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 sábado, 03 de abril de 2004

Visitas didácticas. Los paseos por la ciudad significan otra manera de abordar los aprendizajes. Las guías aconsejan adecuar los recorridos al trabajo del aula
Rosario se muestra a las escuelas
Solamente el Monumento a la Bandera recibió el año pasado unos 40 mil alumnos. Llegan de toda Santa Fe y de provincias limítrofes

Casi 40 mil alumnos visitaron el año pasado el Monumento a la Bandera y unos cinco mil ya participaron -en menos de 15 días- de los festejos que organizó el teatro El Círculo para las escuelas con motivo de su centenario. Las cifras son contundentes: indican cómo los paseos son también una forma de aprender.

Y Rosario tiene mucho para mostrar: museos, parques y espacios diseñados para el juego creativo, entre algunas de las alternativas. En su mayoría son sitios de visita gratuita, con una hora de duración (salvo los espacios abiertos que se prestan para tiempos más prolongados), y allí donde debe pagarse el precio suele ser razonable. De hecho, al ser consultados qué cabida tienen las escuelas más carenciadas, los responsables de otorgar los turnos a los contingentes aseguran que "siempre se llega a un acuerdo para que todos puedan venir".

En realidad, el mayor obstáculo suele estar en organizar la salida de los alumnos, por el cuidado que representa para los docentes y los costos del transporte. Pero, cuando se logran sortear, "todos disfrutan del paseo", según coinciden las especialistas que ofician de guías en los recorridos.

Según señalan estas guías, los paseos se aprovechan más cuando responden a un proyecto de trabajo, a un tema de estudio o a los objetivos de una materia. Es entonces "cuando las preguntas surgen una tras otra y los chicos se enganchan", afirman también las coordinadoras. Para eso, por lo general, se acuerda con la escuela previamente qué desean conocer, qué están enseñando, para armar así un discurso no homogéneo. En muchos casos se le ofrece completar guías didácticas luego del paseo o bien participar de talleres temáticos.

Las sugerencias de quienes tienen años de oficio en recibir a alumnos coinciden en señalar que mucho importa el trabajo del maestro: cómo llegó al lugar elegido con los alumnos y cómo lo aprovechará luego en el aula. "Lo ideal es que visitar un museo o una muestra no sea tomado como una simple salida, porque se organiza desde la escuela. Eso debe sentirse como diferente", afirman.


Todas las edades
Un dato que sobresale en varios de los sitios consultados sobre cómo organizan las visitas para los escolares, es que la mayoría cuenta con atención para todas las edades pero además para chicos con necesidades educativas especiales. Es más, algunos sitios cuentan con visitas especialmente diseñadas para no videntes o hipoacúsicos. Todos lo valoran como un logro social y educativo.

Si hay un clásico en los recorridos escolares ese es el Monumento Nacional a la Bandera. Según relata una de las coordinadoras de las visitas guiadas, María Teresa Vives, a los docentes les ofrecen folletos y materiales con actividades. Los chicos conocen el Monumento, la Sala de las Banderas y el Mirador (en este caso hay que pagar para ascender). "Junio es el mes en que asisten más escuelas", comenta María Teresa, aunque reconoce que todo el año reciben alumnos de Santa Fe y de las provincias limítrofes. Y destaca que el año pasado el puente Rosario-Victoria abrió más posibilidades para los chicos entrerrianos.

Otro sitio tradicional de vista es el Acuario. El recorrido no es gratuito y ofrece la posibilidad de conocer especies ictícolas del río Paraná. Pero quizás los espacios que se han convertido en la novedad de los últimos tiempos para las escuelas son la Granja de la Infancia, el Jardín de los Niños y la Isla de los Inventos.

Los tres se caracterizan por conjugar juego e ingenio, donde la invitación es para compartir más de una hora de aprendizajes. Es por eso que los turnos se piden con mucha anticipación. La Isla de los Inventos es la más nueva de estas opciones. Se presenta como una propuesta para investigar y explorar a través de las ciencias, las artes y la tecnología. Lo bueno es que recibe alumnos desde el nivel inicial hasta el polimodal con actividades acordes a las edades.

El Complejo Astronómico Municipal es otra de las alternativas elegidas por los colegios. No sólo se asiste a charlas con profesionales en las ciencias astronómicas sobre el universo y sus secretos, sino también al Museo Experimental de Ciencias y el Observatorio.


Con los libros
Desde hace largo tiempo, las bibliotecas comenzaron a diseñar recorridos especiales para las escuelas. Las mueven objetivos básicos: mostrar su patrimonio y enseñar a consultarlo, además de incentivar la lectura. Por eso, las guías encargadas de las visitas afirman que "los chicos se enganchan cuando aprenden a pedir un libro, completando la ficha correspondiente, pero más cuando el docente los ha estimulado a investigar sobre un tema y descubren que en la biblioteca encuentran el material necesario".

Es habitual que en estos recorridos se organicen también talleres o lecturas de cuentos. Además de la Estrada, de zona oeste, y la Pedagógica, de zona sur, la Argentina es la que concentra la mayor atención de las escuelas.

Para bien, los museos han ido cambiando su fisonomía y se han abierto como espacios donde el conocimiento puede ser un bien apropiable. De hecho, ya no resulta "una visita aburrida" para los chicos. El secreto está en hacer participar a los visitantes sobre todo lo que conservan. Amelia Sánchez de Vinacua guía las visitas por el Museo Firma y Odilo Estévez, por donde el año anterior pasaron cuatro mil alumnos. "Cuando pensamos las visitas aspiramos a que conozcan el museo, no que las escuelas vengan sólo de paseo", dice para explicar por qué se dan un tiempo de charla con los docentes y orientan el recorrido según los grupos.

A este museo se suman el Histórico Julio Marc (actualmente cerrado por refacciones), el de Bellas Artes Juan B. Castagnino, el de la Memoria (ver aparte) y otros tantos más pequeños pero con similar valor de aprendizaje para los colegios. También desde siempre La Capital ha recibido a contingentes de alumnos. Desde 1992, cuando se implementó el programa "El diario en el aula", las visitas se organizan para los colegios que trabajan o diseñan proyectos de lectura con la prensa. El recorrido invita a conocer cómo se hace un diario.

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Más de cinco mil escolares visitaron El Círculo.

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