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 miércoles, 16 de junio de 2004

Investigarán en Rosario los hábitos de consumo de alcohol en las mujeres
El trabajo se iniciará el mes próximo y se extenderá a otras provincias. Medirá los riesgos sobre las embarazadas y los recién nacidos. Es una de las causas de gestación con defectos congénitos

María Laura Favarel / La Capital

Aunque pocos conocen las consecuencias, "el alcohol es una de las principales causas de nacimientos con defectos físicos y mentales congénitos", afirmó a La Capital la psiquiatra María Cristina Saez de Arregui, quien coordinará una investigación nacional que se iniciará el mes próximo en Rosario para evaluar los hábitos de consumo de alcohol en las mujeres.

Aunque el consumo de alcohol es la causa evitable más frecuente de defectos en los nacimientos, aproximadamente una de cada cinco mujeres embarazadas bebe, y se calcula que cada año en Estados Unidos, uno de cada 750 bebés nace con el síndrome de alcoholismo fetal (SAF) completo y otros 50.000 nacen cada año con efecto alcohólico fetal (EAF).

La investigación coordinada por Saez de Arregui comprobará los hábitos de consumo de alcohol y tabaco en mujeres en edad fértil. Si bien el trabajo comenzará en Rosario, se extenderá a otras provincias. Los resultados se presentarán el año próximo en el congreso nacional de psiquiatría que se realizará en Mar del Plata. Durante ese encuentro se cotejarán los datos obtenidos a nivel nacional con un trabajo similar realizado en Europa.

El estudio apunta además a investigar qué pasa con la mujer, sobre todo las adolescentes, en una sociedad donde el consumo de alcohol se presenta como modelo.


Más susceptible
Los efectos nocivos del consumo de alcohol en el embarazo son vastamente conocidos desde la década del 70. "Incluso, el consumo de pequeñas cantidades, puede tener efectos perjudiciales", puntualizó Saez de Arregui. "Esto no significa que todas las mamás que toman alcohol van a tener hijos con problemas", aclaró. "Depende de la suceptibilidad del bebé y de otros factores nutricionales".

A igual peso y edad, la mujer presenta mayor suceptibilidad al alcohol que el hombre porque posee menos cantidad de agua en el cuerpo y mayor grasa corporal, lo que provoca que la concentración alcohólica sea mayor. Asimismo, la actividad de la enzima deshidrogenasa alcohólica (que participa en la metabolización del alcohol para su eliminación) es menor. Esto hace que aumente la concentración en sangre.

A esto se suman las fluctuaciones en las hormonas ováricas durante el ciclo menstrual que afectan el metabolismo. De igual forma, los anticonceptivos orales y la menopausia aumentan la susceptibilidad.

Independientemente de las consecuencias que el alcohol produce en el feto, en la mujer se asocia a la hipertensión, lesiones en el aparato digestivo como cirrosis, gastritis, cáncer de piel, de mama y trastornos psiquiátricos.


Consecuencias en el bebé
Se sabe que el alcohol puede llegar a modificar la orden genética para formar células nuevas o reparar las dañadas. Además incrementa la apoptosis, que es la muerte celular programada. Si bien no existen pruebas que determinen qué cantidad de alcohol produce defectos en los nacimientos, recomiendan a las mujeres no consumir nada durante el embarazo y de ser posible, cuando la gestación es programada, no hacerlo previamente. En el caso de las que ya están embarazadas, Saez de Arregui recomienda "dejar de beber cuanto antes, o pedir ayuda cuando no lo consiguen solas".


Síndromes alcohólicos
El alcohol que consume la mujer durante el embarazo llega directamente al feto ya que la placenta no actúa como barrera. Por el contrario, este tejido sufre modificaciones que impiden cumplir con algunas de las funciones primordiales, como las de aportar nutrientes y eliminar tóxicos. Esto repercute en los procesos de formación del embrión, fundamentalmente en lo que respecta al sistema nervioso central.

En 1973 Jones describió alguno de los efectos del alcohol en el feto (síndrome alcohólico fetal, FAS). Luego se detectaron otros, como el efecto alcohólico fetal (EAF) y los trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol.

El SAF se identifica como un patrón de anormalidades físicas, funcionales y de desarrollo, tales como:

u Poco peso al nacer.

u Circunferencia pequeña de la cabeza.

u Retraso en el desarrollo.

u Rasgos faciales particulares como ojos más pequeños, mejillas aplanadas y la ranura entre la nariz y el labio superior mal desarrollada.

u Coordinación deficiente del sistema locomotor.

u Dificultad para establecer y mantener relaciones amistosas.

u Dificultades de aprendizaje y en la comprensión de conceptos.

u Problemas de comportamiento: hiperactividad, falta de concentración, retraimiento social, testarudez, impulsividad y ansiedad.


Los niños con EAF muestran los mismos síntomas, pero con menor gravedad. En tanto que los que sufren alteración del desarrollo neurológico relacionado con alcohol, una categoría de lesiones prenatales descubierta recientemente, se ven afectados sólo en cuestiones emocionales y de comportamiento, sin mostrar otro signo de retraso.
En todos los casos, es esencial el diagnóstico precoz. "Estos niños no son un problema, sino que tienen un problema", indicó la psiquiatra, quien recomendó los programas de estimulación temprana para el tratamiento de estos niños, que de no aplicarse, con los años se agravan los síntomas.

En tanto, para las mujeres, Saez de Arregui alentó a informarse sobre los tratamientos específicos para abandonar la bebida.

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