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 jueves, 01 de abril de 2004

En un locutorio de La Paz y Entre Ríos
La dueña de un local desarmó a un ladrón y lo hizo detener
El asaltante, de 17 años, tenía un arma robada a un policía. Había quince clientes

"Fue algo que hice sin pensar y todo pudo terminar en una locura. Doy gracias a Dios que no pasó nada porque el arma tenía siete proyectiles". Yanina tiene 29 años y es propietaria del locutorio y cibercafé de La Paz y Entre Ríos. Antenoche, un joven delincuente la encañonó con una poderosa 9 milímetros cuando el local estaba lleno de clientes, pero la muchacha se resistió y, junto a un compañero, puso fuera de combate al intruso para entregarlo a la policía. El ladrón resultó ser un menor de 17 años que portaba un arma sustraída a un policía recientemente.

El difícil trance de la noche anterior no le impidió a Yanina cumplir con su trabajo como todos los días. En el local ubicado frente a la Escuela Normal Nº3, en una hora pico de atención al público, esta muchacha de ojos claros y de aspecto frágil y delicado narró la odisea que vivió no sin antes aclarar que fue un momento de mucha tensión.

Todo ocurrió poco antes de las 21 de antenoche. En el locutorio había quince clientes. Estaba colmado tanto en las cabinas de teléfono como en las computadoras de internet. Sin intentar ningún ardid como para despistar, un muchacho joven llegó al lugar directamente con una pistola 9 milímetros desenfundada. Yanina hablaba por teléfono con su hermana y, al ver la escena, alcanzó a pedirle que llamara al 101. "Dame la plata", le ordenó a Yanina mientras encañonaba primero a Gustavo, un muchacho que trabaja como vigilador.

Yanina contó que el delincuente intentó llevarse a Gustavo hacia una dependencia trasera del negocio, pero no pudo porque la puerta estaba cerrada con llave. A todo esto nadie dentro del negocio, a excepción de la encargada y Gustavo, se había percatado de lo que sucedía. Los clientes permanecían concentrados en lo suyo. Así, el ladrón fue directamente hacia Yanina y la intimó para que le diera el dinero.

"Le di algo, pero no todo lo que tenía. Pero se ve que le pareció poco y entonces pasó por un costado del mostrador y me apuntó de frente para abrir la caja. Entonces vio que, además de plata, había un montón de tarjetas de transporte y eso parece que lo puso más nervioso", recordó Yanina. Hasta que en un momento el ladrón hizo ruido con algo y los clientes cayeron en la cuenta de lo que pasaba.

Esa situación hizo que la tensión subiera. El maleante se distrajo un segundo y dejó de apuntar a Yanina para observar a las otras personas que comenzaban a entrar en pánico. "Lo agarré del brazo que tenía el arma y lo abracé por detrás. Al ver esto, Gustavo avanzó hacia nosotros para ayudarme y ahí se armó un revuelo bárbaro porque nos fuimos contra unas vitrinas de vidrio. Terminamos los tres por el piso", narró Yanina.

A partir de ese momento todos los clientes se desbandaron y abandonaron el local en busca de un lugar seguro, mientras Yanina, Gustavo y el delincuente forcejeaban en el piso. "No le podíamos sacar el revólver. El ladrón quedó boca abajo, pero siempre sosteniendo el arma. Arriba de él quedé yo y arriba mío quedó Gustavo", agregó Yanina. Mientras eso sucedía, en la vereda quedaron los clientes que observaban la escena como si fueran espectadores de una serie de televisión.

A todo esto acertó a pasar por el lugar un vecino que es policía. En ese momento, estaba franco de servicio y, al encontrarse con ese cuadro, decidió intervenir y retener al delincuente. Enseguida llegaron varios móviles del Comando Radioeléctrico. A modo de resumen, Yanina remarcó: "Todo fue muy rápido y uno reacciona sin pensar. También podría haber sido una locura".

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"Lo hice sin pensar y pudo ser una locura", dijo.

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