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 domingo, 20 de junio de 2004

Manzana: Legendaria y nutritiva

Los hermanos Grimm no eligieron al azar la fruta que la malvada bruja iba a envenenar para acabar con la belleza de Blancanieves. También el héroe suizo Guillermo Tell usó una manzana para demostrar su habilidad con el arco y la flecha.

No hay fruta, ni acaso alimento, que pueda competir con el pasado legendario de la manzana, cuyo origen sin embargo es incierto y habría que situarlo en Europa oriental y Asia. Es fácil de comer porque no hay por qué pelarla (aunque conviene no olvidar el lavado previo) resulta refrescante, se puede mordisquear sin dejar de realizar otra actividad (de ahí que sea uno de los tentempiés más consumidos en horario laboral) y además se conserva bien sin necesidad de frío. De esto último eran conscientes los antiguos navegantes que solían incluir barriles llenos de manzanas en las provisiones para largas travesías.

Si se busca en el saber popular, basta recoger dos dichos. Se suele decir de alguien con buen aspecto que está sano como una manzana y el refrán que reza "que una manzana cada mañana aparta al médico de la cama". Para muchos es fuente de lozanía y en la mitología griega cuando los dioses comenzaban a envejecer, comían manzanas para recuperar la juventud. Lo cierto es que cada vez son más los beneficios demostrados.

Su virtud más conocida es la acción reguladora del intestino. Comer una manzana cruda y con piel, para aprovechar la fibra que contiene ayuda a luchar contra el estreñimiento. Consumirla pelada, rallada y algo oscurecida por la oxidación (cuando se liberan los taninos con propiedades astringentes) produce el efecto contrario en el organismo. Una manzana de unos 150 gramos de peso aporta 80 calorías (cero de materia grasa) 22 gramos de carbohidratos, 16 gramos de azúcares (fructosa, glucosa y sacarosa) y cinco de fibra, tanto insoluble como soluble.

Esta última, llamada pectina, tiene una reconocida influencia sobre el colesterol (hay estudios que aseguran que comer dos al día puede reducirlo en un 10 por ciento). También se cree que esta sustancia protege de la contaminación ambiental, ya que ayuda a eliminar el plomo y el mercurio del cuerpo. Considerada como un buen tónico para el corazón y la circulación, ya se está estudiando su función inhibitoria en el desarrollo del cáncer gracias a la presencia de flavonoides y polifenoles. A esta sucesión de beneficios hay que añadir el aporte vitamínico (C, B1, B2 y B6) de potasio, fósforo y calcio. Además, la presencia de ácido málico y tartárico facilita la digestión de alimentos de alto contenido en grasas.

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