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 domingo, 20 de junio de 2004

Actividad física: Mayor energía

En esta época del año es cuando más nos cuesta salir para hacer ejercicio. El frío nos acobarda y nos justificamos pensando que con todo lo que tenemos que hacer es difícil encontrar un lugarcito para la actividad física.

Porque vivimos acelerados, tratando de ganarle al reloj, con mil proyectos y cosas en la cabeza y a veces sentimos que estamos agotados, sin fuerzas y con muy pocas ganas de "gastar" energías en hacer ejercicio.

Sin embargo, es al revés, cuanto más nos dedicamos a la actividad física, más energía generamos. Además, el invierno es un excelente momento para cargar las pilas, sin la presión del verano y de estar espléndidos para lucirnos.

Sí, aunque parezca mentira, el secreto de estimular a "nuestra máquina" para ser más energéticos es simplemente actuar con mayor energía aunque no nos sintamos demasiado dispuestos a hacerlo. Esto que parece un consejo algo elemental tiene un gran valor probado con la experiencia y funciona.

Cuando actuamos energéticamente estimulamos al cuerpo, aumentamos el ritmo cardíaco y colocamos a la mente en alerta.

Hay una tendencia natural hacia la conservación de energías cuando no nos acecha un peligro inminente, que heredamos de nuestros ancestros de las cavernas. Pero en el mundo actual, esta tendencia al dejarse estar en lo físico, solo nos lleva a incrementar las tensiones emocionales, situación que podremos revertir rápidamente poniéndonos en movimiento.

Para sobrellevar esta natural tendencia a la apatía que todos compartimos, el principal consejo es actuar con energía tanto si nos sentimos con ganas como si no. La consecuencia es que con solo actuar con energía ya empezaremos a ser más energéticos.

Por todo esto el primer paso es el más fácil, pero una vez decididos no dudemos y empecemos ya.

n El primer punto antes de empezar cualquier programa es someternos a una revisación médica.

n Hágase un programa de ejercicios semanales exigente pero cumplible, y sujétese férreamente a él sin ningún tipo de excusas.

n Elija el tipo de actividad que mejor se adapte a su personalidad. Si prefiere la soledad, pruebe caminatas, natación o ciclismo. Si por el contrario se inclina por la actividad grupal inscríbase en clases de gimnasia, yoga o Pilates. Otra posibilidad es reiniciar la práctica de algún deporte o actividad que la haya gratificado en su juventud: tenis, danza, volley, etcétera.

n Empiece con pequeñas dosis de actividad. Sus músculos y articulaciones no están acostumbrados al esfuerzo, y les deberá dar tiempo para adaptarse a las nuevas exigencias. Empiece con rutinas de no más de 30 minutos, tres días por semana, para luego llegar a una hora hasta cinco veces en la semana.


El beneficio adicional es que por el sólo hecho de actuar con mayor energía estaremos estimulando a todo el sistema glandular que responda en consecuencia, y ese flujo adicional de hormonas nos traerá una carga extra que será el justo premio a nuestro esfuerzo por mejorar.
Por lo tanto, no espere a sentirse con ganas para actuar con mayor energía, simplemente hágalo, actúe primero y el efecto deseado aparecerá como consecuencia.

Mirta de Fussi

Profesora de yoga

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