| martes, 22 de junio de 2004 | Consagrado a Dios "Sin tapujos", es un libro escrito por el padre Guillermo Mariani, de la capilla Nuestra Señora del Valle, provincia de Córdoba, que ha suscitado muchas polémicas. Dice él haber manifestado a su superior: "Yo quiero que se me explique cuál es mi delito, y si lo es abrir la vida de uno con absoluta sinceridad para que la conozcan los demás". Desde la visión humana del problema, pienso que este hombre no ha cometido delito alguno porque no se ha conculcado ninguna disposición legal. Pero hemos de pensar que esta persona no es un ciudadano común. Es un sacerdote de la Iglesia Católica. Nadie lo obligó a tomar estado sacerdotal. El eligió su vocación. El quiso consagrarse sacerdote por su propia voluntad, teniendo pleno conocimiento de la ley del celibato. El se obligó voluntariamente en su consagración sacerdotal a difundir la fe de Jesucristo y las enseñanzas de los Evangelios. La moral del evangelio que es la palabra de Dios no es la moral del sentir del mundo. El es un hombre consagrado a Dios y se debe a la palabra de Dios. Y es precisamente la palabra de Dios la que condena su vida sin tapujo: de experiencias intimadas con mujeres, su acercamiento homosexual y la apología que hace de su mala conducta sacerdotal. Las enseñanzas de Jesús no aprueban ni la homosexualidad, ni las relaciones carnales íntimas fuera del matrimonio, estas son enseñanzas evangélicas de la que el mundo se ríe, pero se debe pensar que él es un cura, que no cometió delito punible, pero sí algo mucho más grave a los ojos de Dios, como lo es una traición a su consagración sacerdotal, a Dios y a sus mandamientos y enseñanzas. La apología de su vida intima no justifica su inmoralidad sacerdotal.
Ezequiel Martínez
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