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 viernes, 30 de abril de 2004

¿Saben estudiar los alumnos?, ¿les enseña la institución escolar a hacerlo? son algunos de los interrogantes que se abren ante los informes que hablan de los malos rendimientos de los estudiantes
Algo tan complejo como aprender y enseñar a estudiar en la escuela

Manejar libros, datos, hechos, establecer relaciones entre conceptos, investigar un tema, sacar conclusiones y hasta buscar en un índice son tareas cotidianas para cualquier escolar que sólo se adquieren en un ambiente de aprendizaje. Pero, ¿saben estudiar los alumnos?, ¿les enseña la escuela a hacerlo?

Hay informes que advierten que los alumnos "no comprenden lo que leen", que hay universitarios que no reconocen qué significa una sigla tan habitual como FMI y, por si fuera poco, pronósticos no muy alentadores para los egresados del polimodal; todo esto plantea un panorama de interrogantes sobre el papel de la escuela a la hora de preparar a sus alumnos en prácticas de estudio y en su acercamiento al conocimiento.

Algunas opiniones proponen revisar el papel de la escuela y sus docentes si se trata de evaluar qué pasa con la inquietud por conocer, otras se inclinan - como la opinión de una alumna- por asegurar que la escuela mucho no demanda (ver aparte), y están las que prefieren hablar del interés que pueda manifestar un alumno por la materia o bien por la motivación que genere el docente. Pero, en general, todas describen un costado de una situación tan compleja como es la de aprender.

Entre estas opiniones está la de Cristina Arrondo, profesora de historia del Instituto Superior del Profesorado Nº 28 Olga Cossettini, quien no duda en definir como "preocupante" la situación de sus alumnos en este nivel de la enseñanza: "No tienen hábitos de estudio, hay un bajo nivel de conocimiento general de la historia y muestran un desinterés importante por informarse".

¿Y de quién es la responsabilidad de que haya interés por la materia? Para Cristina Arrondo "la mitad es del profesor y la mitad del alumno". No se puede responsabilizar sólo a la escuela, agrega sobre esta situación. En su visión, todos tienen un poco de parte en estos resultados: el alumno, la escuela y el profesor, que por diversas razones no hacen un esfuerzo para cambiar, y "los problemas se dejan pasar año a año y se acrecientan".

¿Y qué es lo básico para aprender a estudiar? Para la profesora del IES Nº 28, cada disciplina tiene sus instrumentos. En el caso de la historia son el manejo del espacio, los mapas, el tiempo histórico y los procesos, pone como ejemplo la docente.

Arrondo muestra su preocupación por lo que define como una falta de interés en los alumnos. "Hace 30 años que doy clases y veo que en estos últimos años no hay una preocupación por superarse. No hay preguntas, no hay inquietudes", reflexiona.


La clave del éxito
"Creo que más que preguntarnos si saben estudiar los chicos de hoy, debemos preguntar si quieren estudiar, cuánto quieren estudiar, ¿experimentan alguna satisfacción por estudiar?", cuestiona la vicedirectora del Politécnico, Liliana Cattáneo, siguiendo la misma mirada sobre el interés y la motivación para estudiar.

"Cuando la cultura del estudio ha desaparecido es muy difícil lograr el desarrollo de la capacidad de estudiar", agrega a su comentario. Es que considera que "una época de facilismo nos condujo de algún modo a la situación actual".

"Poder rendir seis materias en un turno, o aprobarlas por etapas, o más simplemente sólo recuperar algunos aspectos o aún más parcialmente algunos contenidos constituyeron caminos que nos condujeron a la situación límite en la que nos encontramos", añade al respecto sobre la manera en que los alumnos se han promovido en los últimos años en el polimodal. Para Cattáneo, es urgente revertir esta situación, y considera que "sólo con el estudio pueden lograrse éxitos".

En su opinión, "la escuela es uno de los pilares (no el único) en que se debe apoyar la recuperación de la cultura del estudio. Para ello -añade- la escuela debe capacitar al alumno en el proceso de aprender a estudiar, y fundamentalmente en la revalorización del estudio como tarea inherente y propia del alumno".

Según la docente del Politécnico, el problema no pasa tanto por si saben o no estudiar los alumnos sino por la ausencia concreta de la acción de estudiar. "Los alumnos no saben estudiar, no saben interpretar textos, consignas, problemas", opina.

"La escuela -reflexiona- tiene que proponerse la tarea de evitar esos fracasos, los alumnos deben ser conscientes de la necesidad de recuperar la cultura del estudio. Para ello debemos pensar en una enseñanza de mayor calidad, un mayor nivel de exigencia y un mayor espíritu de esfuerzo y trabajo de toda la sociedad".

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