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 viernes, 30 de abril de 2004

Radiografía de la nueva generación de trabajadores a 24 horas de su día
Son jóvenes, quieren un empleo pero padecen las reglas del mercado
"No queda otra que aceptar las actuales pautas", dicen

Si quieren conseguir trabajo, saben que tienen que aceptar las reglas de juego que impone el mercado laboral actual, aunque las consideren injustas. "Mientras paguen" -dicen- trabajarían en negro, doce horas por día y con un franco por semana. No creen en un empleo para toda la vida porque los persigue la amenaza de la inestabilidad y porque están "acostumbrados a los puestos por tres o seis meses". Son jóvenes de entre 19 y 25 años que buscan trabajo para "sentirse independientes", sobre todo en lo económico. A 24 horas del Día del Trabajador, La Capital entrevistó a cinco chicos que, más allá de las diferencias, tienen un objetivo en común: conseguir laburo.

"Hoy por hoy no se puede ser muy pretencioso", admiten los dos hombres y las tres mujeres que este diario consultó como referentes del nuevo perfil de trabajadores. Para ellos, no ser pretenciosos significa tener que adaptarse a las exigencias y, sobre todo, a las pautas impuestas por el mercado laboral. "No me gustan las reglas, pero no queda otra que aceptarlas", se queja Paola Tirelli (21), técnica en periodismo deportivo y desocupada (trabaja en una radio pero ad honorem).

Paola se mostró enojada -más que el resto de los chicos- con las pautas que debe seguir para conseguir un empleo. Por eso dice que, aunque actualmente sea muy importante para su currículum, no piensa retomar los estudios de inglés. Fue la única de la mesa que dudó sobre la posibilidad de trabajar en negro, los otros cuatro aceptaron sin titubear. Sin embargo, confiesa ser consciente de que tendrá que resignar ciertos valores para ingresar en el mercado de trabajo actual.

En lo que sí coincidieron los cinco es en que "la ayuda de un conocido o amigo es muy importante a la hora de conseguir empleo". Por eso se encargan de comunicar que buscan trabajo a quienes saben que pueden dárselo. Gonzalo Francolini (25) lo vivió en carne propia. "A uno de los trabajos que tuve lo conseguí porque un familiar era el dueño del comercio", cuenta el estudiante de teatro y empleado administrativo de una fábrica de calzado.

Aunque no se los ve muy optimistas, todos sueñan con encontrar un empleo relacionado con lo que estudiaron. Pero mientras tanto, están dispuestos a trabajar en "cualquier otra cosa". Renata Allocco (19) cursa primer año de la carrera de Letras en la Facultad de Humanidades y Artes en la UNR y el año pasado trabajó un tiempo en un negocio de ropa y en un salón de fiestas. Ahora está nuevamente en la búsqueda. "Es que le agarré el gustito a ganar mi propia plata", confiesa.

Todos admiten que, por el momento, lo económico "está por encima de otras cosas", como la imposición de los padres o la realización personal. "Mi mamá me dijo que ayude un poco en casa y es lo que estoy tratando de hacer", cuenta Nadia Miranda (20), quien hizo reemplazos de moza en un bar y ahora gana "algunos pesos" vendiendo cosméticos en el barrio y a sus amigas.

Nadia sabe perfectamente cuáles son los requisitos para ingresar en el mercado laboral, por eso estudió computación e hizo un curso de capacitación en el Centro de la Juventud de la Municipalidad para aprender a buscar empleo. "Hasta para cajera te piden buen manejo de PC", subraya.


El fantasma del despido
Eso de que "un empleo es para toda la vida" no cabe en el vocabulario de la nueva generación de trabajadores, los persigue constantemente el fantasma del despido. "Ahora la gente va a su trabajo con la idea de que la pueden despedir en cualquier momento", considera Ismael Quintana (19), estudiante de ingeniería industrial en la UNR. Ismael se niega a "aceptar las reglas de juego", por eso planea abrir una ferretería ayudado por su padre.

Cuando La Capital les preguntó si estarían dispuestos a trabajar ad honorem, ellos contestaron que sí, pero siempre y cuando esté relacionado con el estudio que eligieron. ¿Y cuánto tiempo trabajarían gratis? "Que se yo, hasta que te das cuenta que te están explotando", soltó Paola.

"Mientras que paguen", dicen que trabajarían doce horas por jornada y con un solo día libre por semana. "Aunque no estemos del todo conformes, si no aceptamos determinadas pautas, hay miles de jóvenes que sí lo van a hacer y por eso se van a quedar con nuestro trabajo", se queja Gonzalo, quien agrega que "esa es la razón por la cual uno se banca ciertas injusticias".

Al término "empleo temporario" lo tienen prácticamente incorporado, aunque todos busquen uno fijo. "Hoy en día es normal que te tomen por tres o seis meses. Si servís, te renuevan el contrato y si no buscan a otro", sostiene Paola.

Ellos reconocen que el mercado laboral actual le "falta el respeto a los trabajadores, y no sólo a los jóvenes". Pero argumentan que "el miedo a no conseguir trabajo o, al que lo tiene, a perderlo" es la amenaza que los lleva a aceptar esas reglas que consideran injustas.

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La Capital entrevistó a cinco jóvenes de entre 19 y 25 años que están buscando trabajo.

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