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 martes, 22 de junio de 2004

La casa real saudita pretende que los terroristas retornen a la buena senda
Ryad comparte la visión religiosa con Al Qaeda y busca reinsertar a sus miembros a la sociedad

El Cairo. - La decapitación del estadounidense Paul Johnson en Arabia Saudita el viernes pasado atrajo la atención del mundo hacia un incendio que no podrá ser apagado en poco tiempo. Pues lo que hace las cosas más complicadas en Arabia Saudita, aún más que en otros países árabes que también luchan contra el terrorismo, es que la distancia ideológica entre Al Qaeda y la doctrina oficial del Estado es menor que en cualquier otro lugar.

Por supuesto, la Casa Real saudita rechaza categóricamente los ataques contra extranjeros. El mufti del reino, el jeque Abdelaziz bin Abdula al Sheij, calificó el domingo la decapitación del norteamericano como "un acto criminal que no podría haber sido cometido por alguien que tenga en el corazón al menos un destello de devoción islámica". Pero la distinción entre "infieles" y "fieles musulmanes", proveniente de la versión islámica puritana de los wahabitas, es hace tiempo parte del discurso religioso oficial en Arabia y de la cosmovisión de los sauditas, aun cuando los religiosos oficiales no hicieron ningún llamado para atacar civiles extranjeros.

Esta cercanía ideológica nunca fue abiertamente admitida por la monarquía saudita. Pero ante los ojos de analistas occidentales, podría ser la razón por la que Ryad intentó durante años regresar al buen camino, a través de promesas de reintegración social a cambio de abandonar el terrorismo, a sus "hijos perdidos por el mal camino" que eligen la violencia para manifestar su rechazo a los infieles al islam.

El ministro saudita del Interior, el príncipe Naif, anunció a los extremistas tras sus últimos excesos que país será "purificado" del mal del terrorismo. Pero el príncipe heredero Abdula bin Abdelaziz, quien gobierna de hecho desde la enfermedad del rey Fahd, dejó la puerta abierta para el regreso de los fanáticos: "Le decimos a este y a otros grupos desviados del buen camino que si no regresan, les espera el mismo destino que el de los terroristas muertos por la policía el viernes o uno peor". También el mufti está decepcionado de que los jóvenes árabes malinterpreten las enseñanzas cuando dicen que el crimen de Johnson fue "una agresión y una traición a la confianza y a las tradiciones".

Lo que está claro es que los terroristas sauditas conmocionaron al establishment religioso con sus atentados contra extranjeros. Los estudiosos del renombrado instituto religioso egipcio Al Azhar salieron a desautorizar a los terroristas cuando afirman que actúan en nombre del islam. El islam, dicen, prohíbe matar civiles, incluso en tiempos de guerra. (DPA)

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El príncipe Salma Ibn Abdulaziz visita a un policía herido en un tiroteo con Al Qaeda.

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