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 domingo, 05 de septiembre de 2004

Un misterio. La familia de Nélida Bertucelli supone que la asesinaron para robarle el dinero de la venta de una casa
El sórdido ataque a una pensionada, un crimen que nadie entiende
Su cuerpo, atado "como un matambre", apareció en una ribera de Villa Gobernador Gálvez. Vivía en Coronel Domínguez, a 30 kilómetros de allí

Eduardo Caniglia / La Capital

En Coronel Domínguez los vecinos todavía recuerdan el paso de esa mujer esmirriada y frágil caminando por una calle que bordea campos y silos en dirección a la ruta 18, hacia donde iba a hacerle dedo a algún automovilista que la llevara a Rosario. En esta pequeña localidad de mil habitantes, ubicada a unos 30 kilómetros de Rosario, ninguno de los pobladores sale del asombro y encuentra un motivo que explique el crimen de Nélida Bertucelli, la pensionada de 80 años que hace nueve días fue encontrada desnuda, maniatada y muerta a golpes en la orilla del río Paraná, en Villa Gobernador Gálvez.

"Es una barbaridad lo que hicieron. Era una mujer buenísima que no se metía con nadie", repitieron el dueño de una gomería y una mujer que solía visitarse con la pensionada.

El cuerpo de Nélida fue hallado el viernes 27 de agosto por un pescador. Estaba desnudo, varado en el lodo, a la altura del kilómetro 422 del Paraná, detrás de la empresa Unilever. Tenía dos profundas hendiduras producidas por golpes contundentes en la cabeza. Y una soga lo maniataba desde los pies hacia el cuello. El extremo de la misma cuerda sujetaba sus manos, a la espalda, a la altura del abdomen. "La ataron como un matambre", narró un policía.

Ese mismo día la policía conjeturó que se trataba de una mujer de entre 30 y 35 años. Lo mismo estimó la médica que hizo la autopsia. Fue sorprendente, por tanto, que tras el reconocimiento que familiares hicieron del cadáver se supiera que la víctima era una anciana de 80 años. Ocurrió que la hinchada deformación del cuerpo en el agua había borrado los pliegues de la piel y sus rasgos generales. La identificación fue posible por las piezas dentarias.


Vida de colonos
La historia de Nélida y su esposo, ya fallecido, tiene que ver con la descendencia de los inmigrantes italianos que llegaron al país en el siglo XIX para trabajar la tierra. José Argutti, el marido de Nélida, nació en La Vanguardia, un pueblo ubicado a pocos kilómetros de Coronel Domínguez. En la adolescencia conoció a la mujer asesinada y juntos se fueron a Uranga, el terruño de ella.

Allí, José trabajó en la cosecha hasta que fue desalojado junto a otros jornaleros del campo en el que cultivaban la tierra. Corría el año 1965 cuando el desamparo alcanzó al matrimonio convalidado por una ley provincial. Entonces decidieron marcharse con sus dos hijos a Coronel Domínguez. Allí Argutti continuó marcando los surcos arriba de un tractor hasta que se jubiló.

Así fueron pasando los años hasta que en 1990 José murió y Nélida se quedó sola, viviendo con austeridad y simpleza en la casa que juntos habían levantado en Ayacucho 533. Allí cuidaba las flores que ella misma había plantado en el jardín delantero de la vivienda. Por entonces, los hijos de la pareja, Nelly Esther, que hoy tiene 60 años, y Elio Héctor, de 54, ya habían decidido continuar sus vidas en Rosario y hasta el presente viven en dos casas separadas por pocos metros en la zona sudoeste de la ciudad.

El viernes pasado, ya hacía algunos días que algunos vecinos no veían transitar por las calles del pueblo a esta mujer lúcida y vital, delgada, de un 1 metro 50 de estatura. Un llamado telefónico de una hermana que vive en la ciudad bonaerense de Campana preocupó a sus hijos. Les dijo que ya hacía tres días que nadie respondía el teléfono en la casa de Nélida. Recién en ese momento, según afirman sus parientes, se enteraron de que Nélida había vendido una casa en Fighiera heredada de su madre. "Llamó (la hermana) porque había un problema con el impuesto inmobiliario", explicó Norberto Berdini, un sobrino de la mujer que vive en Coronel Domínguez.


Una venta importante
La transacción comercial se confirmó cuando los efectivos de la Brigada de Homicidios allanaron la casa y allí apareció un boleto de compraventa en el que figuraba que el inmueble había sido transferido en 25.000 pesos, de los cuales 12.500 habían sido pagados en marzo. El resto, según lo registrado en el documento, debía abonarse en agosto pasado.

Tanto Berdini como el yerno de la mujer, Albino Saluzzi, confiaron a La Capital que no sabían que Nélida había concretado la operación. "Sólo nos dijo que pensaba vender esa casa", comentaron.

Nelso Nardon se dedica a vender repuestos agrícolas en un galpón casi abandonado. Fue el último que vio con vida a Nélida. Era el martes 24 de agosto y la mujer atravesaba los 1.500 metros que hay desde su casa al ingreso al pueblo. Al parecer, planeaba hacerle dedo a un automovilista para que la llevara a Rosario por la ruta 18.

"A pesar de que en el pueblo hay remises, ella viajaba de esa manera cuando tenía que cobrar la pensión. Lo hacía para gastar menos", contó Noris Sorbellini, quien conocía a Nélida desde hacía 20 años. Es que Nélida recibía sus haberes en un banco de Ovidio Lagos y bulevar Seguí, al que no concurrió el pasado 26 de agosto, cuando tenía fecha de cobro.

Pero antes de salir de su vivienda, Nélida desenchufó la heladera y dejó sobre la mesa el DNI y la tarjeta de cobro de la pensión. Por eso, se sospecha que esa salida no tenía por destino la ciudad de Rosario.

El llamado del viernes alteró la rutina de los Saluzzi. Albino y su hijo, José Damián, de 24 años, viajaron a Coronel Domínguez para averiguar los motivos de la ausencia de la mujer. Pero nadie en el pueblo sabía nada acerca de su paradero cuando ya la policía también la buscaba. También ignoraba dónde podía estar su hermana, que vive en la localidad de Acebal.

El lunes pasado, el comisario Rubén Canavosio -inspector de la 4ª zona de la Unidad Regional II- les dijo que había aparecido una mujer de entre 30 y 35 años, en la zona ribereña de Villa Gobernador Gálvez, y entonces se tranquilizaron porque creyeron que no se trataba de su pariente. El oficial les señaló que, a pesar de que se trataba de una persona más joven, era conveniente que reconocieran el cadáver en el Instituto Médico Legal de Rosario.


Final abierto
Hacia allí fueron José y su tío Elio. Un rato después comprobarían que se trataba de Nélida. El cuerpo -dijo Saluzzi- "estaba irreconocible". Pero el muchacho es mecánico dental y pudo identificarla porque le había hecho algunas prótesis bucales. "Mi cuñado no pudo reconocerla porque estaba muy hinchada", contó Saluzzi.

¿Por qué la asesinaron?. Hasta ahora, ni los investigadores de la Jefatura de Rosario ni los parientes lograron descifrar el misterio que encierra la muerte de Nélida Bertucelli. Aunque en el pueblo circulan algunos rumores que expresan diferentes motivos. "Algunos dicen que la mató un familiar para quedarse con la plata de la venta de la casa y otros que la sacaron de la vivienda", contó un vecino.

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Nélida cobró $12.500 por la venta de una casa.

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