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 jueves, 01 de abril de 2004

El cineasta habla de "La puta y la ballena", que llega a las salas rosarinas
Luis Puenzo: "Me gusta el cine que cuenta y que consigue construir una realidad"
El director de "La historia oficial" dijo que le interesó cruzar drama y melodrama para narrar su película

"La puta y la ballena", la nueva película de Luis Puenzo, se estrena hoy en Rosario. Protagonizada por Aitana Sánchez Gijón, Leonardo Sbaraglia, Mercé Llorèns y Miguel Angel Sola, cuenta la historia de una escritora española que escapando de una cruel enfermedad llega a la Argentina tras los pasos de un fotógrafo criollo que murió en la Guerra Civil Española peleando por los republicanos.

Una serie de casualidades la pone en la pista del fotógrafo y la lleva a la Patagonia, donde Vera, la escritora interpretada por Sánchez Gijón, empieza a descubrir que hay más de una historia ligada a la muerte del reportero. Entre ellas, el amor de una corista española que se prostituye en el sur argentino, una ballena que queda varada dos veces en el mismo sitio, y un bandoneonista ciego que regentea un prostíbulo. Además del gran secreto del fotógrafo, un papel que interpretó Leonardo Sbaraglia, quien con este rol volvió a filmar en la Argentina.

-En "La puta y la ballena" parece haber muchas películas en una

-¿A eso lo viste bien o lo viste mal?

-Lo vi interesante.

-Cuando lo empecé a escribir me pregunté como funcionaría. La clave sobre lo que estaba haciendo me la dio uno de mis hijos que me dijo que le parecía interesante cómo estaba cruzando drama y melodrama en la historia. Ahí fue consciente de lo que estaba haciendo. Aunque más que cruzar historias lo que estoy cruzando son dos formas de relato. El presente está tratado como drama y el pasado, como melodrama. El pasado es un poco el sótano del presente. Vera persigue esa historia casi como si fuese su sueño. Me pareció justo darle tono de melodrama, en todo, desde la puesta en escena al movimiento de cámara.

-¿Es la primera vez que usás el melodrama?

-No, lo usé en "Gringo viejo", porque es muy pertinente para una película mexicana. El drama queda para el presente y Aitana trabaja desde el drama, que desemboca en tragedia. Si mirás mis películas quizás tengas la impresión de que toda la parte de Vera se parece a "La historia oficial" y toda la parte del pasado se parece a "Gringo viejo". Esa fue la clave desde la cual trabajé, y aunque puedan pensarse como dos historias, para mí es una sola.

-¿Sentís que es una película borgeana, en el sentido de que hay un personaje que lee su vida en la vida de otros?

-Claro y a la vez apropiándose de una historia que quizá ocurrió así, pero quizá no, porque cuando a uno le cuentan algo puede enterarse de los hechos pero no sabe exactamente de qué forma sucedió, en qué tono, por ejemplo, fue dicha una palabra. En algún momento ya no sabemos si es la historia que ocurrió o la que Vera escribe.

-A la vez hay muchos temas.

-Sí, hay un cruce de muchísimos temas. Uno de ellos es el trabajo del escritor y del director de cine, de cómo construís una historia. Esto tiene que ver con de qué forma el personaje de la escritora se va apropiando de una historia que no sabe si realmente ocurrió de esa manera. Mi idea de la película era pensar que Vera había escrito su novela y que yo la estaba filmando. De alguna manera, este tema se relaciona con el cine que a mí me gusta hacer: un cine que construye una realidad, no sólo que la cuenta. Hay un cine más naturalista que se ocupa de registrar más la realidad, desde la ilusión de respetar su objeto.

-¿El título de la película quiere dar cuenta de esa realidad cinematográfica al poner juntos dos elementos muy distintos como una puta y una ballena?

-Sí, claro. Además es como el título de un cuento. La diferencia de la que te hablaba antes es la básica, es Meliés y Lumiére. El que se fascina con registrar la salida de los obreros de una fábrica, con el hecho, y el que construye una realidad. Esa diferencia recorre todo el cine y muchos se pasan de un lado a otro, como Fellini que empezó en el neorrealismo y terminó del otro lado.

-¿El tema de la Guerra Civil Española en la película es más un destino sentimental del personaje de Sbaraglia que una cuestión ideológica?

-No todos los que están en una guerra son tipos ideológicamente puros. A mí la Guerra Civil Española me importa muy particularmente porque es uno de los momentos del fin de la ilusión, donde se le dio el golpe de muerte al anarquismo. Es un punto de bisagra, aunque la película no es sobre la guerra. Hago terminar al personaje de Sbaraglia en España porque quería mostrar el cambio que vivía, pasando de ser un canalla a un combatiente por la libertad y las ilusiones.

-¿Cómo se relacionan el guionista y el director que hay en vos?

-Creo mucho en el guión pero una vez terminado, privilegio las decisiones del director y hasta me suelo preguntar quién fue el imbécil que escribió este guión (risas). Siempre me guio por lo que va suceder, por el actor que encarna al personaje, porque, para mí, el personaje cambia de acuerdo a quien lo interpreta.

F.T.

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El realizador volvió al ruedo.

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