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 viernes, 30 de abril de 2004

Lechería. El sector, que había quedado rezagado en el despegue manufacturero, espera un buen 2004
La industria láctea vuelve al camino de la inversión
Las empresas ponen en marcha proyectos de ampliación, destinados fundamentalmente a la exportación

Sandra Cicaré / La Capital

La lechería argentina arrancó 2004 con un nuevo impulso y las inversiones anunciadas por las industrias del sector parecen confirmarlo. Los empresarios se animaron a volcar sus dólares en la actividad alentados por dos razones: previsiones de un fuerte crecimiento de las exportaciones -especialmente hacia nuevos destinos- y un incipiente repunte del mercado interno, dos tendencias que se consolidan con un aumento de alrededor del 5% en la producción prevista para este año.

Los sucesivos anuncios de inversiones en el sector dieron indicios de que la cosa está cambiando para el sector lácteo. "Las empresas están ampliando básicamente su capacidad para el secado de leche y esto implica claramente exportaciones", dijo el director del Programa Nacional de Política Lechera, Juan Linari.

De todos modos, los empresarios apuestan a la recuperación del mercado interno, un nicho más que conocido, ya que hacia él destinaban casi el 90 por ciento de su producción antes de la recesión.

"Se dieron varios cambios en la demanda y por lo tanto estamos explorando nuevos mercados, aunque también estamos esperanzados en esta pequeña mejoría que está evidenciando el mercado interno", reveló un empresario de una compañía que tiene dos plantas en Santa Fe y proyecta inaugurar una nueva esta año.

Los desembolsos anunciados en los últimos meses por las compañías, la mayoría de ellas con presencia en Santa Fe, dan indicios de que la cosa marcha por ese camino.

La firma Verónica, que tiene plantas en Suardi y Totoras (Santa Fe), invirtió siete millones de dólares para construir una nueva fábrica de leche en polvo en la localidad santafesina de Lehmann. Se prevé que estará lista en junio de este año y permitirá producir 400 mil litros de leche diarios, con lo cual la producción de la firma ascenderá a 550 mil litros por día.

La totalidad de la producción de esta nueva planta se destinará a abastecer al mercado externo, especialmente países como Argelia, Medio Oriente, Asia, Brasil y Chile.

En tanto, Williner amplió su establecimiento ubicado en Bella Italia, a ocho kilómetros de Rafaela, e invirtió cuatro millones de dólares. Con esta movida, la empresa que tiene cinco plantas en Santa Fe (Arrufó, Suardi, Rafaela, Bella Italia y El Trébol) y que comercializa los productos Ilolay y De Lorenzi, apuesta a abastecer la demanda externa.

La ampliación de la planta le permitirá a la compañía ampliar la capacidad de secado en unos 600 mil litros diarios de leche, con lo que la producción total alcanzará un millón de litros.

"La inversión nos facilitará afrontar la creciente demanda de los mercados internacionales del producto, disponiendo de mayor cintura para una mejor planificación interna de procesamiento", señaló una fuente de la firma.

Otra de las que también está moviendo fichas es la láctea Molfino. En rigor, la compañía canadiense Saputo, actual propietaria de la empresa, planea invertir 5 millones de dólares para ampliar las instalaciones de la fábrica de Molfino en Rafaela y para la construcción de una planta de tratamiento de efluentes.

Fuentes del sector indicaron que la movida de Saputo apunta a aumentar su presencia en el mercado interno, especialmente ganar terreno en Buenos Aires y Capital Federal, donde las marcas Molfino y La Paulina (que se produce en la fábrica de Tio Pujio en Córdoba), aún no están entre las preferencias de los consumidores.

Nestlé también busca ganar posiciones en el mercado interno. La filial local de la multinacional anunció que destinará 50 millones de pesos para potenciar sus marcas y recuperar la demanda doméstica que se vio afectada por la crisis. También dentro de los planes de la compañía está aumentar las exportaciones, que representan el 30 por ciento del volumen total facturado.

La estrategia de recuperar posiciones no incluirá ampliación de ninguna de las siete plantas que tiene la firma en la Argentina, ubicadas en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Nestlé vendió recientemente una planta cordobesa a Innovatech.

Por otra parte, Milkaut, ubicada en la localidad santafesina de Franck logró este año refinanciar su deuda bancaria por 150 millones de pesos, y asegurar así la continuidad de la firma. Milkaut tiene cinco plantas (ubicadas en las provincias de Santa Fe, San Luis y La Rioja) y una de las industrias mejor equipadas tecnológicamente, con una producción diaria de un millón de litros de leche.

En el mismo camino está embarcada Sancor, que tiene una deuda de 170 millones de dólares con los bancos, generada en los años noventa cuando la compañía amplió la capacidad de producción de sus plantas de leche y quesos para atender el mayor ingreso de leche.

Aunque la firma achicó su pasivo a través de la emisión de 70 millones de dólares en obligaciones negociables, aún resta por refinanciar buena parte de su deuda, que planean pagar a 8 años con dos de gracia.

Con una estrategia basada fundamentalmente en ganar mercado doméstico y también potenciar sus ya abultadas exportaciones, la firma de productos lácteos Granja La Salamandra, que elabora quesos, helados y dulce de leche, se lanzó a una cruzada expansiva. Por caso, compró una planta de quesos en Catamarca, donde elaborará variedades típicas de la región noroeste.

Por otra parte, apunta a consolidar el nivel de ventas externas -que ya suman los 25 mil dólares mensuales- para llegar a los 30 mil.

Para posicionarse en el mercado doméstico, la firma que cautivó a un mercado más selecto, también decidió modificar los envases de los dulces de leche y envasar en forma industrial los quesos que antes hacían en forma artesanal.


Un cambio de tendencia
¿Qué provocó este cambio de tendencia en un sector que venía muy golpeado por la crisis, especialmente entre los años 1998 y 2002?. Ni más ni menos que un reacomodamiento a las nuevas variables de la economía argentina, aunque por cierto, un poco más lento que en el resto de los sectores.

"A diferencia del año pasado, este año estaría mostrando al sector lácteo industrial sumándose a la tendencia de crecimiento de los indicadores positivos que ya habían registrado el resto de los rubros industriales en 2003, tanto a nivel nacional como en la provincia", precisó el secretario de Industria de Santa Fe, Mauricio Caussi.

El Estimador Mensual Industrial (EMI) de marzo, que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revela que la industria láctea creció en ese mes un 16,7% respecto de marzo de 2003 y el acumulado de los tres primeros meses de este año es 15,8% positivo respecto del año pasado.

Ese impulso de la industria también se prevé para el consumo interno. "Los niveles de recuperación de la actividad económica y de reducción de la tasa de desempleo registrados en 2003, sumados a las expectativas favorables para este año, tornan previsible una revisión del ciclo de caída del consumo de lácteos iniciado a principios de 2002, aunque las tasas esperables son moderadas", explicó Juan Linari.

En 2002 el consumo per cápita fue de unos 192 litros por habitante por año, un 12% menos que en 2001 y en 2003 el consumo descendió a 180 litros.

Finalmente, la producción primaria es otro de los indicadores que aparecen con previsiones alcistas para este año, fundamentalmente por el aumento de la productividad en los tambos y no por el número de establecimientos.

Esto marca una tendencia que ya arrastra varios años pero que se percibe con mayor claridad en los últimos tiempos. Se trata de la concentración de la actividad en establecimientos más grandes y con mayor capacidad productiva, en manos de aquellos empresarios que sobrevivieron a la crisis y no desmantelaron sus tambos para reemplazarlos por la agricultura, especialmente la soja.

"A partir del último trimestre del año pasado comenzó a insinuarse una leve recuperación, que se consolidó con firmeza en el primer bimestre de 2004, período que arroja una variación interanual positiva del orden del 14% en términos de volumen total, con una fuerte recuperación a nivel de producción por tambo, superior al 22 % para el mismo período", explicó Linares.

Esta situación se explica fundamentalmente por "los buenos niveles de alimentación registrados en el último año en los rodeos lecheros, alcanzados en el marco de condiciones de rentabilidad más que aceptables en función de los precios de la materia prima vigentes desde comienzos de 2003", dijo el funcionario. El precio promedio de la leche en tranquera para 2003 es de 0,46 peso por litro.

En función de esta situación, las estimaciones oficiales prevén para este año "una recuperación de la producción nacional no menor al 5%, con lo cual el sector dejaría atrás un período de cuatro años durante los cuales la producción se redujo más del 20%".


Los indicadores
"En los últimos tres años tanto el consumo per cápita como la producción primaria y por ende la industrialización, cayeron alrededor de un 17%, lo que significó retornar a niveles comparables con los del inicio de los 90", explicó Linari.

El único indicador que salió airoso en medio de la recesión económica fue la exportación, que pegó un gran salto tras la devaluación. En 2002 se exportaron 213 mil toneladas de leche, un volumen similar al récord histórico logrado en 1999 y con un mercado altamente diversificado.

Sin embargo, esta tendencia de ventas externas se frenó abruptamente el año pasado por dos factores: por la mejora de los precios internos de algunos de los principales productos como los quesos y la caída de la producción por efecto de una baja de los valores que la industria le pagaba al productor.

Según datos oficiales, en 2003, el clima adverso en algunas de las principales cuencas lecheras (inundaciones en Santa Fe, sequía en el sur de Córdoba y oeste de Buenos Aires) provocó una nueva merma del orden del 7% en la producción nacional de leche, cuyo volumen fue de alrededor de 8.000 millones de litros.

En ese escenario, "los volúmenes exportados cayeron un 20 por ciento el año pasado", dijo Linares, el equivalente al 15% de la producción argentina.

Ahora, "en función del aumento de la producción esperada para 2004 se prevé un crecimiento de las exportaciones que podrían alcanzar o superar las 200 mil toneladas", agregó el funcionario.


Menos tambos, más productivos
Si bien la situación del productor mejoró sustancialmente en 2003, en el corto plazo "resulta improbable que el crecimiento de la producción provenga del aumento del rodeo lechero nacional, sino que será más bien el resultado del aprovechamiento de las mejoras potenciales en aspectos del manejo (en especial en el rubro alimentación), en cuestiones sanitario-reproductivas y en el progreso genético", dice un informe elaborado por el programa nacional de política lechera.

Esto demuestra que el pase de tambo a soja, un fenómeno que se agudizó en los últimos años, no tiene retorno. En rigor, sólo quedan en la actividad quienes no cerraron sus tambos para sembrar la oleaginosa, sino que resignaron parte de su superficie.

"En todos los países del mundo el cierre de tambos aparece como una tendencia natural, pero en la Argentina esto se dio por efecto de la crisis", dijo Linares.

Los datos de las industrias indican que el promedio de productividad por tambo mejoró. El último informe de coyuntura del sector elaborado por la Secretaría de Agricultura (Sagpya), indica que en enero pasado las industrias recibieron un promedio cercano a los 13,6 millones de litros diarios provenientes de 6.565 remitentes, mientras que un año antes captaban una media de 12,4 millones de litros diarios aportados por 7.110 tambos.

Desde la Secretaría de Industria provincial aseguran que "hubo un aumento en el tamaño promedio de los establecimientos", pero no se arriesgan a denominarlo concentración de la actividad.

De todos modos, los representantes de la producción alertan sobre esta situación. Al respecto, el presidente de la Federación de Centros Tamberos (Fecet) e integrante de la mesa provincial de lechería de Santa Fe, advirtió que en la zona sur de la provincia, el 50 por ciento de las tierras que producen leche lo hacen sobre campos arrendados.

"Con la competencia que tenemos con la soja, va a ser imposible sostener las producciones lecheras. Es más, los pequeños y medianos productores no sólo los lecheros sino sojeros o ganaderos, están desapareciendo porque no pueden competir contra productores más grandes o contra grupos económicos".

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