primeros días fueron complicados porque todo era nuevo y la mayor dificultad era el idioma. Pero uno queda maravillado como los niños consiguieron resolver estas cuestiones propias de la diversidad cultural, logrando, por ejemplo, que al cabo de un tiempo estuvieran debatiendo la formación de una Asociación Infantil Internacional", explicó Patricia Pognante, la docente de la Escuela Taigoyé que acompañó al grupo rosarino.

Para Pognante una de las cuestiones más significativas de la experiencia, fue que los chicos tuvieron que enfrentarse a resolver con sus propios recursos temas a los que no estaban acostumbrados, logrando autonomía y comunicación. También rescató la importancia que tuvo el hecho de poder palpar que existen "muchos otros que son otros" y que "la cultura hegemónica occidental no ha sido dura sólo con las comunidades aborígenes sino que hay diversas realidades y se puede convivir con el otro sin arrancarse de los pelos".

"Desde que volvió de Barcelona, mi hijo es otro chico", asiente el padre de Cristian Talero, quien explicó que fue un orgullo que sus hijos pudieran dar a conocer la comunidad indígena en el exterior. "A nosotros nos cuesta mucho hablar pero el hecho de que los chicos hayan podido tener la palabra en un espacio como ese fue muy importante", recalcó emocionado.

Precisamente uno de los temas que presentaron para debatir en el campamento fueron el hambre y la falta de trabajo, condiciones a las que están sometidos diariamente los miembros de la comunidad toba que residen en Rosario. "Así como para los chicos de Bosnia el tema era el de paz, para los chicos estos fueron las principales preocupaciones", indicó Pognante.

En tanto, Liliana del Pino directora de la escuela, apuntó cómo esta experiencia movilizó a toda la comunidad educativa, no sólo por los nervios que tuvieron los días que duró el viaje sino tambiénpor el antes, para conseguir la documentación, y el después, por el interés de conocer qué había pasado y cómo habían vivido esos días de convivencia en el Forum de Barcelona.

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Los chicos fueron despedidos en Ezeiza por el titular de Serpaj.

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