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 domingo, 22 de agosto de 2004

Educación
Etapa de definiciones

Marcela Isaías / La Capital

Aunque la elección de una profesión o un estudio se desarrolla a lo largo de toda la vida ("quiero ser doctor", "me gustaría ser bailarina", suele escucharse de boca de los más chicos), lo cierto es que el final de la escuela media o polimodal marca la etapa en que este momento de decisión se vuelve crucial.

Es determinante por varias razones; entre ellas la más visible parece ser el apuro por resolver lo que muchos consideran "una decisión vital", algo que funciona a manera de presión y en determinadas experiencias más que servir de ayuda termina convirtiéndose en un obstáculo: "Ojo, a no equivocarse que una carrera es para toda la vida", o bien: "No se puede perder tiempo eligiendo", son frases comunes de escuchar desde los adultos a los jóvenes. También es habitual "no tener muy en claro qué se quiere estudiar".

Y hasta suele suceder que la elección se termina haciendo más por la afinidad con algunas materias que por la profesión que promete a futuro cierta carrera: estudiar medicina sin que le guste la química es visto casi como un imposible, por ejemplo.

Las presiones familiares tienen su peso. No romper con la tradición de una familia de abogados -por ejemplo- no es tema del pasado, menos aún cubrir deudas personales de los adultos ("no sigas magisterio, mirá cómo le fue a tu tía"); y sobre todo, tal como se evalúa en los últimos años, los comentarios de los adultos sobre una carrera que no ven con agrado son determinantes: "Para qué vas a estudiar música, con eso te vas a morir de hambre".

Claro está que las razones económicas no son una variable menor, sobre todo cuando el estudiante no tiene a mano una oferta académica pública posible de alcanzar. Este es un factor que bien conocen muchos jóvenes del interior provincial.

Estas y otras razones que corren en igual sentido justifican pensar en un buen espacio para el diálogo, y la búsqueda de información al momento de elegir una carrera. No sólo para orientar la búsqueda, desmitificar miedos o descubrir campos no tan difundidos del conocimiento, sino sobre todo para evitar frustraciones que pueden no tardar en llegar.

Basta recordar que la deserción en el primer año de la universidad o de las carreras de nivel superior es un tema de agenda permanente entre los rectores de todas las universidades del país. Y no es para menos, porque las cifras de abandono en este período oscilan en el 40 por ciento.

La realidad es conocida por el sistema educativo superior. Por eso en los últimos años se intensifican acuerdos entre los ministerios de educación y las casas de altos estudios para definir una articulación que facilite el tránsito de un nivel de escolaridad a otro. También se expanden las campañas de difusión, exposiciones, talleres de orientación vocacional y ofertas informativas que inundan la red.

Estas estrategias han sido bien recibidas por los estudiantes. Por ejemplo, la semana pasada una muestra de carreras que ofrece la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizada en Santa Fe logró interesar a más de 7.000 jóvenes. Lo notorio de la exposición es que, según los datos aportados por la UNL, unos 5.400 alumnos fueron con sus escuelas, pero otros 2.000 lo hicieron por su cuenta y en muchas ocasiones acompañados por sus padres.

La Universidad Nacional de Rosario (UNR) también prepara para los próximos días otra edición para mostrar qué se puede estudiar en sus 12 facultades. La cita será entre el 24 y 26 de agosto en el Centro de la Juventud Municipal -San Martín y el río Paraná-.

A su vez, tanto la UNR como otras universidades ofrecen servicios de orientación vocacional, apoyados en talleres, charlas y consultas dirigidas a los alumnos que están a punto de terminar una carrera y también para aquellos que desean reorientarse en la elección de un estudio.

De cualquier modo, lo importante es señalar que la información detallada sobre el alcance de los programas de estudios, la vinculación con el mundo laboral y la demanda de tiempos de una carreras son puntos claves a conocer cuando se trata de elegir una profesión.

La otra cara es la propia búsqueda de intereses, preferencias y quizás entender que un campo de conocimiento puede ser muy amplio, tanto que permite diferentes miradas para ser trabajado y aprovechado desde las potencialidades que cada alumno pueda imprimirle en el futuro.

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