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 martes, 22 de junio de 2004

La nave sobrepasó los 100 kilómetros de altitud, considerada la frontera con el espacio
El SpaceShipOne logró realizar el primer vuelo espacial privado
Tras ascender ayudada por un avión, la nave fue impulsada por cohetes hasta superar la atmósfera terrestre

El SpaceShipOne y su tripulante Mike Melvill, de 62 años, lograron ayer el primer vuelo espacial privado de la historia, una hazaña que fue festejada por miles de personas congregadas para aplaudir su aterrizaje en el desierto de California.

El avión White Knight despegó a la mañana de ayer del aeródromo de Mojave llevando en su panza a la nave hasta alcanzar una altitud de 15 kilómetros. Luego la nave se separó y su tripulante activó el cohete propulsor que lo llevó a una velocidad tres veces mayor que la del sonido, hasta alcanzar una altura de cien kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Al finalizar su vuelo y tocar tierra, Melvill, un estadounidense de origen sudafricano, sacó su brazo por una de las ventanillas como si fuera un vuelo de rutina, y saludó a la multitud reunida en el aeródromo, 160 kilómetros al norte de Los Angeles.

El vuelo "sobrepasó los 100 kilómetros de altitud", lo que se considera la frontera con el espacio, confirmó el constructor del aparato, Burt Rutan. Una hora y media después del despegue Melvill se transformaba en el primer astronauta privado del mundo.

"Lo logramos", reía Rutan, acompañado del millonario Paul Allen (cofundador de Microsoft junto a Bill Gates), que invirtió más de 20 millones de dólares en la aventura. Poco después el piloto ya estaba con ellos, contándoles como vio "la curvatura de la Tierra". Exclamó: "Hay una vista increíble a 100 kilómetros de altitud".

Tras una hora de ascensión junto a su avión transportador, el SpaceShipOne se separó a la altitud deseada: 48 mil pies. Entonces Melvill encendió el cohete, que a tres veces la velocidad del sonido (más de tres mil kilómetros por hora) comenzó a dejar un cordón de humo blanco en el cielo de California, lo que permitió seguir su recorrido.

Tras 80 segundos, Melvill apagó el motor del cohete, continuando su trayectoria durante 3 minutos hasta alcanzar una altitud de 103 kilómetros (340 mil pies), a la cual el SpaceShipOne perdió toda su velocidad.

Allí comenzó un descenso en caída libre hasta los 200 mil pies (60 kilómetros) de altura, umbral en el cual el piloto comenzó a sentir el efecto de la atmósfera en las alas del aparato y el efecto de la gravedad sobre sus espaldas.

Luego Melvill maniobró el SpaceShipOne en vuelo planeado desde una altitud de 80 mil pies (25 kilómetros) hasta posarse en la pista de partida, donde esperaban quienes acudieron para ser testigos del acontecimiento.

"Esta es una etapa que podría conducir a una nueva era espacial", declaró Rutan, de 61 años, concluido el vuelo. "Existe un enorme deseo de volar al espacio, y no sólo de soñar con eso", opinó. "Los nuevos emprendedores del vuelo espacial privado tienen una visión, queremos que nuestros hijos puedan ir a otros planetas", agregó. Pero el verdadero propósito, al parecer, tiene fines comerciales, por eso ya se anunció que los turistas millonarios podrán repetir la experiencia a un costo de unos 100 mil dólares. (AFP)

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El SpaceShipOne, bajo la panza del avión propulsor.

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