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 domingo, 11 de abril de 2004

Un día a puro verde en Campana
Caminata por los senderos de la Reserva Otamendi, a dos horas y media de Rosario

Si la intención es vivir un día al aire libre, en contacto con la naturaleza y lejos de la rutina cotidiana, una buena alternativa es planificar una visita a la Reserva Natural Otamendi, ubicada a dos horas y media de Rosario, en el partido bonaerense de Campana, a orillas del río Paraná de las Palmas, a la altura de la localidad de Ingeniero Rómulo Otamendi.

La reserva, ubicada a 68 kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires, fue creada en 1990 y abarca una superficie aproximada de 2.600 hectáreas. Los visitantes disponen de estacionamiento vehicular, un área de picnic, servicio de sanitarios y una oficina de informes.

El acceso es gratuito, no se puede ingresar con animales domésticos y si la intención es pasar el día hay que llevarse las provisiones. Los guardafaunas recomiendan no olvidarse el repelente de insectos.

El predio conserva restos de antiguas poblaciones prehispánicas de grupos de cazadores y pescadores que ubicaban sus asentamientos temporarios en túmulos (elevaciones naturales con aportes artificiales) de las zonas bajas del área, donde eran comunes los anegamientos. El uso económico del ambiente estaba ligado a los recursos acuáticos, prueba de ello es el instrumental recurrente de arpones y puntas confeccionadas en hueso.

Los restos de fauna hallados (río Luján I y II) señalan el aprovechamiento intensivo de un pez, el armado, y de un mamífero roedor, el coipo o nutria. Se estima que estos asentamientos poblacionales se produjeron entre el 1000 a.C. y el 1500 d.C. En la zona alta de la reserva, sobre la barranca, se encuentran restos de un asentamiento histórico de los finales del período colonial.


Juncos y totoras
En la reserva se encuentran ambientes naturales diferenciados. Junto al río se presenta un monte ribereño con árboles de mediano porte, como ceibos y sauces criollos. En los terrenos inundables vecinos al río la vegetación dominante es el pajonal, formado por manchones de hierbas de gran tamaño: juncos, totoras, pajas bravas y espadañas. En los espejos de aguas abiertas crecen las plantas sumergidas y flotantes, como los repollitos de agua. Mientras que sobre el valle del río Luján se encuentran pastizales salobres de pelo de chancho con matas de hunquillos. Y sobre la antigua barranca del Paraná, los bosques de tala.

Siguiendo hacia el oeste, por encima de la barranca, se resguarda una pequeña muestra del pastizal típico de la "pampa ondulada", que se caracteriza por presentar una cubierta herbácea con predominio de gramíneas y algunos arbustos bajos.


Rana criolla
Las aves típicas de los bosques del monte ribereño son el boyero negro, que hace un nido colgante con fibras vegetales; la "choca" corona rojiza y la "pava" de monte. El pajonal brinda refugio a la fauna mayor de la reserva, como por ejemplo el carpincho y el ciervo de los pantanos. Entre las numerosas especies de anfibios se encuentra la rana criolla.

En los espejos de aguas abiertas, donde abundan las plantas sumergidas y flotantes, viven peces como la tararira y el sábalo, y aves acuáticas como gallaretas, patos y cisnes.

En tanto, en los bosques de tala, sobre la antigua barranca del Paraná, habitan la comadreja overa y aves como el chinchero chico y la tacuarita azul, pájaro que recorre con movimientos acrobáticos el follaje del talar.

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La entrada a la reserva es gratuita.

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