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 domingo, 06 de junio de 2004

El Canberra
¿Te acordás hermano?... de Walter Adolfo Marcolini
El ex centrofóbal es un personaje y goleador que no debutó en la primera de Central pero la rompió en Colombia, donde jugó en Quindío, Millonarios, Deportivo Cali y América

Miguel Pisano / La Capital

"El Canberra". Así lo bautizaron en Colombia, con el nombre del jet de guerra inglés. "Porque cuando picaba les sacaba cinco metros a los defensores, saltaba un metro y cabeceaba y pateaba bien. Yo no era un tipo hábil pero era efectivo y tuve un promedio de un gol por partido", se ufana el ex centrofóbal de las inferiores de Central, que no debutó en la primera canalla pero, paradójicamente, jugó en Quindío, Millonarios, Deportivo Cali y América, los principales equipos del fútbol colombiano, entre fines de los 50 y principios de los 60.

Walter Adolfo Marcolini nació el 19 de agosto del 34 en San Luis y Moreno, pero desde muy chico se fue a vivir a Salto Grande, donde su padre, Adolfo, era comisionista en tren. "En esa época nadie tenía auto", recuerda el Gringo los bravos tiempos en los que venía con el viejo hasta la estación Central Córdoba o Rosario Oeste todos los días cargados de paquetes.

-¿Dónde empezaste a jugar?

-En Provincial de Salto Grande y antes de los 16 debuté de centrofóbal en la primera en el clásico contra Unión de Totoras y me parecía tocar el cielo con las manos. Perdimos 2 a 1 pero les dimos un baile bárbaro. Me acuerdo que entré y un tipo decía que era un nene. Y después no me pusieron más porque era chiquito.

-¿Cómo llegaste a Central?

-Acá tenía un amigo, Pololo Comba, que me dijo si quería ir a practicar a Central. Me citaron por una carta y conocí a un señor dirigente, Hernán Ross, que no tenía nada que ver con la gente que anda dando vuelta en el fútbol. En la primera práctica me puso entre dos jugadores de Río Cuarto: Massei y Abella. Fuimos los únicos tres que jugamos todo el partido, hicimos como seis goles y a la semana recibimos la citación a un amistoso donde le hicimos cuatro a Argentino y hasta hice uno de chilena. En La Tribuna salió que Central compraba a Massei y Abella en 20 mil pesos cada uno. Yo sabía que podía jugar en la reserva tranquila y dulcemente, pero cerraron el libro de pases y recién me vinieron a comprar en 7.500 pesos.

-¿En Central sólo jugaste en tercera?

-Sí, yo entré con Biagioli, Palmintieri y toda la barra Morning Star y de Deportivo Pasco, pero los que venían de ahí tenían un padrino en el club y yo no tenía a nadie, era sapo de otro pozo, por eso no llegué. Central me mandó a hacer el servicio militar a Fray Luis Beltrán y mandó una carta para que me autorizaran a salir a practicar con la primera y la reserva. Yo jugaba con Rosa de 8, Massei de 9 y yo de 10, pero cometieron un error tremendo porque nos hubiéramos cansado de hacer goles.

-¿Por qué no llegaste a primera?

-Porque me echó el tesorero, Beltrán. Un día vino y me mandó a practicar con la cuarta especial. Yo le pedí que me dejara seguir practicando con la reserva y la primera para poder salir del cuartel y después iba a jugar con la cuarta especial, pero no me dejó y encima el técnico, el Colorado Fogel, no dijo nada, así que preferí dejar el fútbol. "Yo para jugar en la local no juego más al fútbol", le dije. Y no me llamaron nunca más.

-¿Y cómo llegaste a Colombia?

-En febrero fui a practicar a Newell's con José Fabrini, pero lo s que estaban eran muy malos, había muchacho que nunca habían pateado una pelota, entonces el Pepe me dijo: "Hace mucho calor y estos son muy malos. ¿La cortamos y nos vamos a bañar?". Y después le pedí a José si no tenía un lugar para ir a jugar a Colombia porque sabía que mandaba jugadores afuera. Fabrini era de primera categoría y una mejor persona. Lo fui a ver al Café Los Dos Chinos, donde estaba todo el día, y lo mandaba a mi viejo a preguntar porque yo trabajaba en la Comuna de Salto Grande, de donde me echaron por no afiliarme al Partido Peronista. Hasta que tuve que llamar a la mujer de Fabrini desde Salto Grande, donde había un solo teléfono, al que le daban manija y había que esperar. Así era la Argentina de entonces. Al tiempo se me dio y me fui a Colombia en el 57.

-¿Quindío era el equipo de los rosarinos?

-Exactamente. En Armenia estaban Chiche Lombardo, el Petiso Urruti. Quindío formaba con Asciolo (que era porteño y un amigazo); Pais y Lombardo; Vargas, Díaz y Duque (tres colombianos); Carrillo, Arroyo, Marcolini, López y Urruti. El primer partido jugamos el clásico contra Pereyra y ganamos 5 a 0, con tres goles míos, uno de Arroyo y otro de Urruti.

-¿Por qué jugaste en tantos equipos de Colombia?

-Porque cuando no me pagaban o no me cumplían me plantaba y me iba. Primero fui a Millonarios donde salimos campeones en el 59 y cuando debutamos un diario tituló: "Marcolini 2-Bangú de Brasil 0". Pero me fui porque tuve un gran problema con el técnico que me acusó de ser malo delante de todo el plantel y todos se rieron. Los jugadores de fútbol son peores que las prostitutas. No hay compañerismo porque si soy suplente hago fuerza para que el 9 juegue mal, así me ponen.

-¿Por qué te peleabas tanto?

-Porque siempre fui un rebelde. A los que arrugaban los puteaba.

-¿El mejor jugador de tu época?

-Después de un amistoso Millonarios-Real Madrid, donde jugaban Distéfano y Puskas, al día siguiente tomamos un café con el húngaro y me dijo: "Distéfano, el mejor jugador de fútbol del mundo que hubo, hay y habrá".

-¿No jugar en Central fue tu deuda?

-Sí, eso es algo que me quedó adentro. En mi época estaban Humberto Rosa, un jugadorazo, y Motura, pero yo era el que menos banca tenía, así que quedé afuera. Yo jugaba de 8, Rosa de 9 y Massei de 10 y me cansaba de hacer goles porque era imposible no hacerlos con ellos Yo lo hice en Colombia, pero si hubiera tenido la oportunidad de jugar en Central me habría cansado de hacer goles. l

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Un rebelde con causa. A Marcolini sólo le faltó jugar en la primera de Central.

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