Un nuevo "error" en la cárcel de Coronda: liberan a un preso por otro

Se produjo 15 días después de un hecho idéntico. Angel Uriel Vega pasó tres controles antes de salir cuatro años antes de cumplir su condena. Poco después lo hizo Juan Aquino, el verdadero beneficiario

Un interno de la cárcel de Coronda al que le restaban cuatro años para cumplir su condena abandonó el penal sin obstáculos haciéndose pasar por un compañero de celda que -después de declarar ante la policía- fue liberado horas después de haber finalizado su pena. El mismo engaño ocurrió 15 días atrás, cuando se desmadejaron hipótesis más suspicaces que la negligencia del personal penitenciario que acompañó la salida errónea. Ya en ese momento un ex director del penal apuntó a un "arreglo" con el personal y otras voces señalaron las causas en las asperezas que surgieron ante las reformas del Servicio Penitenciario. Si la historia se da como tragedia y se repite como comedia -como señaló Karl Marx- esta salida errónea se parece, al menos, a una burla a los controles que las autoridades impusieron después del "equívoco" anterior.

Juan Carlos Aquino cumplió su condena a las 12 del domingo. Estaba en una celda del sector de disciplina que compartía con Angel Uriel Vega, quien tomó su lugar. Al comprobarse la fuga, Aquino debió declarar ante la policía lo que ocurrió en la celda. El interno se excusó en que no escuchó cuando lo llamaron porque estaba durmiendo. "Algo que es imposible", indicó el director de la cárcel, Eduardo Leclerc, que se inclinó por que en realidad hubo un acuerdo entre los presos. "Aquino dijo que no escuchó nada, lo que es imposible", explicó el jefe penitenciario en base al tamaño de las celdas, más chicas que las comunes, que cuentan con 6 metros cuadrados en los que hay una cucheta, una mesa y un excusado.

Más allá de un presunto acuerdo entre los internos, Vega pasó los controles y la identificación que realizaron los tres empleados penitenciarios pasados a disponibilidad ayer mismo.

Aquino había sido condenado por tenencia de armas de guerra, abuso de armas y resistencia a la autoridad. El joven que salió usando su identidad -los dos tienen poco más de 20 años- está condenado por tentativa de homicidio y debía recuperar la libertad recién en 2008.

Aquino había pasado por todos los controles ampliados que ordenaron las autoridades del Servicio Penitenciario después de que el interno Claudio Góngora se hiciera pasar por su compañero Claudio Acosta para salir en libertad durante la primera semana de junio.

Según fuentes penitenciarias, las medidas de control de rutina consisten en revisar el documento del interno, la foto del legajo -si es que existe- y sus huellas dactilares. En el legajo, además, figuran los datos físicos del interno, con detalles sobre su cuerpo como si tiene o no tatuajes, y su fisonomía, entre otras características que deben ser cotejadas por el personal penitenciario antes de conceder la libertad a quienes terminaron su condena.

Para evitar los "equívocos" como en el episodio anterior, las autoridades impusieron ultimamente más controles, como preguntarle al interno detalles personales y de gustos, explicó a La Capital el director del penal. Aquino pasó por todos esos controles el viernes, aseguró. "El domingo, cuando se produce la salida, lo libera otro personal que no verificó todo eso que ya estaba verificado. Es un acto de total negligencia que debe ser investigado -dijo Leclerc-. Lo que suponemos es que no se chequeó correctamente la identidad del preso".

El personal responsable de esos controles son el celador del pabellón, el encargado de vigilancia del sector y el jefe de día, quienes fueron pasados a disponibilidad ayer. Esa medida implica que los tres fueron separados de sus cargos hasta que se sustancie el sumario administrativo que se inicia aparte de la causa penal por negligencia en el cumplimiento de sus funciones e, incluso, facilitamiento de fuga, de acuerdo lo establezca la pesquisa judicial. Además de esos perjuicios, la medida interna implica que los tres oficiales cobrarán la mitad de su sueldo mientras dure la investigación hasta que se establezcan las responsabilidades de cada uno y la sanción correspondiente. "No se puede expulsar al personal sin un sumario previo", explicó Leclerc, que evidentemente tiene en cuenta esa posibilidad.

Por su parte, el director del Servicio Penitenciario santafesino, Fernando Rosúa, fue más sanguíneo para referirse a la nueva "negligencia" del personal. "Me da mucha bronca. Se está trabajando mucho y cosas como esta tiran todo para atrás", dijo con total franqueza. "A partir del otro día -dijo en referencia a la fuga de la primera semana de junio- se habían extremado los controles para que no pasara más". Y al preguntarle si no lo interpreta como una burla, tanto por parte de los internos como del personal del Servicio Penitenciario aceptó: "Me siento así".


¿Complot?
Rosúa cuestionó que el episodio sea producto de la reacción de miembros del servicio que no acuerdan con las reformas. "Si fuese por una interna serían muy boludos, porque quedan muy expuestos, aunque el nivel de boludez de la gente siempre es difícil de medir. Las responsabilidades son muy claras, no hay otros (responsables) más que estos -se sinceró Rosúa en relación al personal sancionado-. Es muy difícil que un celador le diga a su compañero que ese interno es otro para dejarlo salir", respondió a una teoría más conspirativa.

La medida que tomaron con los tres responsables de este nuevo episodio, su pase a disponibilidad, fue más dura que la aplicada con los investigados por la fuga anterior, a quienes sólo les iniciaron un sumario interno para aclarar lo que ocurrió a principio de este mes, que aún no está finalizado.

Los sancionados son un oficial subayudante, el más joven y que se encuentra al principio de su carrera, un subalcaide y un alcaide mayor. Este último, el jefe de día, tiene un alto rango, se encuentra al final de su carrera y tiene una gran responsabilidad dentro del penal ya que "queda a cargo en ausencia del director", explicó Rosúa.

El mismo engaño ocurrió 15 días atrás.